Capítulo 3

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— ¡Tú maldito impuntual! ¿Te crees que puedes llegar a la hora que quieres a todos lados? -me acerqué a Namjoon con una planta de apio en la mano, la cual iba a usar en mi receta. Él estaba a punto de hablar pero yo decidí darle un golpe con ella en la cara. — Primero el desayuno, ahora aquí, ¿Eres enemigo de los relojes o qué? -gruñi un poco dándole otro golpe con el pobre apio mientras de fondo oía las risas de los presentes.

— Oye, ¿Podrías por el amor de dios calmarte? ¡Y DEJA ESE APIO! -gritó ahora quitándome el vegetal y dándome el un golpecito en la cabeza con el mismo. — Sólo me retrasé un poco, perdí el subterráneo y bueno, tuve que esperar al siguiente. Perdóneme jefe Seokjin -habló con sarcasmo y río un poco haciendo una reverencia.

— ¿Subterraneo? -cuestioné deteniendome a pensar. — ¿No tienes auto? -enarque una ceja y él se incorporó negando.

— No, no sé manejar. Bueno, mejor dicho, sé manejar pero todos dicen que lo hago como un loco y que morirán si están en el mismo automóvil que yo -se encogió de hombros. Y yo reí, vaya exageración era aquella. — En fin, ¿No deberíamos estar cocinando? Por lo que vi el lugar está lleno. -yo asentí y le saqué el apio de las manos.

— Taehyung, ya que no estás haciendo nada productivo de tu vida más que bobear y distraer a uno de mis cocineros. ¿Podrías indicarle a Namjoon cuáles serán los pedidos que él tomará? -mire a Tae, asintió fingiendo seriedad aunque si se veía confundido, y con ganas de reír.

Quince minutos después Namjoon y yo estábamos cocinando prácticamente al mismo ritmo, la mitad del restaurante le pertenecía y la otra a mí pero mientras cocinaba me detuve a pensar en algo, algo que probablemente no tendría que haber dejado pasar por alto. Namjoon era un completo despistado, ahora estaba aterrado, aterrado de que cometiera algún error y me hiciera quedar mal a mí.

Miré de reojo su estación se veía bien, era ordenado dentro de todo y parecía estar empeñandose en hacer las cosas bien y sin bien varias órdenes habían salido ya ninguna de las de él había sido una de ellas. Debía corroborar aunque sea una.

Me había sumido tanto en mis pensamientos que cuando me quise dar cuenta el carrito con la comida que él había hecho estaba saliendo. Antes de que llegara a la puerta me tiré sobre este y gracias al cielo que estaban tapadas porque si no acabaría completamente sucio.

— ¿jefe? -cuestiono el pobre camarero quien me miraba atónito. Yo sólo sonreí aún tirado sobre los platos. — ¿Sucede algo?

— ¿Qué haces, Jin? -comentó Hoseok entre risas mientras que ponía ambas manos en su cintura.

— Nada, nada, sólo quiero corroborar que esté bien la comida. -deje uno de los platos expuestos y lo saqué. — no te vayas. -exigi probando un poco. Estaba bien sazonado, no se encontraba crudo y lo más importante era salado. — Listo, listo, puedes irte -le di una palmadita en la espalda y él se fue. Rápidamente pude sentir una mirada sobre mí, Namjoon había notado todo el escándalo y ahora permanecía de brazos cruzados.

— ¿Querías corroborar que esta vez hubiera usado sal? -acuso. — no quiero recordartelo, Seokjin, pero aún no terminé de escribir la reseña de este lugar y tú atención puede variar según cómo te comportes. -una malvada sonrisa se había formado en sus labios pues sabía que aquello me importaba. Miré hacia otro lado y suspiré.

— Sólo quería corroborar, ¿Dudas acaso de tus habilidades? -alcé una ceja acercándome un poco a él.

— Bueno, ¿No creen que será mejor que peleen después? Tenemos un servicio que cumplir y la gente parece multiplicarse. -acoto Hoseok devolviéndome a la realidad. Asentí.

— Sí, cocinemos.

El resto de la noche había transcurrido con calma, ninguna queja, ningún plato dulce que no fuera el postre y por supuesto ninguna otra palabra cruzada por Namjoon y yo.

— Bueno, todos hicieron un excelente trabajo hoy. Pueden irse -sonreí e hice una reverencia dejándolos libres por hoy y quedándome a solas con Namjoon quien se hallaba en el salón desde hacía varios minutos ya. — Tú también puedes irte si quieres -comenté saliendo y acomodandome el saco. — ¿Qué haces? -interrogue al verlo con una laptop.

— Escribo, ¿No es acaso evidente? -respondió con indiferencia.

— Discúlpame, ¿Tú acaso estás molesto? -le pregunté ahora indignado. Él sonrió de lado, que irritante era cuando hacía eso.

— Oye, creo que deberían darte un premio -respondió él haciéndome fruncir el entrecejo por la confusión. — el premio al mejor deduciendo, ya sabes, eres algo así como Sherlock Holmes. -rió irónicamente mientras yo me veía tentado a golpearlo con el florero en frente nuestro.

— Cerd -no, no Seokjin, cálmate. — ¿Serías tan amable de decirme qué escribes exactamente? -me senté en frente suyo.

— La reseña.

— Ya veo -la incomodidad se hacía presente y luego llegó el silencio. Repentinamente Namjoon se puso de pie. — voy al baño. -añadió con calma alejándose.

Los primeros minutos permanecí en calma, sólo había ido al baño. Pero cuando me di cuenta de que en frente mío yacía lo que probablemente sería la peor reseña jamás escrita a mí restaurante me tiré prácticamente arriba de esa laptop.
El inico de esta y escritorio de esta era un desastre, lleno de archivos dispersos hasta que hallé finalmente la que decía "Reseña de Skj's". Cuando lo abrí la computadora tardo un poco, hscbiedome sentir más ansioso y nervioso de lo que de por sí ya estaba, cuando finalmente el archivo apareció en pantalla quedé impactado por lo que en el decía;

"Eres demasiado predecible, Seokjin."

Un carraspeo a mis espaldas me hizo estremecer caer de la silla, ¿Cómo había caído en aquella trampa?

— Sinceramente pensé que no cacerías, te tenía más fe -rió él negando y yo cerré los ojos. Pude ver su mano extenderse para que la tomara y me parase, por supuesto que no iba a hacerlo. Una vez me encontré a su misma altura suspiré.

— Tienes razón, fue una estupidez. Lo siento -mis palabras fueron acompañadas de una corta reverencia y él se encogió de hombros.

— Si, como sea, me iré a mi casa, podrás compensarme el almuerzo que no podremos tener haciéndome la merienda y la cena -hablaba con seriedad. Con firmeza, no parecía estar jugando, ¿Él realmente se había enojado?

— ¿Estás aún molesto, Namjoon?

— Por supuesto que sí, aún no te disculpas conmigo, Jin.

Dicho esto, y luego de haber puesto la computadora bajo su brazo él se fue, dejándome con una incertidumbre increíble. ¿Cómo iba a disculparme si no siquiera sabía qué había hecho?
Debía pensar, ¿Qué era lo que le había molestado tanto...?

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