—Basta, Lucas. —Pido, y me arrepiento de inmediato de haberlo tuteado frente a mis jefes. Ellos se harán muchísimas preguntas después de que todo esto pase.

— ¿Cómo... como te diste cuenta de sus golpes? —Pregunta Alana, y mi alma se va al piso. Está confundida y con los ojos llenos de lagrimas sin derramar, definitivamente el peor de mis cumpleaños. Lucas aparta la vista y yo la bajo, por Dios, ¿Qué van a pensar mis jefes?

—Eso no importa ahora. —Habla Lucas. Su reacción fue todo lo contrario a lo que pensé que sería si su familia se daba cuenta de lo que había entre ambos. No lo negó pero tampoco afirmo nada.

La señora Alana nos mira a ambos dudosa, como si hubiese empezado a sospechar algo, pero no dijo nada. Se levanta un minuto después y me da un cálido abrazo que recibí gustosa cerrando mis ojos y absorbiendo el momento. Mi medre no estaba cerca y de verdad necesitaba algo así. Hace que me siente a su lado y el señor Ian se ubica junto a ella, me dicen que cuento con todo su apoyo, que aseguran que no me dejaran sola y me pondrán protección, lo que me hace abrir los ojos y negar. No quiero a un tipo detrás de mí, con que me lleven a mi casa por las noches estará bien, yo me asegurare de encerrarme.

Lucas observa todo atento, aun sigue enojado. Es tan gruñón. Me causa ilusión que se preocupe por mí, pero no quiero parecer una tonta imaginando cosas que se que con el no van a pasar. Ambos tenemos las cosas claras, lo que queremos, lo que buscamos cuando nos vemos y lo que debemos hacer después, que es: fingir que nos conocemos.

—La dejare en su casa, dejare a uno de mis hombres con ella. —Es Lucas. No quise verlo, ni siquiera tuve el valor de ver a la señora Alana, pero al alzar la vista noto que me observa un poco confundida y... ¿Feliz? No lo sé, debo estar delirando. Me da un último apretón de manos –ya que tenía mis manos tomadas- y asiente dándome una sonrisa conciliadora.

—Todo va a estar bien, te lo aseguro. Están detrás de ellos. —Me asegura el señor Ian. Yo asiento, es como si mi lengua se ha hubiesen comido los ratones.

—Ve con Lucas, el va a dejarte en tu casa y mañana te necesitamos aquí a primera hora, te esperaremos —Me indica la señora Alana. Me sonríe, pero se nota que esta asustadísima.

—Muchas gracias. —Susurro.

Camine hasta Lucas que no aparto la mirada de mí hasta que llegue a su lado, mantuve distancia ya que no estamos solos y la señora Alana y su esposo Ian no nos quitan la mirada de encima. Desvía la vista una vez más hacia mí y me estudia unos segundos para después dirigirse a su hermana.

—Nos vemos mañana. —Y se vuelve para empezar a caminar hasta la puerta, yo me despido una vez más y lo sigo.

Me espera parado a un lado del auto y abre la puerta para mí y, entonces, entra él. No me mira, tiene su mirada fija en la ventanilla y apoya su barbilla en su mano pasando su dedo índice por sus labios, puedo asegurar que no está consciente que está haciendo eso.

No lo interrumpí ni trate de llamar su atención. Solo quiero llegar a casa y descansar, olvidarme de todo lo que ha pasado y pensar que mañana todo será mejor. Cuando llegamos él es el primero en bajar mirando a los lados y cuando termino de bajar coloca una mano en mi espalda baja, esa ya conocida corriente me recorre completa y debo usar todo mi auto control para no permitirle a mi cuerpo temblar y que él lo note. Bruce entro con nosotros y yo me encargue de cerrar bien la puerta bajo su mirada.

No tenía la menor idea de que Lucas iba a quedarse, o al menos, a entrar conmigo a casa; no recuerdo que lo haya hecho y me intimida un poco ya que mi pequeño hogar no se parece en nada a sus grandes mansiones y pent-house.

—Voy a ponerme un pijama —Le anuncio, se vuelve hacia mí con ambas manos en sus bolsillos delanteros, es ahí, que me doy cuenta que veía una foto de mi familia. En el retrato salimos mi padre, mamá y yo que apenas era una pequeña niña, pero la felicidad que mostramos en esta es... única —. ¿Qué... piensas hacer? —Debía saberlo, el es algo difícil de comprender y no sé si va a irse ahora o se quedara un rato mas.

—Te acompaño. —Habla despacio pero con la voz más ronca que nunca. Y vuelve rápidamente la vista a las fotos familiares, entonces, camina hasta donde estoy. Subimos las escaleras hasta mi habitación, no sabía qué hacer; no estaba en su zona de confort y me hacía sentir nerviosa, aunque él se ve bastante tranquilo.

—Puedes sentarte donde quieras. —Le digo, mientras abro mi closet y saco un pijama de pantalones cortos y camiseta, camino hasta el baño y retiro la bata, los pantaloncillos y el top. Me coloco el pijama lo más rápido que puedo, amarro mi cabello y salgo. Lo encuentro sentado en mi cama observando cada espacio de mi habitación.

—Es bastante diferente a lo que estas acostumbrado. —Susurro caminando hasta él, y tendiéndole su bata de baño. Desvía la vista hacia mí y queda muda. No sabía lo que estaba pensando, pero la forma tan... abrazadora con la que me observa me deja sin habla.

—Ven —Palmea el lado derecho de mi cama —. Necesito que duermas. —Hago lo que me pide y me recosté en mi cama de costado, no podía dejar de mirarlo, hoy no era ese hombre frio y amargado que había conocido cuando trabajaba en su empresa. En una de ellas.

— ¿Qué te tiene así? —Tome su mano y hago que se recueste de la misma forma en la que yo estoy, ahora estábamos de frente y muy cerca —. ¿Crees que la señora Alana haya sospechado algo? —Sonríe cerrando los ojos y mi corazón se detiene por un segundo. Jamás lo había visto reír así, se ve cansado pero es tan... perfecto.

—Claro que lo noto, a ella no se le escapa nada. Es una intensa.

— ¿Crees que pueda afectar mi trabajo? —Me mira confundido, pero la calidez que emana me tiene más... tranquila.

— ¿Casi te matan a golpes por nuestra culpa y temes perder tu trabajo? —Me encojo de hombros, él niega y se acomoda para quedar mirando al techo.

—Esas personas están mal, nada de esto es tu culpa, ni de tu hermana y su esposo, ¿de acuerdo? —Se siente culpable, eso es muy notable. Lo observo apoyando mi cabeza en mi mano. Se ve tan joven, tan sencillo y guapo con vaqueros negros y una camiseta tipo polo blanca. Exhale y desvié la vista, Dios, Lucas no era un hombre para enamorarme; entre ambos todo esta tan claro. No puedo salirme o ilusionarme con otra cosa que no sea sexo. Ni yo ni nadie podrían sacar a su ex novia de él, de su vida, de su piel.

Eso me descoloco, esto que tenemos es algo efímero, más temprano que tarde terminara. Debería concentrarme en buscar un buen trabajo en mi campo ahora que ya me gradué de psicóloga y salir de su vida. Buscar a alguien que quiera estar conmigo por lo que soy y no para olvidar a alguien más. Sin darme cuenta termine mirando al techo de mi habitación abatida, triste.

— ¿Pasa algo? —Al parecer me observaba, negué sin mirarlo—. Ven aquí. —Me acerca con cuidado y sin esperarlo, me besa. Tarde un abrir mis labios para él, todo lo que había pensado hacía un segundo atrás seguía en mi cabeza. Se separa un poco y examina mi rostro—. Si pasa algo, te conozco lo suficiente. —No quiero hablar de eso, por lo que coloco una de mis manos en su cuello y lo atraigo hacia mí para besarlo con esmero. Necesito llenarme de él, de su olor, de sus besos, para así poder alejarme. —. Necesito que mañana vayas a una clínica para que te examinen. —Me separe de el mirándolo confundida.

—Yo estoy bien. —Susurro, esta a centímetros de mi rostro —. ¿Para qué quieres que vaya?

—Necesito confirmar que estas bien. Tus moretones aun están muy marcados y eso fue hace días. No quiero imaginarme como estaban en ese momento. —Odio verlo así.

—Okay, si eso te deja más tranquilo voy hacerlo. —Deja un beso suave en mis labios.

—Bruce te llevara por la mañana, no va a separarse de ti. —Mis labios se fruncen, no quiero a nadie detrás de mí—. Ahora duérmete, debes descansar. —Me atrae hasta su pecho y encantada me acomode en este. Me siento bastante segura teniéndolo a mi lado. No sé si va a quedarse o si se irá cuando yo me quede dormida, pero una cosa si es segura; disfrutare el momento mientras dure.

...

Instagram: IamgarciaV21. 

Después de tiWhere stories live. Discover now