IX Sólo me deje llevar...

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¿Y Zara?– Pregunté mirando a los lados sin recibir respuestas.


La llamé al celular  pero no contestaba por lo que decidí  ir  a buscarla.


- Ya vengo – les dije a todos mientras me levantaba. 

Me preguntaron a donde iba, pero no les tomé importancia como para responderles. De todos modos se olvidarían de mi fuga por el trago.

Después de apartarme de mis amigas a la búsqueda de Zara, vi a lo lejos una figura que caminaba a unos metros. Era ella. Corrí para alcanzarla y al llegar me puse a su delante.

- ¿Porque te fuiste?- pregunté agitada.
- Si me quedaba iba a seguir tomando –dio como respuesta, seria, tratando de esbozar una sonrisa.
- Ah…, disculpa por el… - Bajé la mirada, apenada y avergonzada.
- ¿Beso? –dijo Zara sonriendo, esa sonrisa no tenía nada de falso al contrario...  fue verdadera y hermosa.
- Sí… por el beso…
- No te preocupes, todo fue parte del juego ¿no? – dio un paso hacia adelante para acercarse más a mí y me miró a los ojos.
- Sí…– mis mejillas estuvieron coloradas por tenerla tan cerca. 
- Vamos para allá– señaló un lugar rodeado de rocas.
- Está bien –respondí sin hacerme preguntas.


Llegamos al lugar y ambas nos recostamos en las rocas lisas para mirar el tranquilo mar.
- ¿Te gustó el beso…– musitó– el de Marco? – y puso si mirada en mí.
- Eh… la verdad no…
- Ya veo…- añadió en susurro y se paró frente a mí…, nuestras miradas estuvieron entrelazadas durante unos segundos– Cristal… yo…


Y antes de que terminara de hablar puse mis labios en los suyos sellándolos con un beso. No sé por qué lo hice, sólo… sucedió. Me deje llevar…Creí en ese momento, que Zara sentía lo mismo que yo, creí muchas cosas. Otro beso con ella, pero esta vez duró más, fue aún más excitante que el anterior. Ambas estábamos ardiendo en nuestro interior, podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío, sus besos que recorrían mi cuello, llegaban hasta mis labios y los mordían a su gusto. Me acorraló en una roca fría, enorme, que felizmente era la más lisa de todas. Nuestros labios juguetones gozaron el momento, no sólo ellos, su lengua buscaba la mía y jugaban a atraparse. Sus manos en mi cintura me acercaban cada vez más a su cuerpo, a pesar de que ya no hubo forma porque estuvimos muy cerca, pegadas la una a la otra. Sus manos tuvieron muchas veces la intensión y el deseo-creí- de recorrer ciertas partes de mi cuerpo que al parecer ella consideraba “no tocables”. Pero a mi cuello, lo mordió, lo besó y  lo lamió a su gusto. ¡Fue espectacular!, sentir su cuerpo junto al mío, sus labios, su aroma. Yo aún llevaba el traje de baño y ella el suyo, por lo cual sentir su piel me puso los pelos de punta.

No fue un sueño, fue real y me gustó, no supe si por los tragos pero… me gustó.
Momento después, fuimos a reunirnos con los demás, tomadas de la mano  y posteriormente como siempre, Zara me acompañó a  casa, comentamos que el día fue encantador pero no mencionamos los besos, la embarque en el taxi ya que no accedió a que nuevamente mi chofer la llevará. Minutos después subí a mi cuarto con una gran sonrisa, me acosté en mi cama y estuve recordando sus besos toda la noche, recordando cómo me sentí, como la sentí, su cuerpo pegado al mío y de esa manera me fui al mundo de los sueños…

Enamorada de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora