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—Ya te dije Lou, celebraremos tu cumpleaños quieras o no— dijo el rizado mientras soltaba una risa, dejando mostrar su blanca fila de dientes.

Harry tenía el auricular en su oído, su iPhone estaba sobre el porta celular de su gran vehículo y sus dos manos estaban sobre el volante. Si había algo que caracterizaba a Harry era lo precavido y cuidadoso que él era a la hora de manejar.

Sin embargo, aquel día estaba tan distraído hablando por celular con Lou, su mejor amiga y a quien él le celebraría su cumpleaños número treinta y cinco; osea que pagaría todos los gastos que implicaban una celebración a lo grande y se sentía emocionado por ello.

Soltó otra risa con gracia y conversó con su amiga durante otros minutos más hasta que le cortó. Fue en eso, cuando presionaba la pantalla de su celular que no se percató de la joven chica que cruzaba la calle en su bicicleta de manera distraída debido a que Marroon 5 sonaba muy fuerte a través de sus audífonos y ella no tenía ninguna intención en bajar el volumen.

Harry pisó el freno hasta el fondo pero ya había sido muy tarde. El impacto logró hacer caer a la chica unos cuantos pasos más allá de su bicicleta. Y es que la rueda de esta misma estaba debajo de la parte delantera del auto de Harry.

—Mierda, mierda y más mierda— murmuró el rizado mientras se bajaba del auto y observaba la situación.

Estaba agradeciendo y maldiciendo a la misma vez de porque nadie se asomaba hacia aquella calle poco transitada de la ciudad.

El rizado corrió hacia donde estaba la chica y su corazón se aceleró al ver toda su mejilla y frente ensangrentada.

—¿Estás bien? Dios... No sabes cuanto lo siento— dijo Harry mientras se arrodillaba al lado de la chica.

La joven abrió sus ojos de par en par al verlo ahí. No sabía si gritarle lo idiota que era o lo mucho que amaba su música. Decidió mejor guardar silencio y tratar de no llorar delante del chico que parecía estar en pánico.

No todos los días eres atropellada por Harry Styles. Pensaba ella.

Sin embargo y fuera de eso, se concentró en el fuerte dolor en su tobillo y de como este le pulsaba de manera horrible. Sentía toda su piel caliente.

—¿Puedes ponerte de pie? No, mejor no lo hagas— dijo Harry nervioso y entonces notó que aparentemente la chica estaba en un estado de shock al igual que él— Iremos a la clínica ¿Si?

—N-no— logró decir ella. Le dolía mucho el tobillo pero no quería llorar delante de él.

—Si— dijo ahora Harry tratando de fijarse si había alguna herida grave en su cabeza y efectivamente era así— Iremos a la clínica— susurró más para si mismo.

Tenía miedo de que sea fotografiado o mucho peor, que alguien llegue y lo denuncie y sea multado por la policía de Los Ángeles. Porque sabía que más allá de pagar, le traería muchos problemas.

—Te van a ver— susurró la joven con algo de dificultad.

Intentó levantarse y sintió como todas sus extremidades dolían demasiado, pero en especial su tobillo. Fue entonces cuando se percató de que su preciada zapatilla no estaba en donde debería estar.

—¿Cuál es tu nombre?

—Kassia, Kassia Hall.

—Kassia, vamos a la clínica, puedes tener algo grave— dijo ahora Styles de manera decidida y ayudó a la chica a ponerse de pie.

—M-Me duele— se quejó ella más para si misma.

Harry se encargó de tomarla por la cintura y llevarla hasta su auto, rodeando este mismo por el lado derecho. Abrió la puerta del vehículo con la mano libre y ayudó a la chica a subirse en él.

—¿Mi celular?— cuestionó la joven.

Harry algo nervioso, corrió a buscar el aparato el cual estaba trizado y tirado en el cemento. Recogió la zapatilla y se encargó de correr la bicicleta y dejarla a un lado de la calle. Para luego volver al auto con suma rapidez y ponerse el cinturón de seguridad.

—Mi biclet...

—Te compraré una nueva— dijo Harry pasándole ahora las cosas y poniendo el auto en marcha— Y también un celular nuevo.

—No es necesario— dijo ella, tocando un poco su cabeza y gimiendo frente al tacto.

—No te toques, ya llegaremos rápido— dijo el rizado.

Todas las sensaciones eran tan dolorosas que por un momento se le olvidaba que el mismísimo Harry Styles estaba a su lado, manejando con rapidez y con movimientos nerviosos. Pasaba su mano por su cabello de vez en cuando, con algo de frustración.

Fue en eso cuando el semáforo cambió a rojo por lo que Harry se vio obligado a frenar el vehículo. El ojiverde observó a Kassia y la encontró muy indefensa, con la frente sangrando, lágrimas secas en su cara y tocando su tobillo adolorido de vez en cuando.

—N-no sabes cuanto lo siento— susurró Harry, con un nudo en la garganta. Se sentía tan culpable.

—Fue mi culpa— dijo ella finalmente ladeando su cara.

—No, fue mía, debí haberme dado cuenta de que ibas pasando— el chico rizado y que parecía tan fuerte, estaba al borde del llanto y ni siquiera él lo podía creer.

—Hey no, no— dijo la joven chica colocando queriendo poner su mano insegura sobre el brazo del chico, pero no lo hizo— No te sientas así, fui yo la tonta que iba con audífonos imprudentemente.

—Perdóname por favor— dijo Harry con la voz en un hilo y sintiendo las lágrimas picar sus ojos.

—No te sientas mal Harry, no importa.

—¿Cómo que no importa?, mira como estás.

—Me he sentido peor— dijo la chica tratando de tranquilizarlo. El semáforo cambió a verde y el rizado pasó a primera para hacer andar el auto.

Cuando llegaron a la clínica- una de las mejores, por supuesto-, Harry ayudó a la chica a bajarse con sumo cuidado, siempre tratando de que su pie no toque el suelo.

Los brazos de Harry rodearon por segunda vez la cintura de la joven y las mejillas de ella se tornaron rojas a más no poder. El rizado además le sacaba casi dos cabezas por altura y su perfume masculino de doscientos dólares inundaban sus fosas nasales.

—Te van a ver— dijo ella una vez más.

—No importa, de todas maneras ya estoy en problemas— contesto él, con una voz cansada.

Ambos caminaron al interior de la clínica formando un gran revoloteo. La mayoría de la gente se quedaba mirando a Harry como si fuera un bicho raro, algunas se tapaban la boca y otros conversaban entre ellos preguntándose la situación.

—Vengo a urgencias— le dijo Harry a uno de los guardias del lugar. Este mismo le señaló un gran mesón en donde una mujer de unos treinta años miraba con atención y las mejillas rojas.

—¿Qué sucedió?— le preguntó la mujer mientras desviaba la mirada y escribía algo en el computador con rapidez.

—Alguien me atropelló y él me encontró, creo que me he lastimado el tobillo— contestó la joven con su bonito acento americano y con algo de dificultad a lo que la mujer comenzó a teclear en su computador.

—¿Cuánto cree que se van a demorar? Ella de verdad necesita ayuda...— Harry no obtuvo respuesta y en vez de eso, la chica del mesón hace un llamado en el cual avisa que necesitaban una camilla con urgencia.

Todo pasó tan rápido que ni Harry ni Kassia se dieron cuenta cuando ella ya estaba en la camilla, mientras que todos los presentes miraban la escena con bastante sorpresa.

Algunos tomaban fotos disimuladamente y sólo a unos pocos se les veía bastante incómodos por lo que decidían desviar la mirada.

No todos los días veías a Harry Styles en la clínica, ayudando a una pobre chica con el tobillo fracturado y haciendo un gran esfuerzo fallido por no llorar.

Run Over » H.SUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum