Johnny "Rook" Cappelletty, el famoso baterista de uno de los mejores raperos del mundo. Talentoso, bromista, celoso, inseguro y todo un rompe corazones.
Lía Lemore, estudiante universitaria de penúltimo año, una niña buena por todas las de la ley, q...
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Formidable By Stromae
Recibí una llamada de Diana y Cassandra, ambas querían saber cómo estaba. ¿Cómo estaba? ¿Cómo podría siquiera responder esa pregunta?
— Las llamaré luego, tengo algo que hacer.— fue lo único que dijo antes de colgar el teléfono y dejar a las chicas americanas con las palabras en la boca al otro lado de la línea.
Me dirigí nuevamente a la sala, donde Rook se encontraba recostado en el mismo sillón desde hace casi un día. Estaba calmada porque aún así no quisiera admitirlo, no sabría que hacer si no lo hubiera ayudado a tiempo.
Rook la miró por unos largos segundos y se dispuso a hablar:
— Me iré más tarde, en cuanto pueda caminar. — le dijo serio, algo en su interior se lleno de decepción, parecía tan fácil para el simplemente irse, después de todo. Aunque no podía creer que se sorprendiera, lo había hecho antes, ¿Qué más le daba hacerlo ahora? Sí que era una tonta, una de las grandes. Se las arreglo para mirarlo con una mirada indescifrable y dijo:
— No te preocupes, estarás aquí hasta que te recuperes, no te dejaré con una herida así para que mueras después de todo esto. — su voz se escucho tan monótona y vacía que ni siquiera ella lo creyó.
Ambos se quedaron mirando por varios intensos segundos hasta que la voz de Bastian se dio a escuchar.
— Tampoco es como si pudiera quedarse mucho tiempo antes de llamar la atención de los vecinos. — Lía frunció un poco su ceño, no queriendo mostrar su real molestia, en especial... a él.
— No tienen por qué darse cuenta. — respondió seria dándole una mirada un poco dura a Bastian y sin darle una última mirada a nadie, salió de la habitación.
Llegó a su habitación en pocos segundos, sintiendo los pasos de Debby detrás de ella, lo sabía, solo ella la seguiría en estos momentos.
Lanzó su cuerpo a la cama sin pensarlo dos veces, escucho la puerta cerrarse y gruño.
— ¿Lía? —
— Ahora no, Débora.— su amiga solo se sentó en la cama y comenzó a acariciar su cabello. Lía giro hacia el techo como si buscara respuestas a todas sus preguntas.
— Es que no lo entiendo. — su voz llena de frustración mientras pasaba una mano por su frente. — No lo entiendo.
— ¿Qué cosa?— le preguntó tranquilamente Debby mientras se acostaba a su lado también mirando al techo blanco de la habitación.
— Todo. ¿Es que algún día dejaré de ser tan estúpida? Obviamente a él no le importa una mierda lo que pase, ni siquiera me dijo lo que le pasó, no le importa. Yo no le importo.
— No lo creo, Lía. Esas miradas no se las dan a cualquiera, además acudió a ti. —
— Porque me necesitaba. — respondió algo enojada. Obviamente sólo era por eso, eso era lo único que hacía que aquel hombre estuviera en su sillón en ese momento, no tenía a quién acudir y ella fue su mejor opción.
