Capítulo VIII

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Se encontraba sentada en el mullido sofá blanco de Amèlie, no estaba muy consciente de cómo había llegado ahí, supuso que fue Addian quien la cargó, al quedarse con la mirada perdida después de su respuesta

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Se encontraba sentada en el mullido sofá blanco de Amèlie, no estaba muy consciente de cómo había llegado ahí, supuso que fue Addian quien la cargó, al quedarse con la mirada perdida después de su respuesta. Se ha ido.
Se fue. Se había ido, pero a dónde?

- Lía, debes calmarte. Estás temblando. - miró sus manos dándose cuenta de la veracidad de las palabras de sus amigos. Débora se encontraba a su lado, dando suaves caricias a su largo cabello.

Lía dio una larga respiración y miró a Addian.

- ¿A dónde se fue?- Addian, mostrando una mirada bastante seria le respondió.

- No lo sé. -

- Mientes. - le dijo Lía, su tono de voz sumamente calmado, amortiguado por el nudo en su garganta.

- Lía, Rook no dijo nada. Sólo que tenía algunas cosas para resolver. - interrumpió Amèlie. Lía no le dirigió ni una mirada.

- ¿Dónde está?- le preguntó nuevamente. Addian lanzó una maldición baja.

- Tienes que mantenerte alejada de esto. Eso ya te lo dejó claro. - le dijo duramente. Lía frunció el ceño y se puso de pie.

- No seas hipócrita.- escupió las palabras duramente.- No actúes como si no harías lo mismo por Amèlie o tú por él. - dijo ésta vez dándole una mirada dura a su amiga. Ambos se miraron, Addian dirigió su mirada a Lía, sabía que tenía razón, sin embargo, su seguridad era primero - Él necesita ayuda. Sea lo que sea que está pasando. - se acercó a Addian y lo miró a los ojos con lágrimas sin derramar.

- Por favor, dime dónde está. - Addian miró los ojos de Lía para luego dirigirla hacia Amèlie. Viendo el reflejo de su novia en Lía, él nunca la arriesgaría de esa manera y sabía que Rook tampoco.

-No.

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Entró al callejón oscuro, edificios aparentemente abandonados, cuando la verdad era que los habitantes de allí tenían demasiado miedo como para salir a estas horas.

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