⑭ Entrevista

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 Mamá nunca sospechó que fui al partido. Luego de que dejáramos a Jamie en su casa, llegamos a la nuestra, y papá me pasó las bolsas de compras para meterlas a la casa. Elena estaba en el sofá comiendo una ensalada de frutas mientras veía su serie preferida: The Flash.

Papá me ofreció ver una película en el cuarto de visitas, que era donde el temporalmente dormía, y acepté gustosa, incluso ofreciéndome a preparar palomitas. Le envié un mensaje a Raúl preguntándole como estaba, y me respondió que fue a una fiesta, vigilando a Iván para que no cometiera alguna tontería como la de después del partido.

A decir verdad, lo que ocurrió esa noche me dejó con muchas dudas, la principal siendo: ¿Los mellizos conocían desde antes a Iván? Durante esos momentos en los que estaba atrapada en los brazos del chico, solo veía como se enfrentaban Cameron, Charleen e Iván; sin embargo, horas más tarde, recostada al lado de papá, comencé a recapitular los eventos —sí, no presté atención a la película— y llegué a la conclusión, que unas simples bromas hacia Moon High no ocasionaría un accidente casual a Nathan en la mano, un ocultamiento por parte de Charleen en la espalda de él, y mucho menos la cólera de Cameron al ver que retenían a su hermana. Algo había pasado entre los tres —o cuatro—, ya sea de hace tiempo o reciente, que explotó esa noche.

Estaba reventándome la cabeza con respuestas que no eran ciertas, así que decidí dejar el tema a un lado y prestar atención de una vez a la película que papá había elegido. Nos quedamos hasta la madrugaba viendo tres películas más, y olvidé por completo que al día siguiente aún había clases.

—¡Anderson! —un manotazo en mi pupitre me despertó de mis dulces e incómodos sueños.

—¿Ah?

—¿Acaso no tiene una cama dónde dormir? Hágame el favor de retirarse de mi clase e irse...

—Al baño a lavarse el rostro. —terminé por Lorena. En realidad, ella quiso decir "dirección" pero ni coña pisaría esa oficina, así que preferí tomar mis cosas y salir corriendo de la clase.

Un sentimiento de culpa me invadió al llegar a mi casillero. Hasta hace unos meses, yo no dormía en clases y mucho menos me escapaba de ellas; algo cambió en mí desde que... no sé ¿Me volví más estúpida? Tal vez solo estaba creciendo, y las personas con las que me rodeaba influían en ello.

No me di cuenta que detrás de mí, silenciosamente, Kim se había parado y estaba esperando a que terminara de guardar mis cosas. Volteé asustada en cuanto sentí su respiración en mi cuello. Ella era chiquita, pero con los tacones que usaba lograba estar a mi altura.

—¿No estás en clase?

—Estaba. Casi me mandan a dirección, pero preferí salir corriendo antes que lo declarara.

Alzó las cejas y susurró un «Uy».

—Ya que estas libre, ¿te importaría contarme lo que pasó ayer?

No supe si Kim hablaba del partido o sobre lo que pasó dentro de la escuela, ya que ella no estuvo en ese momento, así que, primero preferí hacerme la confundida.

—¿Sobre el partido? ¿No estuviste ahí?

—Claro que estuve ahí —sonrió. —Me refería a lo que pasó dentro de Abney, mientras que todos estábamos en la cancha.

—Mariel estuvo ahí, ¿Por qué no le preguntas a ella?

—Ella tiende a exagerar todo, y según me dijo, no estuvo todo el rato ahí, llegó en cierto momento. No como tú, que estuviste desde el principio.

¿Y Kim como supo todo eso? Era obvio que le gustaba hacerse la investigadora, pero, aun así, ¿Cómo era posible saber quiénes estaban en cierto momento o no?

Cuando Ella LlegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora