Voltee mi mirada detrás de él, dónde se estacionaba un Mustang negro, Jace caminó hacía el coche, y seguido de él, Sam. Jace me guiño el ojo y mí corazón acelero en el instante qué Justin dejo su cigarrillo aún lado y se acerco a él. Se dio cuenta del gesto de Jace.

— Sólo dos cosas. — Dijo con tono peligroso. — Uno, no me gustan los juegos, mucho menos qué hablen de mí, o de mi equipo. — Se acercó más a Jace, quién lo veía divertidamente. — Y número dos.. — No termino la frase, ya qué estampó su puño en el estomago de Jace haciendo qué este inmediatamente jadeará del dolor y escupiera sangre, pero termino riéndose muy fuerte.

Justin con aún más rabia, lo siguió golpeando en el mismo lugar.

— ¡Ya! — Exclamé aterrorizada por cómo Justin lo golpeaba y Jace sólo se reía. Los demás prevenían de qué Sam no se metiera. — ¡YA DÉJALO! — Grite jalando de su brazo. Justin hizo caso a mis palabras, y dejo de golpearlo, y Sam corrió para ayudar a Jace.

— No vuelvas a mirar siquiera a mí chica. Y dile a tu equipo qué de la cara pronto. Y qué recuerden con quién se están metiendo, perros. Oh disculpa, ¿es lobos o alfas? Para mí, son unos malditos perros. — Escupió.

Todos se unieron a la gracia de Justin, y Jace dejo de reír para verlo con furia. Se adentro en su Mustang, y salió a toda velocidad del estacionamiento.

— ¿Acaso te gusta golpearlos a todos hasta qué queden inconscientes? — Me dirigí a él con la mirada más furiosa del mundo.

— Púes.. sí. — Sonrío triunfante, era un maldito imbécil.

— ¡Jódete! — Respondí, y camine hacía mi coche, dónde rápidamente me adentre y salí de la universidad.

Parando enfrente de mi casa, el auto de Justin se estacionó detrás del mío. — Vete de aquí. — Fue lo primero qué dije al verlo salir.

— ¿Porqué eres así? Joder, se lo merecía. — Exclamó alzando sus brazos.

— ¡Nadie se merece qué los dejes con todos los huesos rotos Justin, estás loco! — Grite furiosa. Maldito imbécil qué todo lo resuelve a golpes. Camine hacía mi casa tirando la puerta en su cara.

— ¿Qué no sé lo merece? —Dijo entrando a mi casa hecho una furia, y tirando la puerta de la misma forma qué yo lo hice. ¿Porqué siempre entra como si fuera su casa? — Ese maldito bastardo con él qué has estado saliendo, es uno de los qué intentó matarnos el día de las carreras, y es amigo del qué intento abusar de ti drogándote. ¡No seas ingenua!

》》 Gritó, y mi boca cayó en cuestión de segundos. ¿Jace? No podía ser. — Fue el quién te contó sobre mi mierda, ¿no? — Asentí lentamente en estado de shock aún. — ¿Cómo crees qué lo sabía Emma? ¡Es otro maldito gangster! — Rodeó los ojos y lanzó la lámpara contra la pared y está estalló en pedazos. — Maldita seas Emma.

Pasaba sus manos por su cabello, siempre lo hacía cuándo estaba molesto y no sabía qué hacer, me di cuenta cuándo estaba en el sofá después de dejarme al enterarse a qué familia pertenecía.

El tiempo pasó absolutamente rápido, cuándo Justin se acercó a mi, y me apoyó contra la pared. Mis nervios aumentaron, su nariz tocaba la mía, y podía respirar su aliento.

— Me vuelves malditamente loco de una forma nada normal. — Dijo con la respiración agitada. — Mírame. No te he besado, y ya estoy duro. — Las palabras qué dijo me pusieron roja al instante. — ¿Lo besaste? — Preguntó de la nada, y sabía a qué se refería.

— No. —Se separo un poco de mi y me miro directamente.

— ¿Te toco? — Su voz era como una bomba apunto de estallar en el momento en el qué responda.

— No. — Cerró los ojos por un momento y luego los abrió ya calmado.

— ¿Cómo reaccionas cuándo hago esto? — Se volvió a acercar a mí, y pasó su lengua por mi cuello. Mis piernas temblaron, y el sonrió al darse cuenta. Pozo sus manos en mis pechos, y los apretó suavemente. Gemí en respuesta. — Dime cómo te sientes ahora. — Sus palabras eran lentas y sus ojos reflejaban todo el deseo qué sentía. Unió sus labios con los míos, un beso salvaje, lleno de lujuria, un beso qué jamás me habían dado en todos mis 19 años.

Me agarro de las piernas, y hizo qué las rodeará en su cintura, camino hacía la encimera de la cocina, sentándome en está sin despegarse de mis labios. Pase mis brazos por su cuello, y nos movíamos en una sincronía perfecta, sentía algo raro en mi clítoris y me removí extrañada, a lo qué Justin se dio cuenta ya qué bajo su mano hacía la parte media de mis piernas, y toco suavemente haciéndome gemir fuerte.

— Dame permiso para hacerte lo qué nadie más te ha hecho. — Asentí llena de excitación y deseo, no quería pensar en absolutamente nada qué no fuera el imbécil qué tengo enfrente.

A pesar de qué no hemos hablado, estos días lejos han sido raros sin él cerca. Su cara cambió al ver mi respuesta, y su beso aumento, su mano derecha desabrocho mis jeans, y la otra estaba posada en mi cintura apretándola fuertemente. Su mano se adentro en mis bragas, y al sentirla, me sonroje. —Maldición, estás tan mojada. — Con su mano allí, sentí algo nuevo. Jamás había experimentando algo así con alguien, y qué él sea él primero en llegar tan lejos, es totalmente inexplicable.

No supe cómo, pero algo se adentro en mi, gemí de sorpresa, y luego eso estaba adentrándose y saliendo de mi rápidamente. — Dos. — Sentí aún mucho más dolor y placer qué antes. — Gime mi nombre. — Me retorcía del placer. — Vamos Emma, gime mi maldito nombre. — Aumento mil veces la velocidad.

— Justin.. — Este gemido salió de mi boca sin planearlo, y sus ojos mostraron algo qué no podía descifrar. Saco sus dedos de mi, y me miraba fijamente. Me sonroje al instante qué recordé cómo salió su nombre. Maldita sea de vergüenza.

— ¿Emma? —Los dos volteamos al escuchar mi nombre. Me abroche el jeans, y me baje de la encimera rápidamente, pero fue un error, ya qué jadee al sentir el dolor en mi clítoris. Un dolor completamente nuevo para mí.

— ¿Estás bien? — Justin me miraba preocupado.

— Sí, sólo sentí algo de dolor, pero estoy ya bien. — Aún no sabiendo qué pasaba, asintió. Caminamos hacía la sala, dónde se encontraba Ethan, Ryan y Jessie.

— Ya está todo listo man, la fiesta es mañana. — Dijo Ryan dirigiéndose a Justin entregándole lo qué yo creo qué era una invitación.

— Haremos una fiesta aquí Em, no te lo dije antes, ya sabes porqué. Es parte de un plan. — Me senté junto a Ethan, quién me contó absolutamente todo lo qué tenían planeado hacer. Y Justin y Ryan se fueron de la nada, sólo quedando nosotros tres, cómo siempre.

Luego de hablar demasiado sobre diferentes temas, decidí irme a mi habitación con Jessie, quién se quedaría a dormir. Justo entrando en mi habitación, llego un mensaje.

Jace.

'Tuve varios problemas, te lo recompensaré'.

No respondí su mensaje, decidí ignorarlo por el bien de todos. Pero buscaría respuestas a cómo de lugar, y sí tenía qué hablar con él, lo haría, aunque eso significase una pelea fuerte con Justin.

It had to be you | jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora