Capítulo XXVI: Berrinches

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-Dipper. –Dijo Will en un tono dulce que sonó un tanto falso mientras se recargaba un poco en el respaldo del sofá. -¿Me podrías acompañar a realizar unas compras? Ayer se acabaron las manzanas y... -Pero Bill subió una mano frente a su gemelo para hacerle señas de que no.

-Will, discúlpame. –Respondió el castaño un tanto apenado viendo al guitarrista y dejando de alimentar a Bill. –Es que Bill no ha comido y...

-Será rápido, por favor. –Will juntó las palmas de sus manos rogando, y Dipper admitió dentro de sí que sí cayó ante esa carita tierna. Ford sólo miraba la escenita con ojo calculador tratando de adivinar qué pasaba. –De acuerdo, pero debemos apurarnos por...

-¡Nooo! –Dijo Bill jalando la mano de Dipper para que no se fuera, luego balbuceó algo que Dipper no entendió y acercó su oído para entender al rubio.

-¿Qué? –El joven escuchó que Bill le susurró "No te vayas". Se incorporó nuevamente pero el mayor aún le sostenía la mano. –Este hombre parece un niño...

-¡Chopita! –Gritó Bill. -¡Aliméntame! ¡Tengo hambre! –Incluso se retorcía un poco en el sillón para llamar la atención de Dipper.

-Este hombre parece niño... -Se quejó Dipper en voz baja. –Por lo menos déjame ir rápido a la tienda de enfrente a comprar un refresco o algo. –Pero Bill no daba su brazo a torcer. Dipper rodó los ojos y miró a su costado cuando vio a su tío que sólo contemplaba la escena. –Tío, ¿Podrías ayudarme? Iré rápido.

-¡No! ¡No! ¡No! –Chillaba Bill cada vez más agudo, pero fue ignorado. Ford se acercó con una sonrisa maliciosa mientras Dipper le extendía el plato de consomé.

-Por favor dale su... -Pero el castaño no terminó.

-¡Su chopita! –Dijo Ford con burla sentándose en la mesa donde antes estaba Dipper, mientras éste se jaloneaba del agarre de Bill.

-¡Suelta! ¡Suéltame! –Dipper se dio un jalón, y casi se cayó Bill del sofá, así que tuvo que soltarlo para no caer al piso y lastimar su perfecto rostro. Dipper se fue hacia la puerta con un Will que tenía una sonrisa victoriosa. –Voy rápido. No te matará estar diez minutos con mi tío.

"Si no me ha matado es porque el mantenido éste vive del sudor de mi trabajo" pensó Bill de su manager.

Cuando Dipper cerró la puerta, Ford puso con fuerza el plato en la mesa, generando un ruido seco que llamó la atención del cantante, que desvió su mirada de la puerta al hombre. Ford estaba de brazos cruzados mirando desaprobatoriamente al rubio.

-Bien, ahora vas a hablar. ¿Qué tienes con mi sobrino? –Ford recalcó el "mi" mientras se señalaba a sí mismo.

-Fordsie, ¿No has escuchado eso de que "la curiosidad mató al gato"? –Dijo Bill colocando sus brazos detrás de su cabeza y acomodándose en el sillón.

-¿Y tú no has escuchado eso de "si no me agacho me pasa lo que al perico"? –Contraatacó el hombre mayor, entonces Bill enarcó una ceja y se enderezó en el sillón.

-No eres su padre, Sixer. Así que no mereces explicaciones, además, –Bill se levantó del sillón, con algo de esfuerzo, pero lo hizo. En realidad no era la primera vez que lo hacía, pero con Dipper le gustaba hacerse el enfermo para tener toda su atención. –Mientras esto no intervenga con mi carrera, soy libre de hacer lo que quiera. –Ford se levantó también y se puso atrás de Bill listo para responderle algo, cuando se escuchó que la llave era encajada en la puerta y ésta se iba a abrir. A Ford se le ocurrió algo mejor, y sólo por eso lo dejaría pasar en esa ocasión. Puso su pie justo en el trasero de Bill y lo pateó hacia el sillón.

Bill no previno esto para nada y cayó de cara en el sillón. Antes de quejarse, Dipper habló. -¡Bill! ¡¿Qué te pasó?! –El castaño se acercó a él tomándolo por los hombros, y antes de delatar al canoso, el canoso habló.

-Se cayó, se intentó levantar, quise detenerlo pero no pude. –Y vaya que Ford sabía actuar, pues ni siquiera se estaba riendo o algo. El castaño volteó a ver al rubio con reproche. Para vengarse, a Bill se le ocurrió algo.

-¡Quiso que me levantara! ¡Dice que ya no puedo estar de vago! ¡Protégeme de tu tío! –Bill se abrazó con fuerza a Dipper, jalando a éste al sillón, para luego girarlo y quedar encima de él, claro que para el fotógrafo no fue nada chistoso, pues su tío los estaba viendo.

-¡Bill suéltame! ¡¿Has considerado hacer dieta?! –Gritaba el chico tratando de soltarse. Ford también comenzó a jalar a Bill del torso para quitárselo de encima a su sobrino, mientras, Will se había ido a la cocina refunfuñando. -¡Me estás subiendo la camisa! –Gritó nuevamente el castaño cuando Bill dio un pequeño salto para acomodarse mejor en el pecho de su novio.

-¡Bill! ¡Estás cojo y medio tarado, pero no tarado completamente! –Dijo Ford rindiéndose y soltando al rubio que vaya sí pesaba.

-¡Pino! ¡Quédate conmigo! –Gritó Bill abrazando al menor e ignorando a Ford. Dipper también se rindió ante los caprichos del rubio.

-¡Está bien! ¡Pero ya duérmete y deja de molestar! –Bill asintió en el pecho del castaño, se acomodó y empezó a dormirse.

A Dipper se le contagió el sueño y también comenzó a dormirse.

-.-.-.-.-.-

Dipper estaba en su universidad, iba en camino a una clase que si bien le gustaba, sus compañeros lo criticaban gracias a Héctor, pues el tarado se aseguraba de hacerlo quedar mal. Era la clase de fotografía. Llegó temprano a su salón, pues como vivía lejos de la escuela, tenía que salir más temprano y por ende, también llegaba un poco más temprano al escuela.

Estaba tomando asiento cuando escuchó una voz tras él. –Hola. –Dipper miró hacia atrás, seguro de que en su vida había escuchado esa voz y se topó con un triángulo amarillo flotante de un solo ojo, con un moño en medio y un sombrero de copa, pero más allá de sentir miedo, el chico sintió curiosidad. -¿Quién eres?

-Mi nombre es Bill. Me sorprende, eres la primera persona que puede verme, generalmente me pongo frente a alguien y paso desapercibido.

Dipper lo miraba con desconfianza sin saber si creerle o no, más bien sin saber si creerle o no a sus ojos. Bill continuó con su relato. –Y ahora que puedes verme, sólo tú me puedes ayudar, he estado esperando por alguien como tú por años. –Dipper se confundió aún más.

-Antes que nada, ¿Para qué necesitas mi ayuda? –Preguntó entrecerrando los ojos y ladeando ligeramente la cabeza.

-Esta escuela guarda un oscuro secreto, chico. ¿Quieres saberlo? –Y Dipper, quien era amante de los misterios, obtuvo la atención del triángulo de manera un poco más confiada. -¿Sabes cuántos años tiene esta escuela de fundación?

-Amm... -Dipper trataba de recordar, pues se lo habían dicho cuando entró. –Creo que son 45 años...

-¡Exacto! –Dijo el triángulo con entusiasmo. –Este secreto está enterrado en esta escuela desde su construcción. Necesito que me ayudes a que el mundo lo conozca.

-¿De qué se trata? –Preguntó el castaño con interés. El triángulo a pesar de no tener boca, pareció sonreír.


El fotógrafo y el rockero (BillDip) Completo.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora