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Yoongi sonrió al haber visto a sus alumnos jugando en el parque del jardín de infantes. Ya sea en los toboganes, hamacas o sobre el césped, los chiquitos disfrutaban de su recreo al aire libre bajo el sol. Sin embargo, algo captó su atención.

En un rincón del lugar, Sun Hee se encontraba con un libro entre sus manos. Frunció sus cejas y se le acercó, agachándose a su lado, aunque sin darle la espalda al resto del patio, ya que debía vigilar al resto de sus alumnos.



—Sun Hee, ¿Qué pasa, linda? ¿Por qué no juegas con los demás?

—Es que no quiero.

—¿Qué tienes ahí?

—Un libro. Papá me lo regaló —sonrió.

—¿Sabes leer?

—Estoy aprendiendo.

—¿Tu papá te enseña?



Asintió con la cabeza.



—Me enseñó que es muy importante leer libros.

—Bueno, tiene razón.

—¿Tengo que ir a jugar, de todos modos?

—No, no. Sigue leyendo, si quieres.



Contenta, la niña siguió observando los dibujos de animales en su libro de cuentos. Yoongi la observó, fascinado. Tal vez se debía a la época, pero el resto de sus alumnos solían hablarle acerca de videos de juguetes, dibujos animados o juegos que solían usar en los celulares de sus mayores. Realmente agradecía que Jimin le haya enseñado a apreciar la literatura.

**************

El momento de la salida había llegado. Uno por uno, los niños corrieron hacia sus padres. Una sonrisa involuntaria apareció en el rostro del maestro al haber notado a Jimin en puntas de pie, intentando ver cuándo salía su pequeña. Disimuladamente, estiró su brazo hacia ella y la atrajo hacia la puerta, haciendo que fuera con él, quien la recibió con sus brazos abiertos, le dio un fuerte abrazo y besó su frente.

Los ojos de Jimin brillaban debido a la felicidad que le causaba estar junto a Sun Hee. Sus manos escalaron desde sus bracitos hasta sus mejillas, pellizcándolas muy suavemente. Su dedo índice tocó su naricita, y le dijo un par de palabras que la hicieron reír. Yoongi, al verlos, llevó una mano hacia su corazón, enternecido. Y cuando se dio cuenta de que ya no quedaban más niños dentro del lugar, caminó unos metros hasta llegar junto a Park Jimin, quien le sonrió.



—¡Buenas tardes, señ--!

—Yoongi —corrigió amistosamente—. Puedes llamarme Yoongi.

—De acuerdo ¿Cómo estás?

—Muy bien, ¿Qué hay de ti?

—Muy bien.

—¿Sabes? Sun Hee me mostró su libro.

—Oh, ¿Lo trajo? —miró a la niña, nervioso— Cariño —empezó a regañarla—, te dije que debías preguntarle al maestro si pod--

—No hay ningún problema, no te preocupes.

—Ah, ¿No? ¡Qué alivio! Creí que no se le permitía traerlo.

—Claro que no. Ella puede hacerlo. Sólo quería decirte... me contó lo que le dijiste de los libros, y que le estás enseñando a leer.

—Ah, sí. No empezamos hace mucho tiempo, pero lo entiende a la perfección y lo hace muy bien para alguien de su edad ¿Pudiste escucharla? —preguntó, orgulloso.

—Sí, lo hice. Tienes una hija con una mente brillante, Park Jimin.



Al haber dicho aquello, miró a la niña, quien se sonrojó y soltó una nerviosa risita.



—Haces un gran trabajo. En serio.

—Muchas gracias. Eso intento —sonrió—. Hasta mañana.

—Nos vemos. Adiós, preciosa.

—¡Adiós!



Sun Hee tomó la mano de su padre, y comenzaron ambos a avanzar hacia el auto. Jimin, a pasos lentos; ella, dando pequeños brincos.



—Papi, ¿El señor Min es tu amigo?

—Sólo hablamos un par de veces, mi amor.



Ella frunció sus cejas e hizo un puchero.



—¿Qué pasa? ¿Por qué esa carita?

—Yo hablé sólo una vez con Ah Young.

—¿Quién es?

—Una niña de mi salón.



Los dos se detuvieron al haber llegado al auto. Jimin abrió la puerta de atrás, dejó subir a su hijita y abrochó su cinturón de seguridad. Luego, cerró, entró al vehículo, se sentó en el asiento del conductor y encendió el motor para poder dirigirse a su hogar.



—Yo creía que ella era mi amiga —mencionó, afligida.

—¿Y por qué piensas que no lo es?

—Bueno... —jugó con sus dedos— hablaste varias veces con el señor Min, pero no es tu amigo. Entonces, ¿Eso quiere decir que Ah Young tampoco es mi amiga?

—No, linda. Es diferente. Nosotros somos adultos. Ustedes sí pueden tener una amistad.

—Pero —frunció el ceño nuevamente, lamió sus labios— mi maestro y tú se llevan bien.

—Sí.

—Hablan mucho cuando se ven.

—Sí.

—Son amigos —dedujo.



Jimin suspiró y asintió con la cabeza. Después, se puso a pensar en aquello.

¿Qué había de malo en entablar una amistad tan temprano? Tal vez era por el hecho de que los adultos suelen pensar demasiado las cosas.

Y él, lamentablemente, era uno.

Sabía que, de no haberlo meditado durante mucho tiempo, aquella realidad habría sido muy diferente y su hija habría obtenido otras respuestas, pues Yoongi, a pesar de no haberlo visto tantas veces, le agradaba bastante.

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Sun Hee es una genia, intenta juntar al yoonmin, la eduqué bien AHRE

With all of my heart [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora