Capítulo 2. Recuerdos.

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Jamás pensé que Kate fuera a ser tan cortante con la despedida, pero al llegar a casa traté de olvidarlo mientras empacaba escuchando la musica de Nina por el pasillo.

No porque me gustara, sino porque era menos deprimente que mi vida en este momento.

Guardaba mis figuras de Death Note con cuidado y en bolsas con burbujas cuando Connor entro a mi habitación y se lanzó a mi cama.

—Con qué ánimo estas empacando, hermano —dijo sarcástico.

—No me mal interpretes, esta bien que nos vayamos pero...pensé que Kate reaccionaría de otra manera cuando se lo dijera.

—¿No es eso algo normal en las chicas? ¿Hacer lo contrario a lo que se supone que harían?.

—Supongo— traté de reírme. —La tienes muy clara tú, has estado con muchas chicas y ya debes conocerlas.

—Correccion:— levantó un dedo, —Estuve con muchas chicas, eso si, pero sólo conozco a una. A Nina.

—Claro, olvidé con que mujeriego reformado hablo.

—Sólo lo era por llamar la atención de tu hermana. Cosa que no funcionó hasta que me quedé ciego.

—No me recuerdes eso. Me dio un TIC nervioso por tantas mentiras— terminé de meter las cosas en la caja y la cerré con cinta. —¿Tú no vas a empacar?.

—Nina lo hizo por mí. Fue una apuesta que perdió— me reí.

—Eso explica porque apenas hace un rato comenzó con sus cosas. Creí que lo haría desde la mañana.

—Si, ahora procederé a importuarla— se levantó. —¿Sabes? Es más divertido molestarla siendo novios que siendo amienemigos.

—Oh, no quiero saberlo.

Y salió de mi cuarto.

.-.-.-.-.-.-.-.

Me dirigí a la habitación de Nina y al abrir silenciosamente la puerta la encontré doblando su ropa con una lágrima corriendo por su rostro.
Estaba triste y no me gustaba verla así, entonces esperé a que se limpiara la lágrima y entré. Ella odia que la vean llorar.

—Hace un rato estuve en mi cuarto para guardar lo que faltaba y me sorprendí al ver que ya no hacia falta nada— dije entrando. —¿Eso significa que metiste tus manos a mi cajón de ropa interior?.

Llegué por detras de ella y besé su mejilla.

—Si, y dejame decirte que tienes una colección sorprendente de Calvin Clain— trató de disimular que había estado llorando.

—Si quieres te los modelo todos, nena.

—No gracias. Ya los he visto— se giró y me besó en los labios para después irse al otro lado de la habitación.

Aproveché que dejó el camino libre hacia su closed y me acerqué al cajón pequeño de hasta arriba.
Acerté a encontrar en él su ropa interior también.

—Uh, Nina, ¿Encaje?— lo saqué.

—¡Oye!— me lo arrebató. —Te tomas demasiadas libertades con respecto a tomar mis cosas privadas.

Siguió guardando sus cosas mientras que yo me senté en su silla.

—Por favor, nena, te he visto incluso sin ellas, ¿Lo recuerdas?.

Que seas mi alegría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora