XXX El gran día.

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-       Extrañaba abrazarte –susurró.

-       Yo igual…tus abrazos son únicos.

-       Sé que cometí una tontería, Cris –dijo con cierta depresión.

-       ¿Tontería? ¡Estupidez! –contesté entre risas.

-       Una estupidez –rió conmigo-, lo sé. Quisiera que me creyeras.

-       Demuéstramelo –respondí en un murmuro y con una esperanza.

Me apartó de ella sorprendida y con una sonrisa me dijo:

-       Lo haré, mi amor.

Sonreí al volver escucharla decirme mi amor y de inmediato la abracé nuevamente, no quise soltarla ni por un segundo, había sido un buen tiempo el cual no la sentí conmigo y no podía desaprovechar aquel día. Sin embargo, hubo algo que interrumpió por un tris el que aprovechara el momento, y fue el frio, por un instante traté de disimular que no sentía el tan helado clima pero luego no pude más y empecé a temblar haciendo que Zara lo sintiera.

-       ¿Quieres que te lleve a tu casa? –preguntó ya que ninguna hubo llevado abrigo.

-       Mm… -no supe que responder, no quise ir a mi casa ya que las empleadas seguían ahí.

-       ¿Qué pasa?

-       No… no quiero ir a mi casa –susurré.

Volvió a sonreír tiernamente, besó mi frente y cogió mi mano para luego dirigirnos al paradero más cercano y así tomar un taxi, le dio una dirección la cual no escuché ni le tome importancia, solo estuve feliz porque me encontré recostada en su cálido y acogedor pecho durante todo el camino. Cuando llegamos me di cuenta que mi comunicación con Zara era de lo mejor y me entusiasmo demasiado, ella sabía a donde quería ir, un lugar donde nadie nos conocía ni podría criticarnos y mucho menos molestarnos, un discreto hotel para personas homosexuales, la abracé con fervor y con nervios-siempre habría ese sentimiento mientras estuviera a su lado-, así nos encaminamos dentro de éste.

Quise sentir a Zara más cerca de lo que estábamos, quise ser una con ella como lo éramos tiempo atrás de la discusión, quise olvidarme de todo y todos y solo concentrarme en ese momento y por supuesto, en ella.

Cada paso que dimos nos acercaban más a nuestra meta, y cogidas de las manos nos lanzábamos pequeñas miradas picaras y seductoras. El camino pareció largo, tanto así que desesperaba por llegar y cuando por fin llegamos… Un ambiente amoroso, romántico, elegante y cálido era lo que nos esperaba; Una habitación matrimonial al estilo minimalista pintada de un tono arena, decorado con pequeñas mesitas  de noche de madera a cada lado de la cama en las cuales llevaban encima una lámpara en cada una, la cama amplia con cabecera acompañada de muchas almohadas, en el centro del cuarto para que ambas estuviéramos cómodas y tuviéramos espacio para movernos libremente por la habitación; aunque no fue lo que hicimos realmente, las sábanas que combinaban perfectamente con el cuarto, una silla de madera junto a la televisión que se encontraba en una de las esquinas del cuarto teniendo al lado un sofá que…no desaprovechamos,  el espejo de cuerpo entero, y por supuesto el baño, lo que me encantó de éste fue la tina ya preparada con pétalos de rosas y rodeadas de velas que en el principio no encendimos.

  Entré primero yo admirándome de la hermosura y elegancia de la habitación que sería por un momento nuestro nido de amor, enseguida y sin percatarme sentí sus brazos rodearme, un abrazo que puede ponerte de cero a cien en un segundo, uno de sus manos se detuvo en mi pecho y el otro en mi cintura, acercándome a ella mientras sus manos arrugaban la ropa que llevaba puesta, su nariz buscó mi cuello para acariciarlo levemente y pude sentir su cálido aliento cerca de mí. En ese momento solo hubieron dos opciones: detenerme y encontrar una excusa para demostrarle que yo no quería eso, o, seguir el camino del placer y el amor. Giré hacia Zara para verla, sus ojos se clavaron en los míos al instante, como la primera vez que estuvimos juntas, llena de lujurio y a la vez dulzura, tan penetrantes que me causaban excitación, me hizo acelerar el corazón a un impresionante nivel, puse mis manos en sus mejillas sintiéndola cálida y acogedora para luego responderle con un apasionado beso a una pregunta que nunca dijo en palabras.

Enamorada de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora