Johnny "Rook" Cappelletty, el famoso baterista de uno de los mejores raperos del mundo. Talentoso, bromista, celoso, inseguro y todo un rompe corazones.
Lía Lemore, estudiante universitaria de penúltimo año, una niña buena por todas las de la ley, q...
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Había aterrizado en Francia sin contratiempos, cada estudiante debía llegar por su cuenta, sin embargo Lía había decidido viajar con su entusiasta compañera de clases Debby, que en ese momento se quejaba por no haber traído suficiente equipaje, Lía de inmediato recordó a Diana y una sonrisa triste surcó sus labios.
— Vamos, tenemos que llegar a la casa antes de que anochezca. — le dijo a Debby, ésta espabiló e inmediatamente corrió por la ascera del aeropuerto buscando un taxi.
Los siguientes minutos se la pasaron esperando a que el hombre metiera las tres maletas de Debby y las dos de Lía, quien había decidido que, lo que no cupiera allí, simplemente sobraba.
Entraron al taxi soltando ciertos suspiros al encontrarse con un abrigador clima en comparación con el exterior que era gélido.
—Là où je porte, mesdames?—
—Rue du Paradis, maison 238. S'il vous plaît.— respondió Lía con un perfecto francés. Debby a su lado golpeó su hombro en broma felicitandola haciéndola sonreír. Las clases pagadas por sus padres desde los cinco años al fin estaban brindando frutos.
Llegaron a la casa, propiedad de los señores Lemore, sin duda la beca había sido mérito de ella y sólo de ella, aunque sus padres no estuvieran en total de acuerdo con las decisiones de su hija, nunca la dejarían abandonada, así que la casa fue un regalo de cumpleaños adelantado, aún cuando la beca incluía toda clase de hospedaje, los padres de Lía no confiarían la seguridad y comodidad de su hija. La casa estaba a pocos kilómetros de la universidad "La fémis, Ecole Nationale Supérieure des Métiers de l'image et du son". Una de las mejores para estudiar su sueño, aquello que deseaba, si bien a sus veinte años ya se encontraba graduada en Administración Financiera, una carrera que sus padres habían elegido, decidió que era el momento de hacer lo que amaba, lo que realmente podía llegar a llenarla, cinematografía.
Llegaron a la casa justo antes de anochecer, mientras Debby salía del taxi, Lía observó el hermoso atardecer que se presentaba frente a sus ojos por los jardines delanteros de la casa.
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