CAPITULO VII

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Luego de comprobar una vez más que ir en busca de Lía había sido un tremendo error, caminó despacio sosteniendo la herida con una mano tratando de disimular el dolor en su abdomen, a la vez que sentía cómo, a pesar de la gran mejoría de la herida,...

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Luego de comprobar una vez más que ir en busca de Lía había sido un tremendo error, caminó despacio sosteniendo la herida con una mano tratando de disimular el dolor en su abdomen, a la vez que sentía cómo, a pesar de la gran mejoría de la herida, una pequeña mancha de sangre se estacionó en su blanca camiseta por el esfuerzo.

Soltó un suspiro de alivio cuando observó aquel gran edificio, se dirigió a la entrada y se introdujo al ascensor. El ascensor no estaba vacío y una chica, que pareció reconocerlo, le sonrió. Rook pulsó el botón del ascensor al ver a la chica salir, rápidamente, no tenía tiempo para estas cosas.

Llegó al piso, el cual vagamente recordaba y tocó en el primer apartamento que encontró, esperando correr con suerte. Gotas de sudor comenzaron a bajar desde su frente hasta su cuello, siguiendo la tinta en su piel.

Tocó nuevamente sin haber escuchado respuesta a su anterior llamado. Ésta vez lo hizo un poco más fuerte.

La puerta se abrió y miró a la figura que lo observaba con su rostro fruncido.

— ¿Qué demonios?—

— ¿Y bien? ¿Qué se supone que hacemos ahora? — desde hace veinte minutos, Debbie no dejaba de atocigar a Lía con preguntas a las cuales no tenía respuesta

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— ¿Y bien? ¿Qué se supone que hacemos ahora? — desde hace veinte minutos, Debbie no dejaba de atocigar a Lía con preguntas a las cuales no tenía respuesta. Ya había anochecido. Habían estacionado frente a un local de comida rápida para alimentarse, Lía sólo miraba la hamburgusa en sus manos con la mirada perdida.
— Si no vas a responder, por lo menos come algo, vamos a necesitarlo. — decía mirando a su amiga mientras daba una gran mordida a la suya.

Lía dio un suspiro, dando un mordida mientras seguía hundida en sus pensamientos. Colocó una mano en su frente como si la respuesta a su pregunta fuera a aparecer de la nada. La única pregunta que pasaba por su mente destruyendo su cerebro como una bala: ¿Rook, dónde estás.
Sin duda, Lía tenía algunas opciones pero ¿en Francia? ¿A quién demonios conocía Rook que ella conociera también?

Abrió sus ojos cuando la realización llegó a ella. Soltó la hamburguesa y haló del brazo a Débora mientras ésta se quejaba.

— Ya sé dónde está.

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