㉘ Justicia

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Ninguno de los presentes respondió a mi pregunta.

Walter se fue antes que pudiera interceptarlo.

De todas formas, no le diría nada a Angélica. Ya no era de su bando.

Si, me pasé a la secta/grupo/club de raje-complot-cinco-incomprendidos.

Nunca se decidieron por un nombre...

En fin, algo que si tuvimos bien en claro fue de suponer que esa tarde nunca existió. O sea, sí, pero, ustedes entienden, teníamos que fingir que no. Todos la tenían fácil porque se tenían entre ellos; sin embargo, me dejaba a mí varada. Debía convertirme en su fuente de información el mayor tiempo posible, entonces tenía que pretender y mentir que no sabía nada a Angélica.

Lo cual era peor, porque desde que la vi en la mañana quería arrancarle los pelos.

Traté de acercarme en algunas partes del día a Kim, quien era con la que más me podía comunicar sin levantar sospechas, pero la pequeña rubia se la pasaba o en clases o en el salón de Abney News, con Mariel, así que era un rotundo no. Luego estaba Jamie, con quien no había hablado nuestro tema pendiente y solo nos limitábamos a hablar de Angélica y sus planes desquiciados... si, tampoco pude acercarme mucho a ella.

Intenté encerrarme en el baño para poder escapar de la presencia de mi enemiga manipuladora con la vaga excusa que tenía el estómago flojo, lo cual funcionó, por unos bendecidos veinte minutos, un tercio del receso. Además de liberarme de ella, aproveché mi soledad para llamar a mi ex novio, Raúl, ya saben, para saber porque mierda no insistió en decirme que se besó con mi ex -mejor amiga. Luego de diez llamadas, no obtuve ni una sola respuesta. Estaba por hacer la onceava cuando una profesora ingresó y pidió que saliera a disfrutar el rato libre. Obviamente ella planeaba hacer algo más fuerte en el baño que simple pipí. Salí corriendo.

—¡Courtney, acá estas! —Julián estaba corriendo hacia mí. Genial, alguien más de quien escapar.

—Estuve en el baño. —fingí una sonrisa.

—Angélica me mandó a buscarte, quería que aprovecháramos la cancha vacía para jugar una partida de básquet o balonmano.

—Uh, paso, soy mala en los deportes.

—De acuerdo. —sonrió, metiéndose las manos en los bolsillos de su pantalón. —¿Vamos a un lugar privado?

Oh, no.

Jugar básquet ya no sonaba tan mal...

—Es la escuela, Julián...

—Vamos a pasar el rato, Court. ¿Qué creías?

Me tomó de la mano y comenzó a jalarme por el pasillo, sin borrar en ningún momento su sonrisa divertida. Solté un suspiro de alivio y le seguí la corriente. Al menos no tenía que preocuparme por eso...

—¡Anderson, acá estas!

Cameron interrumpió el camino de Julián y nos detuvimos abruptamente. ¿Qué planeaba Cameron? ¿Qué hacía aquí? No importaba, al menos estaba agradecida de su interrupción.

—¿Qué quieres? —preguntó Julián con desdén. Instintivamente me colocó detrás de él. Miré a Cameron y junté las manos implorándole que me separase de Julián por el resto del receso.

—Tenemos trabajo. —señaló sus cuadernos que traía en manos. —. De... francés.

—No, solo quieres tomar venganza por lo que hizo el lunes.

—Julián, en verdad tengo trabajo que hacer. —me coloqué sobre su hombro. Tenía que inventarme algo rápido. —. Y no te preocupes por eso, él sabe que no puede hacer nada. —sonreí traviesa—. Si nos ven juntos no hay nada que niegue el rumor que expandí por el periódico.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora