〈Cuatro〉

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Jimin llevaba largos minutos con la mano derecha sobre el pomo de la puerta, la izquierda apretando la correa de su mochila y todo el cuerpo temblando. Jungkook no había querido interferir, sabía que sería complicado para su amigo todo aquello. Finalmente, luego de un gran y profundo suspiro, el mayor decidió entrar al apartamento; digitó mecánicamente la clave de acceso a  su hogar, lo cual  sorprendidos ambos jóvenes, era cierto aquello de que la memoria es algo extraño... En el interior del inmueble  había  una  amplia sala, una barra hacia la derecha, la cual cumplía la función de separar los ambientes y también de mesa acompañada de unos altos taburetes. Había un ventanal en el fondo de aquella sala y hacia la izquierda una puerta. Todo parecía estar desordenado, como si un torbellino hubiese pasado por aquel espacio.

—Wow, Jimin, esto es un tanto extraño... Tú siempre eres muy ordenado y odias vivir en la suciedad o desorden — la voz del menor sonaba impactada mientras recorría el lugar con la mirada.

—De hecho me molestó ver tanto desorden, en qué rayos pensaba cuando dejé todo esto así... — se agarró del pelo.

—Quizás qué sucedió contigo... Tal vez saliste apurado a Busan — comentó el más alto mientras miraba unos cajones fuera de sus respectivos lugares.

—¿Por qué saqué los cajones de sus lugares entonces? — se sentó en uno de los puff que había en la sala y sacó el pequeño MP3, activando la grabación — 21 de mayo de 2019, encontré mi apartamento totalmente desordenado, me pregunto por qué... Comenzaré a revisar por mi habitación.

Caminó hasta la puerta, donde supuso estaría su habitación, titubeó un poco antes de continuar y finalmente abrió encontrando un desorden aún mayor. Entró en el gran cuarto de paredes blancas, la persiana estaba a medio abrir, lo que iluminaba el lugar. La cama estaba perfectamente hecha, pero estaba llena de ropa y algunas fotos que probablemente adornaban los muros. El closet estaba abierto de par en par, algunas prendas de ropa en el suelo. Su escritorio lleno de cuadernos y papeles, su repisa con libros desordenados y su pizarrón a medio colgar.

—Pareciera que alguien entró a robar... — Jungkook había entrado también y soltado un silbido — o que te dió una crisis de histeria o algo así...

—Qué extraño, tal vez no recuerde nada, pero algo me dice que no dejé así este lugar — se acercó al escritorio y tomó algunos papeles llenos de número y fórmulas.

—¿Y si le preguntamos a tus vecinos? — sugirió el menor luego de chasquear sus dedos.

—¡Buena idea, Kookie! — sonrió y corrió hacia la salida de su hogar, intentando no pisar algo.

Los amigos salieron luego de volver a calzarse los zapatos, se dirigieron a la puerta de en frente, de dónde una joven apareció y miró sorprendido a Jimin, este la saludó con una pequeña reverencia y comenzó a hablar.

—Hola... Soy Jimin del apartamento de enfrente, me preguntaba si en algún momento viste si... Si alguien entró en mi hogar, alguien que no fuera yo — intentó no sonar nervioso.

—Oh, hola — sonrió la chica — bastante sin verte, Jimin, creo que nunca habíamos hablado... No recuerdo haber visto a alguien en realidad, pero quizás la señora Choi sepa algo... Ya sabes — cambió su voz a un susurro — es una vieja metiche — volvió a subir el tono de su voz luego de eso — vive en el 601, al principio del pasillo.

—¡Muchas gracias! — hizo una reverencia.
Casi corrió hasta la puerta que le habían comentado. Hizo sonar el timbre y casi al instante la puerta se abrió, dejando ver a una mujer de unos 60 y tantos años y a un gordo gato tras ella.

—¡Oh, joven Jimin, qué alegría verte! — la mujer acercó sus manos a las mejillas del nombrado — pasa por favor, tengo algunas galletas con chispas de chocolate como te gustan — sonrió amable.

❝Infinite tie❞  [OmegaVerse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora