Historias breves y únicas sobre Kevedd.
Los personajes no me pertenecen, yo solo escribo sobre ellos.
Personajes de Danny Antonucci, son del dibujo animado "Ed, Edd and Eddy".
Nathan Kedd Goldberg es propiedad de C2ndy2c1d.
Alexander Lawrence (Alex...
Vivimos en una sociedad donde los conflictos están llamando a la puerta constantemente, donde sobreviven un día las personas sin crear polémicas ya es ganancia.
Los divorcios son la cosa más común actualmente, tal parece que las personas que un día se amaban y derrochan miel en su empalagosa relación, dejan de hacerlo de un momento a otro.
Aunque no todo sobre los divorcios es malo, al menos no lo es si sus dos padres se mantienen separados y no consiguen otra pareja, porque si llegan a tenerla, entonces ahí si que tenemos problemas.
Sino me creen a mi, preguntárselo a Ian Williams-Lawrence deben.
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Porque esta, esta es la historia de su día a día con padres divorciados.
El día de hoy les traigo una historia bastante, ¿Cómo decirlo? ¿Curiosa? Si, quizás esa sea la palabra idónea.
Ahora si, comencemos con esta historia.
Era otra mañana de Viernes como cualquier otra, las aves cantaban, los perros ladraban, los gatos dormían, los peses disfrutaban en el agua y los niños corrían o veían dibujos animados en la televisión.
Y la casa donde vivía un pequeño rubio platinado de cabello rizado y hermosos ojos azul grisaceos no era la excepción.
Aquel pequeño niño, el cual recibía el nombre de Ian, Ian Williams-Lawrence para ser más exactos, se encontraba en el la mesa mientras comía cereal y "El Jardín de los Sueños" acompañado de su perrito de felpa que su Papá le había obsequiado, el cual se llamaba Spike. Él infante desayunaba tranquilo cuando un sonoro grito se hizo presente.
- ¡IAAAAN!.- grito con fuerzas un castaño.
Él niño se encogió en su lugar mientras esperaba que el mayor no le viera para que no lo regañara, pero como siempre, la suerte no estaba de su lado.
- Ian, ¿Cuántas veces debo de decirte que no dejes los juguetes botados por las escaleras?.- aquel castaño le miro con el ceño fruncido.- Casi me caigo al bajar las escaleras.
- L-Lo siento Tío Dean.- pronunció con nerviosismo el niño mientras comenzaba a lagrimear un poco.
- No, no llores Ian.- le abrazó el mismo, mientras le acariaba la cabeza.- No era mi intención gritarte, es solo que casi me caigo al venir acá y podría hacerme daño.
- Lo siento.- se disculpó el infante, de dientes para afuera, mientras abrazaba el perro de felpa.
- Ian, ¿No te gustó el obsequio que te di?.- cuestionó el castaño mientras miraba a un dinosaurio de felpa que estaba dentro de una jaula.
- ¿Hum?.- cuestionó el de ojos azules mientras miraba en dirección al dinosaurio.- Esta en la cárcel.
- Pero, ¿Por qué?.- cuestionó alarmado.- ¿Por qué que esta en la cárcel si es bueno?.
