Capítulo 33

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Capítulo 33

    Ethan siguió investigando. Siguió buscando respuestas. Nunca se dio por vencido, mientras se encontraba junto a ella en New York. Fue su apoyo. Su hombro en cual llorar cuando le entraba la depresión. Su ánimo para seguir adelante. Hasta que después de tres meses de tanta búsqueda, encontró una valiosa respuesta.



    Aquella tarde se reunió con una mujer que había conocido en un instituto para mujeres con cáncer. Ella le había visto su sincero deseo de encontrar aquellas respuestas que buscaba y ella se había ofrecido a ayudarle. Y lo había citado en un café en New York junto a su esposo.



— ¿Ama a su prometida?— le había preguntado el esposo de aquella mujer, cuando su esposa fue un momento al tocador.

— Sí, con toda mi alma...

— Es lo que tiene que hacer primero que todo. Hacerle ver cuanto la ama... Eso la ayudara mucho. Cuando Elena perdió a nuestro primer bebé, su corazón se rompió en mil pedazos al conocer cuál había sido la razón; fue en el instante en que descubrió que tenía cáncer en uno de los ovarios. Cuando le dijeron que debían extirpárselo, ella perdió todas las esperanzas de volver a quedar embarazada. Creía que no lograría volver a experimentarlo de nuevo con tan solo uno. Fue muy doloroso por todo lo que tuvimos que pasar. Los médicos dicen que el apoyo que le di a ella fue lo que ayudo a que dos años después de haber tomado la decisión de que adoptaríamos, ella quedara milagrosamente embarazada de gemelas. ¿Puede imaginar su alegría?

— Entonces, ¿cree qué?...

— ¿Qué su prometida pueda quedar embarazada de nuevo?_ dijo al quitarle la palabra de la boca.

— Sí... ¿Lo cree?

— No soy médico... Pero, lo que si le puedo asegurar es que no perder las esperanzas y ser el apoyo que necesite su prometida, es lo que dará la última respuesta. Mi esposa cuando le escuchó hablar con la encargada de la fundación no pudo negarse que necesitaba ayudarle... Mi esposa al ver su desesperación y su intención de ver de nuevo feliz a su futura esposa, me pidió que le acompañara para que de tal manera le probáramos que los milagros existen.

— No saben cuan agradecidos estoy por eso...

— Lo sé, al verlo a usted, me miró a mi mismo años atrás. Por eso le pido que, sea lo que suceda, nunca deje de decirle cuanto la ama. Y haga que sus hechos hablen. Que no sean meras palabras. 

— Le agradezco su buen consejo...



    Cuando la esposa de aquel hombre llego de nuevo a aquella mesa y se reunió con ellos, le empezó a contar su anécdota. Su propia historia. Por cada cosa que tuvo que pasar. Hasta mostrarle una fotos de sus gemelas. Las cuales ya tenían siete años en ese momentos. Eran dos bellas niñas. Sus milagros como ella le decía. A su vez de mostrarme una foto más reciente. Era su nuevo bebé. Era un niño que tenía dos años.



— No es fácil... Se lo aseguro. Si no hubiese sido por mi esposo, le aseguro que todo lo que le he contado no hubiese ocurrido.— su esposo en ese instante tomó su mano. Elena le sonrió—. Mark me hizo sentir las ganas de nunca perder las ganas de luchar. Que si no lográbamos tener hijos propios, eso a él no le importaba, estaba dispuesto a adoptar. Creo que desde ese momento deje de presionarme tanto... Y surgieron mis dos milagros. Nunca presione a su prometida... Sólo sea su apoyo. Y vera que Dios le escuchara de alguna manera.



   Después de despedirse de ellos, agradeciéndoles una vez más su valiosa ayuda, Ethan se dirigió a una floristería y compró un ramo de rosas para Daphne. Al igual que una pizza. Faltaba ya tan poco para su matrimonio, que no veía más que el deseo de que llegara pronto.



— ¡Ya llegue!— dijo al llegar. Notando un silencio que heló sus venas.



    Pensó que encontraría a Daphne en la sala junto a Nathan, como siempre cuando él salía. Sin embargo, esta vez era diferente. Dejó la pizza en la cocina y subió a la habitación de Nathan.



— Hola campeón...— dijo al encontrarlo viendo discovery kids. Al instante en que él se giro para verlo—. ¿Y tú mamá?

— En su habitación...



   Ethan pronto se recriminó a sí mismo, mientras un miedo inesperado entraba por sus venas... ¿Por qué no escuchó la advertencia que le daba el corazón en ese instante? ¿Por qué no sintió que su misterio traería sus consecuencias?



   Cuando abrió la puerta, se encontró a Daphne viendo su laptop, con lágrimas en los ojos.



— ¿Me puedes explicar qué es esto?— dijo al instante en que Ethan cerró la puerta. Había llegado la hora de la verdad.

— Puedo explicártelo todo...

— Ethan... 

— Escúchame... Lo que ves que tengo grabado allí son todas las piezas que he encontrado para buscar una respuesta que me ayude a hacerte feliz otra vez...

— ¿Por qué no me dijiste que este era tu misterio?... Sabes al igual que yo que es probable que no pueda tener más hijos. Si lo que quieres es tener hijos, no te culpo Ethan, si en este momento rompes conmigo. Yo no quiero atarte a esta vida.

— Escúchame...— dijo al acercarse a ella, sin apartar la mirada de sus ojos—. Eres todo lo que quiero... Y lo que he estado haciendo sin decirte nada, no es por mí. Es por ti... No quería presionarte si llegabas a pensar en lo que estás pensando. No me importa si llegamos a adoptar todos los niños que quieras. Mírame a los ojos... Te amo, Daphne. Te amo... Mi vida son tú y Nathan. No hay otro lugar en donde quiera estar.

— Entonces, ¿qué significa esto? ¿Por qué has estado buscando estas cosas sin contármelo? ¿Por qué?

— Sólo escúchame... No quise decirte nada porque quería evitar hacerte llorar, temía que esto sucediera y no creyeras en mí.

— Tengo miedo... Solo tengo miedo...

— Yo también, ¿acaso no lo ves?... Temo perderte de nuevo. Que creas que soy una mentira y que me alejes para siempre de tu vida.

— Ethan...

— Escúchame... Estoy poniendo una vez más mi corazón en tus manos, pidiéndote que creas en mí. Que quiero que veas que no tienes nada que temer. Hay alguien que quiero que conozcas.

— ¿A quién?

— A alguien con quien estaba hoy, se llama Elena...— dijo, mientras ella pensaba que era alguien en su vida—. Déjame terminar. Es alguien que conocí en una fundación. Y me citó junto a su esposo... Ella me escuchó buscando respuestas que nadie me quería dar. Ni siquiera el internet... 

— No te entiendo...

— Solo déjame presentártela... Es alguien que te ayudara mucho. Como me ha ayudado el día de hoy a mí. ¿Me darás esa oportunidad?

— Ethan...No lo sé...

— Por favor...— dijo al mirarla con esa mirada llena de suplica. Al igual que ella le miraba.

— ¿Estás seguro?

— Seguro...— dijo y la abrazó, después de besarla con ternura.

Su única esperanza (Editada)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz