Capítulo 9: Llamada

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Apenas si estaba llegando a la puerta de su apartamento cuando recibió la llamada

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Apenas si estaba llegando a la puerta de su apartamento cuando recibió la llamada. Cameron vio el número y le pareció muy extraño que lo llamara a esa hora, sobre todo si se trataba de negocios. Pero en fin, aunque se suponía que debía dormir decidió contestar. Desde esa visita en The Oak Room no supo nada de ella y la fecha de la supuesta reunión se acercaba.

—Buenas noches —dijo amablemente al contestar.

—¡Hola! Soy Anne Marie Leggat, me recuerda, ¿verdad?

—Claro, es la señorita que me ofreció el trabajo de maître por una noche.

—¡Exacto! Me alegra que me recuerde, se preguntará por qué lo llamo a esta hora.

—Es justo lo que iba a preguntar.

—Ya que usted es el maître de ese estupendo restaurante y debe andar muy ocupado para contestar el teléfono, pensé que esta sería esta la hora indicada, ¿me equivoqué?

—Para nada. ¿Tiene alguna novedad para mí, señorita Leggat?

—Sobre lo de la cena sí, tengo una mala nueva en realidad. Ya no se va a poder realizar, falleció un familiar cercano para mi madre y pues ella no quiere hacer fiestas por ahora, ya sabe cómo son esas cosas.

—Oh... lo siento mucho. Gracias por avisarme a tiempo.

—No, lo siento de verdad, sé que le prometí una cosa y luego...

—En serio, no hay problema. Estoy bastante atareado con el restaurante, no se preocupe.

—Pero me he encargado de decirle a todas mis amistades que vayan al restaurante y que su maître es muy profesional.

—Muchas gracias, es un honor para mí que mi trabajo sea apreciado.

—Una pregunta, ¿siempre es tan formal? ¿Incluso en una conversación informal por teléfono?

—¿Es una conversación informal? Si hablamos de negocios debe ser todo lo contrario, ¿no cree?

—Pues sí, era formal hasta que le dije que ya no había cena, ahora es informal.

—Informal entonces. —Cameron entró al fin a su casa y se sentó para poder hablar un rato. Después de todo le había parecido simpática la chica, aunque ciertamente debía de ser una de esas niñas ricas que de vez en cuando quieren divertirse con gente que no era de su condición social. Diversión y un poco de burla claro.

—¿Y cómo habla informalmente un maître?

—No lo sé, quizá empezaríamos por tutearnos. Soy Cameron y usted es Anne Marie, que de ahora en adelante será solo Anne. A menos que la ofenda, claro.

—No pienses así, Cameron, no me ofendo para nada —dijo en señal que aceptaba la confianza que empezaban a darse—. ¿Sabes? Mis amigas no han dejado de preguntar por ti, no desde que supieron tu número.

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