24.

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Es el día del convivio. Hace un par de días vi a Sebastián muy sonriente junto a la maestra de Filosofía. El mismo día decidí ya no preguntarle que era lo que sucedía, porque sé que necesitaba hablar con alguien y que de una u otra manera yo no era la persona quien él buscaba.

Siempre iba con una de esas camisas de colores oscuros que siempre usa, unos jeans azul marino y un par de converse o unos botines de color café oscuro. Eso lo hacía verse demasiado cool, es perfecto, porque siempre trata de verse bien.

Mientras en el salón, Andrea y yo estamos en una esquina viendo como adornan el salón y como llevan las cosas poco a poco, el maestro aún no ha llegado, y es por eso que quieren que todo luzca muy perfecto en cuanto él llegue.

— ¿Y tu amiga Valeria? — pregunta Andrea

— No lo sé, tal vez con un chico allá afuera. Creo que ni siquiera estará aquí

— Últimamente la he visto con ese tipo ese Israel, ese chico no le conviene, espero que ella lo pueda ver — dice Andrea

— ¿Por qué lo dices?

— Porque le gusta andar con una y con otra, y no busca algo serio

Yo sólo permanecí callada, iba a responder cuando Sebastián entró al salón de clases y entonces todos comenzaron a saludarlo, y a preguntarle cosas sin sentido, yo pensé en acercarme y decirle que ya había terminado de leer su regalo y que me había parecido de lo más interesante posible, pero no sé como reaccionaría. Poco a poco caminé hacia él, los chicos ya habían puesto música.

Él llegó a su escritorio y puso sus cosas sobre el.

— Hola — dije tímidamente. Él enrojeció.

— Laura, ¡hola! — y habló muy sonriente. — ¿Bailamos? ¡Traigo unas inmensas ganas!

Una compañera de salón escuchó lo que hablábamos y entonces nos interrumpió:

— ¿Quiere bailar profe? ¡Algo me dice que este convivió va a estar genial! ¿Alguna canción en especial que quieran?

Sebastián me miró, y yo lo miré a él.

Perfect strangers de Jonas Blue — dijo él

— ¡Esa canción es hermosa! — gritó ella. — Ahora mismo la pongo — entonces quitó la canción que estaba y les gritó a todos que se prepararán para bailar, algunas chicas se movían al centro del salón de clases, algunos chicos en la esquina, otros habían decidido no bailar, y unos tímidamente empezaban a mover sus cuerpos.

Entonces la canción comenzó a sonar.
No sabía como reaccionar, Sebastián me había invitado a bailar y yo ni siquiera sabía como hacerlo, nos unimos con los demás chicos al centro y él comenzó a mover la cabeza y después los hombros, después comenzó a tararear, me tomó de ambas manos y entonces comenzó a darme un poco de ritmo, yo seguía sus pasos. Pero temía que alguien se diera cuenta de como lo miraba y cuán estaba loca por él.

Miré de reojo a los demás chicos, todos tarareaban y bailaban, nadie nos estaba mirando, todos estaban en lo suyo. Sebastián y yo seguíamos bailando y él estaba cantando, en ocasiones entrelazaba su mano con la mía y luego me abrazaba, pero nadie lo veía como algo raro, al fin y al cabo estábamos bailando.

A mitad de la canción me tomó de la mano y salimos del salón de clases. Nadie lo notó. Afuera, en un pasillo en el que no había nadie y en donde aún se escuchaba la música del salón de clases, yo decidí preguntar que era lo que sucedía.

Sebastián puso su dedo índice sobre mis labios y me los miró, subió a mis ojos y ahí se paralizó, acerco su rostro contra el mío y entonces susurró:

— He esperado tanto por esto — y me besó.

Sus labios eran suaves, y sus manos también, su voz era muy dulce, y nos habíamos perdido en nuestras miradas. La música seguía sonando.

Y nosotros seguíamos disfrutando del momento que era único. Separó sus labios de los míos y sonrió, volvió a besarme.

Pero entonces escuchamos los pasos de alguien que se aproximaba, ambos volteamos y era el maestro de Cívica. 

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¿Conocen la canción?
A mi me encanta, es una de mis favoritas y la de Laura también 💕
¿Qué les pareció este capítulo?

Tú eres mío.©Where stories live. Discover now