㉚ Tiempo

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Un mes después, ya conocía todas las películas de Pixar, incluyendo las que aún no salían y estaban en producción.

¡Sabía lo que era una película en producción!

—¿Jessie?

—Toy Story 2.

—¿Dash?

—Los increíbles.

—¿Marlin?

—Buscando a Nemo.

—¿Remy?

—Ratatouille.

—La última... ¿Doc Hudson?

—¡Yo la sé!

—Cállate, Nathan.

—Eh... —murmuré. —¿Buscando a... CARS?

—Cars. —confirmó. Me alzó la mano para que chocáramos los cinco.

—Estoy cansado de ustedes. —Nathan se levantó de la cama de Cameron y comenzó a recoger sus cosas. —. Estas en su habitación, miran películas juntos, lo miras jugar, hasta te pones su ropa... ¡me has quitado a mi amigo!

—¿Lo siento? —arrugué la nariz, evitando reírme. —En realidad no lo siento.

—Que resentido eres, tú también paras en otro lado. —se cruzó de brazos Cameron. —. Para ser específicos, en la habitación de al frente.

—Charleen me consuela. —aclaró. Alcé las cejas y dejé de mirarlo. Lo que había dicho parecía tener doble sentido.

—¿Te hace algo más? —al instante se cubrió las orejas. —. Mejor no respondas.

—Así es, mejor no digo nada. —masculló el rubio. —Me largo.

—¿De la habitación o de la casa? —pregunté inocente.

—No preguntes si no quieres saber.

Miré a Cameron—: Se va al frente.

—No quiero saber...

—¡Nos vemos!

Y salió dando un gran portazo. Siempre hacia eso. Tal vez para llamar la atención de Charleen de que estaba por entrar a su habitación. No tenía idea de que ocurría entre ellos, pero andaban así desde la primera vez que vine a pasar la noche con Cameron (en el buen sentido, pervertidos).

Recibí un mensaje de Kim al instante, y luego, una invitación a una videollamada. Mejoré mi postura en la cama y Cameron se acercó más a mí, para poder encajar en la cámara de mi teléfono.

—¡Hola! —nos gritó Kim. —¿Qué están haciendo?

En la llamada se habían unido Jamie, Walter, Mariel y Nathan y Charleen en una sola cámara. ¿Ya ven? No era sorpresa a donde se iba el rubio.

¿Qué quieres? Estoy a mitad de algo importante. —dijo Jamie, quien enfocaba solo su cara y no nos dejaba ver donde estaba.

Está cocinando algo... —sospechó Mariel.

—¿Dulce o salado? —pregunté.

Dulce, se me antojaron brownies.

¡Chicos, eso no es importante ahora! —gritó Kim, llamando nuestra atención. —. La directora volvió a anunciar los horarios para practicar en el auditorio, por fin nos toca este viernes. ¡El show es la próxima semana!

—¿Cuántas veces hemos ensayado? —preguntó Walter.

¡Dos! ¡Dos veces! —a Kim se le veía desesperada. —. La primera fue para cantar tonterías y la segunda no quisieron hacer nada, ¡malditos flojos! Ahora tienen que fijar lo que van a cantar o bailar y organizaremos los números.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora