EPÍLOGO

1.8K 90 8
                                    

¡Escucha la canción mientras lees!
(Si no carga y la quieres buscar por cuenta propia la canción es On Melancholy Hill- Gorillaz)

Epílogo

Ahora la ciudad estaba totalmente distinta a como la había visto la última vez cuando vine con Andrés. Tal vez el clima era lo que la hacía ver distinta, pues ya eran finales de Otoño, el Invierno se acercaba, cuando vine la última vez, había muchas flores y los árboles estaban demasiado coloridos, la ciudad brillaba por el sol. Ahora no había rastros de ninguna flor, las hojas de los árboles caían y el viento era tan fuerte que me ponía la piel chinita.

El Sol ahora se escondía entre las nubes, y parecía a punto de llover, después sucedió, pequeñas gotas de agua comenzaron a caer del cielo, era una lluvia ligera, pero después cesó. Comencé a caminar por el centro de la ciudad, paso a paso llegué a un restaurante de comida rápida y comí una hamburguesa junto con unas papas fritas, la gente me miraba muy raro, tal vez pensaban que era raro ver a una chica sola en un restaurante, o pensarían que tenía el corazón roto. Lo curioso es que mi corazón estaba buscando a alguien desde hace cinco años y la angustia me mataba al no poder encontrarlo.

Cuando terminé de comer, salí y seguí caminando sin ningún rumbo por el centro de la ciudad, eran aproximadamente las 5:30 de la tarde. Me dirigí a una plaza en donde vendían ropa y maquillaje, todo para chicas, decidí entrar y comprar algunas cosas que tan sólo con verlas sabía que tenía que llevarmélas de cualquier manera. Ahora caminé hacia un parque en donde siempre solía haber muchos enamorados juntos por ahí, realmente no sé que hacía ahí, no tenía a nadie y no creo que encontrara al amor de mi vida esperándome con un ramo de rosas.

Me senté en una banca, saqué mi celular y elegí una canción: On Melancholy Hill de Gorillaz. Cuando Sebastián se olvidó de mi, yo me obsesioné con esa canción y no podía dejar de escucharla sin acordarme de él, al igual que todas las canciones que algún día escuchamos los dos, como cuando bailamos en el convivio de la preparatoria. Tenía la mirada perdida, nuevamente los recuerdos me habían invadido, entonces decidí pararme de ahí y seguir caminando, ahora sin música; pensar no me iba a ayudar a nada, encontré otra plaza y decidí entrar en ella. Visité la tienda de discos, donde también vendían libros y videojuegos, los chicos solían amar ese lugar y las chicas venían en busca de Cd's de One Direction o Big Time Rush, visité la sección de libros género por género: novelas juveniles, romance, ciencia ficción y llegué a la parte de terror. Lovecraft se encontraba ahí, "El color que cayó del cielo y otros cuentos". Era el mismo que Seb me había regalado un día y que había quedado en mi antigua casa, nunca más había vuelto a saber del libro y mis padres juraban que lo había traído la mudanza, pero era más fácil decir que se deshicieron de él cuando les dije que el libro me lo había regalado un profesor y ellos inmediatamente pensaron en Seb. Iba a comprarlo, así que lo tomé y alguien me detuvo, su mano sobre la mía me provocó miedo, pues parecía que no iba a soltarme.

— ¿Por qué lo vas a comprar? Si ya lo tienes, yo te lo regalé... — era una voz bastante reconocible. Alcé la vista y era él, era Sebastián, no pude evitar sonreír, así como tampoco pude evitar darle un gran abrazo y un gran beso en los labios, él me correspondió, y también me abrazó fuertemente. Las lágrimas salieron de mis ojos, lo miré a los ojos.

— Dime que me amas para saber que esto no es un sueño — dije.

— Te amo, Laura, nunca lo dejé de hacer — nuevamente lo abracé. — ¿Dónde te metiste Laura?

— Mis padres me llevaron lejos de aquí cuando se enteraron de todo — respondí.

— Yo creí que sólo te habían cambiado de escuela

— Ojalá así hubiera sido, Sebastián..., ¿por qué te olvidaste de mi y porque nunca me volviste a llamar? — ahora todos nos miraban muy extraño en la tienda de discos, por lo que decidimos salir de ahí, Seb dijo que me lo contaría todo en su coche, que íbamos a ir a un lugar más tranquilo que sabía que me encantaría. Así que acepté en ir. Y en el camino me contó que el mismo día en que lo habían corrido de la escuela se puso tan furioso que llegó a romper su celular, no soportaba el hecho de saber que no volvería a verme, y tampoco soportaba que yo me hubiera enamorado de otro. Aunque le confesé que jamás me enamoré de Sergio, pero quería que me tratara igual que a Valeria y él lo creyó porque lo que decía era verdad. Así que esa fue la razón por la que no fue detrás de mi al decirle que todo había terminado, su celular traía toda mi información y la suya, con el se fue mi número de celular, mi dirección, y peor aún, su contraseña de facebook, por lo que nunca más pudo entrar a su vieja cuenta, y nunca pudo volver a encontrarme en facebook, pues había demasiado usuarios con el mismo nombre. Dijo que la tierra me había tragado.

Pasamos un par de horas charlando sobre nuestras vidas, él había tenido también una novia, pero lo suyo no funcionó, pues ella era mucho mayor y tenía un trabajo estable que no les permitía ni siquiera hablar en alguna red social. También dijo que había conseguido trabajo nuevamente de profesor ahora en una universidad, ganaba bien y vivía bien en su actual departamento. Ahora él tenía 27 años. Le conté que Sergio me había pasado su nuevo usuario, también me dijo que a él nunca lo odió y el porque no le había mandado solicitud antes de venir aquí. No respondí, pero llegamos tan pronto a un bosque, un lugar bastante solitario en donde el frío se sentía aún más y los árboles se movían fuertemente con el viento, llevaba conmigo mis compras, bajamos del coche y después regresé por un abrigo que recién había comprado. Después de la última pregunta de Seb, habíamos permanecido en silencio, en el bosque, miramos hacia el lago y hacia el cielo, comenzaba a anochecer y las estrellas comenzaban a brillar. Seb volvió al coche, y puso una canción, casualmente la que yo estaba escuchando en el parque con audífonos. Volvió conmigo dejando las luces del coche encendidas para no quedar a oscuras.

— Yo no quería mandarte un mensaje, yo quería actuar y por casualidad te encontré — respondí por fin a su pregunta.

— Te extrañe tanto Laura, no sabes cuanto te busqué, no sabes cuantas noches dediqué a pensarte y como sufría por ello, y ahora que te encontré no volveré a dejarte ir

Una lágrima me salió. Él se arrodilló frente a mi.

— Sé que no tengo anillo, ni nada con que sustituirlo, pero, ¿te casarías conmigo?

— Si digo que si, ¿me abrazarías fuertemente todas las noches en que pase frío?

— Te prometo que nunca más sentirás frío

— Si, acepto, me quiero casar contigo — respondí llorando de alegría.

Él se levantó, yo envolví mis brazos en su cuello y nos dimos un largo beso, ahora las gotas caían nuevamente. Después se soltó una fuerte tormenta y nos subimos al coche, comenzamos a besarnos, él metió su mano bajó mi abrigo y después bajó mi blusa, yo metí mi mano bajo sus jeans. En minutos quedamos completamente desnudos y antes de seguir, él me susurró:

— Me haces la persona más feliz del mundo — susurró con tanta ternura.

— Te amo tanto — dije y él respondió "Yo te amo más". — Tú eres mío — y el respondió "Tú eres mía"

Me sentí correspondida, siempre supe que estaba con el chico correcto, con el amor de mi vida. Y eso era tan perfecto, nunca había sentido tanta alegría en mi vida.

Tú eres mío.©Where stories live. Discover now