Día 13: Cállate y bésame.

512 52 5
                                    

No me odien, lo del final no fue a propósito. Solo que bueno :v ya saben me gusta ver arder el mundo.

No estaba totalmente seguro, luego de aquella cita tan confusa donde el mini Alpha lo perdono, ya no sabía quién era el que dirigía la relación, o tan siquiera sí era una relación, porque él pequeño lo ignoraba olímpicamente.
Como si nunca hubieran cruzado palabra en su vida. Pero había días que se levantaba de buen humor riendo y diciéndole que lo amaba a pesar de todas las diferencias que habían tenido en su vida.

Se sentó observando esa pequeña silueta del chico a lado de su hijo. Esa palabra ya no le resultaba tan extraña como las primeras veces, bostezo con algo de flojera incluída mientras terminaba de firmar algunos papeles sobre su escritorio.

Todo estaba en silencio y eso no parecía posible, los guardianes eran un maldito escándalo, hasta le causaban dolor de cabeza. Se paró de su silla para salir detrás del escritorio, no lo pensó mucho para salir corriendo al pasillo. Su hijo estaba con sus guardianes, lo sabía porque hace rato que Reborn se había retirado con la escusa de papeleo pendiente. Ahí cayó en cuánta de que su pareja nunca hacia papeleo. Menos por gusto propio.

Al primero en encontrarse fue a Yamamoto que caminaba con calma y una de sus sonrisas relajadas en los labios. Sus pasos eran seguros, tarareaba una canción que hasta en ese momento le parecía totalmente desconocida.

—Takeshi—le llamo con voz suave para no asustarlo—¿Dónde está Reborn?

No le dió una oportunidad para hablar, estaba nervioso y eso solo significaba que hicieron algo malo.

—Hola Tsuna—saludo alegre a pesar de tener que callarse—no lo he visto, estaba paseando con Giotto. Ya sabes, al pequeño le gusta andar por la naturaleza.

Intentaba evadir a su jefe mandando lo al otro lado de la mansión, solo porque el pequeñín se lo pidió, si no le diría toda la verdad a su jefe y amigo.

—¿Por qué me mientes?—la intuición Vongola estaba haciendo de las suyas.

Maldijo en voz baja mientras se daba la vuelta y se iba corriendo. Estaba intentando sobrevivir, su amigo era de temer enojado. Frunció el ceño extrañado por la mentira de su mano izquierda, era el menos propenso (entre sus guardianes) en mentirle de esa manera.

—Tsk, se fue—un pequeño chasquido de lengua dejo notar su descontento—debería preguntarle a Hayato. Ese no piensa antes de hablar.

Y fue como arte de magia, porque él peliplateado estaba saliendo de una de las tantas habitaciones del pasillo. Estaba en un momento para acercarse y preguntarle, pero él chico al verlo comenzó a caminar más rápido fingiendo que no le había visto. Se cansó, eso fue lo que lo desespero y comenzó a correr detrás de él, quería respuestas.

—¿Por qué corres?

—No sé porque me esta siguiendo Décimo—grito mientras corría un poco más rápido.

—No sé dónde está Reborn y Takeshi no me dió respuestas—hizo un puchero jalando del saco al chico—, quiero respuestas—lo Tiro al piso con fuerza sin importarle mucho lo que sucedía—¡Ahora!

Tartamudeo con voz nerviosa, la voz de mando del Alpha le hizo temblar, era un Omega, sabía que eso no debía hacerlo más sumiso, pero era su naturaleza. Escucho a las sirvientas detenerse, la mayoría eran Betas, y que él Alpha de la casa usará la impotente y demandante voz hizo que muchas se detuvieran arrodillándose sumisamente.

—Décimo, por favor—hablo con voz sumisa, era humillante hasta cierto punto.

—¿Dónde esta mi pareja y mi hijo?

Unos zapatos se escucharon por el pasillo, un ligero tacón al caminar tan altivo se escucho como un pequeño eco. Los Alphas solían perder el control con facilidad al tratarse de su pareja y era mucho peor sí había un cachorro enmedio de sus objetivos. El Omega se encogió en su lugar al ver esos inconfundibles zapatos negros y una fedora con una franja naranja. Esa sonrisa vacilaba en los labios cuando se acerco, transformó a Leon en un mazo gigante para golpear su cabeza con fuerza. Estaba humillando a sus Omegas y nunca lo dejaría hacer eso mientras estuviera cuerdo. Se golpeó con fuerza contra la pared dejándola casi hecha escombros.

Cuando reaccionó el Alpha menor estaba mirándolo con atención mientras acariciaba sus mejillas, cuando lo vio reaccionar, no hizo falta la marca de su mano en sus mejillas.

—¿Por qué fue eso?—interrogó alzando los brazos para recibir mimos.

—Por ser tan idiota, estaba preparando una sorpresa—se quejo abrazándolo.

—Estaba preocupado.

—Pero lo arruinaste—lo pellizco con fuerza—ahora, ¿Te gustaría ser mi esposo?

—sonrió a lo grande al escucharlo—Claro que sí, aunque vaya manera de proponerme algo, ¿Siempre eres así de romántico?

—Mejor cállate y besame, idiota.

Obedeció con ganas de probar esos suaves labios, que ya no eran tan vírgenes como parecían. Luego se disculparia con Hayato, y le daría unas semanas libres, soportarlo debería resultar demasiado estresante.

Actualización, lo sé tarde un millón de años en escribir algo. Pero es que bueno, no hay perdón para mí. Solo no me odien, he prometido actualizar cada historia que tengo en pausa hasta terminarla y no podré subir más historias hasta que las termine.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 05, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La vida de cabeza (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora