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La madre y el padre de Kassia estaban sentados esperando saber en las condiciones que estaba su hija. Harry al fin y al cabo se había quedado con su celular por lo que con algo de dificultad, pudo teclear las teclas en la pantalla ahora rota y buscar el contacto de algún conocido.

—¿Cómo fue que pasó?— se atrevió a preguntar el padre de la chica, tratando de romper con el incómodo silencio que se había formado en el lugar.

—La verdad es que yo...— comenzó el chico, pero fue interrumpido por el doctor que en ese momento se hizo presente.

—¿Ustedes son parientes de Kassia Hall?— cuestionó el doctor con serenidad, sin embargo cuando levantó la cabeza se llevó una grata sorpresa al encontrarse con el famoso chico cantante frente a él.

—¿Como está ella?— preguntó la mamá, con notoria preocupación.

—Ella está bien, recibió todos los primeros auxilios necesarios frente al impacto. Pero me temo informarles que sufrió una fractura en su tobillo, ahora mismo está en sala de recuperaciones escuchando las indicaciones sobre el yeso que tendrá que usar durante los siguientes treinta días.

Y fue en ese momento, cuando Harry cerró sus ojos por unos segundos y dejó escapar todo el aire que había estado manteniendo. La culpabilidad envadia toda su anatomía y no podía hacer nada al respecto.

—¿Cree que podamos verla?—volvió a cuestionar la mujer.

—Por ahora pueden estar el tiempo que quieran con ella y si desean pasar ustedes tres no hay ningún problema— informó el doctor— De todas formas esperamos a que se pueda ir de alta mañana en la mañana, la tendremos en observación durante esta noche debido a la leve contusión que Kassia ha recibido en la cabeza, pero nada grave ni de que preocuparse.

Luego de un par de palabras, la mamá de la chica fue tras el doctor por su cuenta debido a que Harry le había pedido a su esposo que necesitaba hablar con él.

—Siento mucho lo que ha pasado, señor Hall— dijo el chico de la manera más educada— Déjeme decirle que me haré cargo de todo gasto económico tanto en la clínica como en medicamentos.

Y el padre de Kassia lo agradecía mucho interiormente, ellos no hubiesen podido costear con los gastos de la lujosa y excelente clínica de todo Los Ángeles aún teniendo una buena situación económica.

—Muchas gracias muchacho, no sé porque estás aquí pero de todas maneras te agradezco de todo corazón lo que estás haciendo por Kassia.

—Creame, es lo menos que puedo hacer— contestó Harry, con algo de cansancio y pena en su ronca voz.

Un par de palabras más y el padre de Kassia se pierde en el pasillo con el entusiasmo de ver ya a su única hija y asegurarse de que todo esté bien. El rizado acomodó su camisa que vestía su torso y salió de la sala de espera hasta entrar al baño de hombres, asegurándose de que no hubiera nadie.

—¿Qué está pasando Harry Styles?, hay fotos de ti en la clínica por todos lados— fue lo primero que le dijo Jake, su publicista, cuando el rizado le devolvió una de las ocho llamadas perdidas.

—Ha sido la peor experiencia de la historia, atropelle a una adolescente y...

—¿Qué hiciste qué?— se alteró el hombre detrás del teléfono, pasaron un par de segundos hasta que volvió a hablar— Estás en serios problemas Harry Styles.

El nombrado cerró los ojos y frunció sus labios sin saber exactamente que decir. Jake le dijo un par de palabras y con ello el consejo de que se retire lo antes posible de ahí, que él mismo se encargaría de arreglar el desastre.

Pero para Harry había sido el peor consejo que alguna vez la habían dado. Él no se iría hasta conversar con la chica y haber pagado todo gasto económico.

Fue entonces cuando quedó mirando su reflejo en el espejo y pudo notar lo cansado y apenado que estaba. Y es que sabía que sería tema principal durante los siguientes días, y eso sumándole a que era muy probable que la vida de Kassia no vuelva a ser la misma de antes.

En ninguno de los sentidos.

Cuando se hubo asegurado de que todo estuviese en orden, hacer y recibir las llamadas que tenía que recibir, fue hasta la habitación de la chica en donde sus padres estaban allí.

Kassia al ver a Harry abrió sus ojos de par en par, pues ella había pensado que el cantante sólo se había ido lo más rápido posible como si la culpabilidad siguiera al diablo. Pero no fue así.

—Iremos a hablar con el doctor, para dejarlos un momento a solas— informa la mamá de la chica y su esposo le sigue.

—Señor y señora Hall— los detiene Harry, ambos se giran a mirarlo— Esperen un segundo.

Es así como el rizado de su gruesa billetera, logra sacar su chequera para poder darles el dinero prometido. Al principio la mamá de Kassia se negaba rotundamente pero Harry no cedió.

Primero fue el cheque de la estadía en la clínica por Kassia y luego con el que pagarían los medicamentos de la chica. Ambos cheques tenían dinero de más, y es que Harry no sabía exactamente de esos tipos de gastos y esperaba de todo corazón a que sea suficiente.

—Muchas gracias muchacho— fue lo que dijo el padre antes de salir de la habitación.

Kassia se encontraba acostada en aquella camilla vistiendo una típica bata celeste, su pierna estaba enyesada desde la rodilla hasta la punta de su pie y tenía una pequeña gasa en su frente.

—No sabes cuanto lo siento— dijo el rizado nuevamente, se sentó en la silla cercana que era para las visitas y la observó detenidamente.

Su cabello castaño— el cual tenía mechas más claras que otras, casi rubio—, se esparcía por toda la almohada y sus ojos grandes lo miraban también, como si fuese la octava maravilla del mundo.

—Estas cosas pasan, no tienes porque disculparte, debí ser más prudente también en cruzar la calle escuchando música— dijo ella un poco avergonzada— Y no te preocupes por el que dirán, le conté a mis padres que me habían atropellado y que justo ibas pasando y me ayudaste.

—¿Por qué lo hiciste?

—Porque sé como funciona tu mundo— dijo ella y él sonrió, agradecido— Y sé que tendrías demasiados problemas si se sabe la otra versión.

—Muchas gracias Kassia, enserio no merezco quedar como el héroe del día, pero gracias— dicho esto y unas cuantas palabras más, Harry se retira.

No sin antes entregarle sus pertenencias como su roto celular, sin embargó él aseguró comprarle uno nuevo y una bicicleta, por lo que muy educamente le preguntó su dirección para cuando le lleguen sus cosas.

Y Harry salió de aquella clínica, a paso rápido pero algo inseguro.

En la entrada del gran edificio pudo ver a unos cuantos reporteros y paparazzis queriendo una buena foto y excelente información de él. Pero no obtuvieron nada, el rizado como pudo llegó a su auto y puso éste en marcha.

Y fue así como desapareció de la avenida con dirección a su hogar.

Run Over » H.SHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin