XXVIII Entonces, esto ya acabó

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Después de haber preparado todo para dormir, prendí el televisor y lo dejé en una película, luego me acosté junto  a Sam en la cama. Si soy sincera, me arrepentí un poco, pero no cambié de decisión. Ahí estábamos, Sam y yo por primera vez en mi cama, ella a mi lado, yo al suyo, solas, en la afortunadamente, cama enorme. Me sentí un poco incómoda ya que tenía una especie de atracción, no supe cual en ese momento, pero en ciertos momentos   ocurría el querer besarla, así que el tenerla a mi lado y tan cerca me hizo sentir rara. Pero, en ese instante no se me pasó por la cabeza el querer besarla o abrazarla, estar con Sam, tener compañía en mi cama, me recordó a los días que pasé con Zara. Eran inevitables esos recuerdos, venían a mí y me traían tristeza pero también alegría porque aparte del momento malo, todo fue hermoso a su lado. Moví la cabeza para ambos lados tratando de despejar, olvidar todo eso,  concentrarme en la película, y lo logré.

-       Estuvo bueno ¿verdad? –dijo Sam al terminar la película.

-       Sí, fue muy graciosa.

-       Sí, ya me di cuenta que ríes con las película de terror.

-       Bueno… ¿qué puedo decirte? –contesté sonriendo.

-       ¿Mañana tienes que ir a clases? –preguntó cambiando de tema.

-       Sí, ¿por qué?

-       Entonces tienes que dormir temprano.

Lo pensé un poco, y sí, ella tenía razón, era tarde y a pesar de que yo no tuve sueño debía descansar para el siguiente día levantarme temprano para ir  estudiar, así que le dije que sería mejor hacerlo y nos echamos para dormir. Las dos estuvimos de espaldas, mirando para direcciones distintas, en silencio, solo se escucharon nuestra respiración, no supe que debía hacer después de todo íbamos a dormir, pero se respiraba un ambiente incómodo, o tal vez, era solo yo.

-       Eres linda, Cristal –dijo Sam.

-       ¿Ah? –contesté casi en susurro con las mejillas ruborizadas.

-       Sí, lo eres y muy especial.

-       ¿Piensas eso de mí de verdad?

-       Sí, pequeña. Deberías de olvidarte de Zara y seguir tu camino.

Al terminar de hablar Sam, ambas giramos a vernos como si hubiéramos coordinado el momento adecuado para realizarlo.

-       Eso trato, Sam, pero ella está en todos los lugares.

-       ¿Te está siguiendo? –preguntó ella sorprendida.

-       No, exactamente, pero cada paso que doy… me recuerda a ella.

-       Solo te harás daño –añadió ella, acariciando mi rostro con una de sus manos.

-       Lo sé, pero…-suspiré sin poder terminar lo que quise decir.

No supe que más decirle, sospeche que ella ya lo sabía todo. Lo que Sam dijo era muy cierto ya que debía olvidar a Zara pero, por más que trataba no lo lograba. En ese instante no pude evitar las ganas de besarla, observé sus labios pensando en los de Zara y a la vez en los de suyos y conteniendo mis ganas de juntar los suyos con los míos. Había algo que me llamaba hacia ella y solo me dejé llevar… Nuestra conversación terminó en un beso, un dulce y profundo beso. Fue distinto a los besos de Zara, obvio, los labios de Sam eran un poco más gruesos que los de mi amada, sus besos eran lentos y delicados, sentía puro romance junto a ella, no deseo, solo romanticismo.

No duró mucho, de hecho debo decir que fue muy rápido, después de aquel momento en que nuestros labios se unieron ella e abrazó y de esa manera acabó la noche; durmiendo muy cerca, abrazadas y por el momento, contentas. Pensé, mientras me encontraba en sus brazos, que quizá ella tenía razón; debía dejar a Zara atrás y olvidar mi sentimiento por ella, con ese pensamiento me quede cerré mis ojos con los ojos pesados para así quedarme dormida.

Enamorada de una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora