Capitulo 3

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Me desperté a las 3 de la madruga por un ardor de garganta, al parecer estoy tapada y con mi pijama. Extraño, ignore lo que acabo de ver, me levanté de mi cama por un vaso de agua.

Cuando regresé de la cocina vi que en el cuarto de Reiner estaban las luces prendidas, al tener la curiosidad, me adentré a su cuarto llevándome una imagen algo rara, Reiner estaba recogiendo las cosas que habían utilizado, Eren estaba en una especie de posición fetal con una mueca de arrepentimiento y a mi parecer, se veía muy estúpido y Mikasa se encontraba dormida en la cama un poco encorvada con una manta encima.

-No tengo que preguntar, pero de igual manera lo haré. - Ello no sabían que me encontraba ahí parada, se sobresaltaron un poco pues hablé muy de golpe. - ¿Qué paso aquí? ¿Y porque aún no de duermen? Ya son las tres de la madrugada. -

-Perdón, nos quedamos todo el día jugando. - Amarra una bolsa de basura que tenía en sus manos. - Y el princeso, aquí presente, dijo que hacía trampa e hicimos una apuesta. -

- ¡No soy un princeso! Que tu hayas hecho trampa es diferente. - Se levanta de su posición anterior.

-Cállate. - Levanta a Mikasa de su cama sin ningún esfuerzo. - Pues estas dos personas ya tienen trabajo en la tienda de flores donde nosotros trabajamos. -

-Con que esas eran tus negras intenciones. - Me di la vuelta. - Haz lo que quieras. -

-Si, oye, Mikasa se va a quedar en tu habitación. - Me paré en seco.

- ¿Qué? ¿La habitación de visitas? Se supone que lo ibas a arreglar. - Me volteé para verlo.

-No te lo iba a decir hasta más tarde, pero el cuarto está en desorden y se llenó de pintura de la última vez que vino Historia a pintar. Me peleé con Ymir y nos aventamos la pintura provocando que el colchón se pintará y hecho a perder. - Salió de su habitación con Mikasa en brazos.

No pude replicar porque él ya estaba en mi habitación y la puso en mi cama, yo fui por mi vaso de agua, al regresar tuve que acomodarla bien y taparla.

Me dirigí a mi ropero y saqué una colchoneta, una cobija polar y una almohada. Está más claro que me quedare todo el fin de semana en el suelo, pues será mejor para mí no estar más cerca de ella.

Mis parpados se sintieron muy pesados, y eso que me dormí en la tarde, ya no podía mover mi cuerpo y el calor que emanaba la cama improvisada, hizo que me estuviera perdidamente en el mundo de los sueños nuevamente.

Un aroma muy dulce y natural invadía mis fosas nasales, era una mezcla de olor a violetas y lichi. El simple hecho del olor me exigía que abriera los ojos, un calor alrededor de mi cintura y toda la espalda me impedía hacerlo, era tanta la comodidad que me acurruque más.

Mi mente recordó lo que paso ayer, me acorde de que le había gritado a Mikasa y que ella está en mi cama, pero yo estoy en mi cama con algo abrazándome por la cintura. Giré mi cabeza lentamente con una mirada espantada, cuando mi cabeza alcanzó la altura de mi hombro volteé los ojos para ver un poco atrás de mi espalda. Ella respiraba lentamente, sus mejillas estaban un poco rojas.

- ¡Ah! - Salté de repente de la cama, pero no calculé en donde me encontraba así que caí al piso. - No, no, no, no. -

Mi escándalo hizo que ella se levantara lentamente de la cama tallándose un ojo y se acomodaba lentamente, después de perderse un momento en su pie, levanta la cabeza, me mira como queriendo descifrar algo, leyendo todo lo que mi cara estaba tratando de ver que era, que al parecer mis expresiones eran más precisamente una agradable; Fue más de "¿Qué demonios haces aquí?"

- ¿Acostumbras despertar a los demás con tus gritos? Eres una maleducada. - Se levantó y me di cuenta de que estaba en ropa interior y con la camisa de tirante de ayer. - Debes respetar el sueño de los demás. -

El Que Quiera Entender Que Entienda.Where stories live. Discover now