XXXI

177 10 1
                                    

Angélica presionó la hoja de su espada contra el cuello de Jack. La batalla continuaba, brutal y sangrienta, los piratas aullaban mientras disparaban, ensartaban y morían mientras que los soldados de De La Torre luchaban con disciplina y silencio. En popa, Jack había visto como Alan y Anne se enfrentaban al almirante a muy duras penas.

-¿Vas a matarme?- Inquirió Jack, apretando más su cuello contra la espada- ¿Te atreverías?

-Una vez me preguntaste si podría quitarle la vida a un hombre inocente. Lo más probable es que no pudiese hacerlo pero ¡Tú no eres inocente!

Angélica alzó la espada y se dispuso a degollar a Jack pero el lo esquivó y ambos comenzaron a luchar, a batirse en un hermoso baile mortal donde cada vez que el acero de sus espadas se besaban salían chispas.

La batalla no cesaba, los hombres de Jack parecían tener la ventaja numérica pero los hombres de De La Torre eran más disciplinados y poseían mejor armamento. Todo estaba a partes iguales y Jack estaba solo contra Angélica, el condenado mono había desaparecido y Athénaïs se había quedado dormida en medio de la cubierta, que mujer mas boba.

Siguieron luchando mientras Jack presencia como las corrientes arrastraban avante a la Virgen Ahorcada, dejando a la Perla y El Desolación atrás. Jack tembló, si los barcos quedaban varados, con poca tripulación a bordo, los asaltantes que estaban en la Virgen no podrían regresar al navío, debían dar la vuelta a esa tartana a medio hundir.

Jack hizo un tajo y de una zancadilla consiguió quitarse a Angélica del medio. Sparrow se dio la vuelta y echó a correr, dispuesto a llegar hasta el timón de popa pero cuando estuvo a punto de bajar las escaleras de proa se dio cuenta de que algo, como un hilo mágico, le impedía avanzar.

-No te librarás de mi, Jack- Jadeó Angélica- Estos años he aprendido algo más que esgrima.

-Odio la magia- Se lamentó Jack.

-¡Ven y...!- Angélica no pudo seguir porque Athénaïs se avalanzó sobre ella y ambas comenzaron a luchar.

Jack estaba libre del condenado hechizo de Angélica, sentía que su cuerpo comenzaba a recobrar la normalidad y el control. Podía ir a popa, y nadie se lo impediría peor...Athénaïs estaba en desventaja contra Angélica puesto que su pierna de marfil le impedía moverse bien ¿Qué diablos debía hacer el pirata? El timón...o su amiga.

Se lamentó no estar bebido porque escogió la opción más noble: Ayudar a la francesa. Jack se cargó contra Angélica y él, junto a su amiga, comenzaron a plantar cara a la española que poco tenía que hacer ante ellos.

-¡Esto me recuerda a Barbados!- Gritó una eufórica Athénaïs.

-¡¿No fue en Jamaica?!

-¡NO!- Contradijo ella- ¡Fue en Barbados, en Jamaica intenté castrarte!

Jack recordó que efectivamente, así fue.

Desarmaron a Angélica y ambos la tenían entre la batallola y sus espadas.

-Se acabó, mi amor- Bromeó Jack.

-¡Espera!- Gritó Athénaïs- Angélica, dinos como detener el poder de De La Torre

-¡Jamás!

-¡Hazlo!- Pidió la madame- Por nuestras juergas en La Habana.

Angélica puso cara de horror.

-¡NO, POR DIOS!- Gritó- ¡NO ME RECUERDES LO DE LA HABANA!

-¡¡¿Qué pasó en la Habana?!!- Inquirió Jack.

-¡¡Cállate!!- Gritaron ambas mujeres.

Las dos se miraron durante unos segundos.

-Angélica, mira a tu alrededor- Imploró Athénaïs- Sangre, muerte. Justo lo que siempre quisiste evitar. Si crees en el Reino de los Cielos o en tu dios cristiano...dinos como poner fin a esto.

Piratas del Caribe: El último pirata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora