Capítulo 6

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No tenía opción. Arranqué el auto luego de varios minutos reflexionando sobre qué hacer. Por el rabillo del ojo podía ver a Namjoon ahí parado aún ¿Ahora se sentía mal por todo?
Cuando llegue a mí casa esta definitivamente pareció sentirse más vacía y yo me sentí mal, me acerqué a las fotos, fotos que adornaban uno de los muebles de la sala de estar. Había muchas, fotos de mi boda, de Yoongi sólo, nuestras familias y ella, cuando Namjoon la mencionó yo me dí cuenta de algo que llevaba intentado negar hacía muchísimo, no la superaba. ¿Y cómo iba a hacerlo?

Mi teléfono sonó pero yo estaba lo suficientemente sumido en el llanto para decidir no responder. Cualquier persona podía esperar.

  — Vamos, SeokJin joder. Respóndeme.

De nuevo sonó, dos, cuatro, cinco veces más y ya completamente irritado respondí.

— ¿¡Qué!? -gruñi

— ¿No vendrás? -murmuró Hoseok tímidamente y yo suspiré. Me había olvidado del restaurante.

— Voy para allá -dije mientras limpiaba mis lágrimas y arreglaba la ropa.

— ¿Te encuentras...?

— Voy para allá -interrumpí evadiendo cualquier pregunta.

Finalmente salí de ahí, justo lo que necesitaba era dejar de pensar.
La lluvia caía con furia y las calles estaban vacías, sabía que no vendría mucha gente con este temporal pero prefería estar “solo” ahí que en mi casa.

— Tienes una orden especial. -Hoseok arremetió cuando entré.

— ¿Qué? -cuestioné.

— Sólo hazlo -me pidió él entregándome la orden.

— ¿Langosta...? ¿Quién rayos pidió dos platos de langosta?

— ¿Por qué te extraña. Es tu especialidad?

— ¿Es acaso un crítico?

— No lo sé.

Me enojaba que Hoseok se hubiera puesto así pero no tenía ánimos ni fuerzas para preguntarle de qué se trataba todo esto así que simplemente me limité a cocinar, era lo único que al parecer me saldría bien el día de hoy.

Cuando terminé deje todo para que lo llevaran y los camareros no parecían notarlo, nadie podía ver qué estaban ahí y pese a que insistía nadie los llevaba.

— Qué diablos les pasa ¡Llevenlas!

— No podemos, jefe Seokjin -los camareros hicieron una reverencia mientras hablaba.

— Que no... -respire profundo y simplemente salí de ahí, el lugar estaba vacío a excepción de la última mesa detrás de todo. Cuando me acerqué dejé el plato en frente del hombre, ambos platos, aunque parecía estar sólo e hice una reverencia. — que disfrute su comida -murmuré con la sonrisa mejor fingida de todo el 2017. Quería ver su rostro pero él llevaba un barbijo y la mirada agachada. Cuando estaba por irme su mano tomó la mía y no supe reconocer ese tacto.

— Perdón. -un suave murmuro provino de él dándome la información que necesitaba.

— ¿No deberías estar en tu casa con esta tormenta, Namjoon? -cuestioné soltandome. — ¿Qué harás con tanta langosta?

Cooking Lovers ¡En Edición!Where stories live. Discover now