⑲ Auditorio

234 27 2
                                    

Tal como Angélica me dijo el sábado, la mayoría del salón se vio obligado a cambiar de planes abruptamente para quedarse en el auditorio. Elena no me quiso creer cuando se lo dije, y papá solo me dio un poco más de dinero para comer, además que, a diferencia de los otros días, no podría pasar a recogerme porque saldría más tarde.

Por otro lado, por ser lunes, la directora convocó una corta Asamblea para anunciar las actividades que se acercaban. Estábamos entrando a octubre y según su discurso, planeaba un año diferente a los demás, comenzando con el «Día de la Adquisición». Una nueva actividad, que, por lo que entendí, tendríamos que demostrar nuestros avances del semestre hacia los padres a través de dinámicas interactivas. Luego seguiría con el show de talentos, donde las inscripciones habían tenido que cerrar antes por la gran cantidad de estudiantes dispuestos a presentarse. Me sentí con un poquito de suerte al haber encontrado vacante con Angélica. La directora concluyó su mensaje avisando que la última actividad de este semestre, antes de pasar a las vacaciones de Navidad, sería el baile de invierno. Avisaría sobre otras actividades luego de las vacaciones, para el siguiente semestre.

Durante la Asamblea me había sentado junto a Jonathan y otra chica que había tomado el asiento de Angélica, ya que mi amiga nunca llegó a sentarse con nosotros. Jonathan y yo la estuvimos buscando, pero no la encontramos por ninguna parte y habíamos tenido que ceder el asiento para que no nos llamaran la atención.

—¿En cuál de los tres vas a participar? —me preguntó Jonathan, mientras salíamos del auditorio para nuestras clases.

—Todos estamos invitados al baile, Jonathan. —solté una risa. — Me inscribí con Angélica al show de talentos, y sobre el día de la Ad- ese, no estoy interesada.

—La mayoría del salón va a participar en el show.

—¿Incluyéndote?

—Sí —suspiró —. También estaré en el día de la Ad- eso.

—Uy, pues buena suerte, cerebrito. —le saqué la lengua. —. Nos vemos más tarde en el ensayo.

Se despidió alzando una mano y se fue por otro pasillo.

Estuve todo el día ansiosa de que terminaran las clases para por fin ir al auditorio a ensayar. En las clases participaba como si me hubiese leído un libro antes de asistirlas, y en los recesos me colocaba mis audífonos para escuchar posibles canciones para cantar con Angélica.

Durante la última clase, Angélica y Kim fueron exoneradas para ir a preparar los últimos detalles del auditorio. Siempre estaba lleno de recursos del club de teatro, entonces ellas irían a retirar todo a fin de liberar una zona para ensayar.

A pesar de ello, Angélica me prometió que vendría a recogerme al salón cuando las clases acabaran, para ir juntas a comer algo y luego ir al auditorio; sin embargo, cuando sonó la última campana ella no apareció, y quedé sola en el pupitre. Ni siquiera la maestra me preguntó porque no me retiraba.

Cuando estuve a punto de irme sola hacia el auditorio, Walter ingresó con una bolsa en manos.

—Compré comida, Angélica me pidió que lo haga. —me extendió la bolsa. Abrí para ver el interior y sonreí satisfecha al ver dos pequeñas hamburguesas y una lata de coca cola.

—¿Se quedó en el auditorio?

—Sip. —respondió—. Nos están esperando, quieren empezar cuanto antes.

—¿También estas inscrito?

—¿Eso no es obvio?

—No tienes pinta de cantar o bailar. —dije, tomando la iniciativa de salir del salón. Walter me siguió.

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora