Capítulo XXV: No eres lo que busco, sino lo que necesito

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Hola a todos!!!

Antes que nada, muchas gracias por sus comentarios y votos, que siempre me alientan a seguir.

Ahora, una mala noticia: Éste será el último capítulo durante un tiempo, pues como les comenté la vez pasada, a partir del lunes viene ese tiempo en que no podré actualizar. Siempre leo todos sus comentarios y agradezco sus votos, no crean que dejaré la historia así o algo por el estilo, aún falta mucho para contar. Espero actualizar por lo menos de vez en cuando, pero no prometo nada, ya que como saben, generalmente no traigo capítulos de un párrafo, generalmente son de 3-6 hojas de word.

Bueno, este capítulo tiene la canción de Never Know I Needed de Ne-Yo, está muy romántica y funcionó bastante para el capítulo.

Espero les guste, si es así, voten y comenten por favor =).

Ya saben, Gravity Falls NO me pertenece.

 Capítulo XXV: No eres lo que busco, sino lo que necesito

Dipper se puso nervioso, ¿Le diría o no la verdad a Bill?

-Bueno... -Se separó un poco más. -La verdad es que... sí nos besamos una vez... -Dijo bajando el tono de voz cada vez más. Bill alzó una ceja.

-¿Cuándo? -Bill se sentía algo estúpido por preguntar eso pero en verdad quería saberlo. Dipper se quedó callado un momento arreglando sus pensamientos.

-Bueno... fue cuando te emborrachaste... -¡Ya estaba! ¡Lo dijo! Bill se sorprendió, y se molestó pero consigo mismo. ¿Cómo no recordaba un beso que llevaba algo de tiempo esperando? -Quizá me vea como que me aproveché o algo así... perdón...

Dipper bajó la mirada, pero Bill lo tomó de las mejillas e hizo que lo mirara de frente. -Eso no importa ya, lo que importa es que por fin sabemos lo que sentimos y estamos juntos. -Ambos juntaron sus frentes y se dieron otro beso corto.

-¿Puedo preguntar... -El castaño susurró con la frente pegada a la de Bill y sus ojos cerrados. -por qué sientes algo por mí? Seguramente has conocido personas con más belleza, con más talento... con más fama o dinero... con más que yo... ¿Por qué me elegiste a mí? -Dipper no se sentía la gran cosa: bajito, cabello castaño, ni rubio o rojizo, ojos café obscuro, no azules, grises o verdes, era un fotógrafo y a pesar de que no que quejaba, no ganaba la gran suma de dinero... y no era el mejor diseñador. Sabía que él no entraba en los estándares de belleza donde tienes que ser alto, musculoso, delgado como palito de paleta para ser lo más hermoso en la tierra.

Bill sonrió, pues sabía que Dipper tarde o temprano le preguntaría eso, y él también lo llegó a pensar en algún momento. -He de admitirte algo: no eres exactamente lo que buscaba, pero eras lo que necesitaba. -Dipper no entendió. Abrió los ojos, pero Bill no lo dejó separarse y tampoco lo dejó interrumpir, pues lo miró a los ojos y habló de nuevo. -Ni siquiera yo sabía que era lo que buscaba, recuerda que siempre te lo pregunté: ¿Cómo sabes cuando esa es la persona para ti? Es cierto, no tienes fortuna, no tienes fama, quizá no eres el más inteligente del mundo, pero todo es pasajero, hasta la belleza. No siempre seremos jóvenes, no siempre seré igual de famoso, tal vez un día no tenga dinero, pero tú has visto más allá de eso. Quizá cuando nos conocimos me tenías en un altar, y en parte te molestaba por eso, quería saber qué veías exactamente en mí, y con el tiempo me di cuenta de lo maduro que eras. Puede que hayas sufrido mucho hace tiempo, pero eso te hizo fuerte, te enseñó a valorar las cosas y tienes los pies sobre la tierra. Me ves como soy, no como quiero que me vean. Yo quiero a alguien que me acepte como soy, que sepa tratar con mis bromas, que esté dispuesto a escucharme, que me recuerde que soy humano, y me acepte así. -Dipper se ruborizó ante las palabras de Bill, no sabía que él pensaba eso. -Tú me gustas porque no eres lo que buscaba, eres lo que necesito. -Repitió Bill. A Dipper se le pusieron rojas las mejillas y sonrió.

-No sabía que pensabas eso de mí... pero no soy tan maduro... a veces creo que soy la persona más ignorante del mundo, a veces me deprimo, me asusto y tengo mi carácter. -Ambos rieron ligeramente.

-Todos... pero yo veo también tus virtudes. Eres muy inseguro, pero no por eso te rindes o dejas de intentarlo, y eso te hace más fuerte. -Ambos sonrieron y se dieron otro beso corto. Dipper miró la hora en el reloj que estaba en la pared y vio que eran las cinco de la mañana, y ya empezaba a tener sueño otra vez. Se separó de Bill, el cual se confundió. -¿Qué pasa?

-Todavía tengo sueño. -Dipper iba a dirigirse al sillón cuando el rubio lo jaló de la mano y lo hizo sentarse en la cama nuevamente.

-Si quieres duérmete conmigo. Ese sillón se ve incómodo. -El castaño dudó, pues temía golpear o mover la pierna de Bill por accidente.

-¿Estás seguro? No quiero lastimar tu pierna. -El cantante asintió con una sonrisa, y Dipper se recostó junto a él, Bill lo atrajo en un abrazo y ambos se durmieron.

Era el horario de visitas, y Ford llegó con Will, Robbie y Gideon para ver cómo seguía Bill. Entraron a la habitación, y Will fue el primero en entrar, pues apenas pudo dormir porque en verdad estaba preocupado por su hermano. Cuando el peli-azul entró, se sorprendió.

-¡¡¡BILL!!! -Hasta una mujer que estaba dando a luz en otro cuarto se quedó opacada ante el grito del guitarrista. -El mencionado miró confundido a su gemelo.

-¿Qué?

-¡¿Cómo qué qué?! -Will estaba histérico. -¡¿Cómo rayos te quedaste con mi humectante de sábila con sabor a coco?! -Bill tenía en las manos el tubo labial de su hermano.

-Will, si sigues gritando como gato que están despellejando te van a sacar. -Advirtió Ford, y Will se calló. En ese momento, Dipper entró.

-Oigan... tener un parto debe ser doloroso, escuché a una mujer en la cafetería gritando algo como ¡IIIL! -Gideon y Robbie se partieron de la risa y Will se sonrojó de la vergüenza. -Por cierto, aquí está tu chocolate. -Dipper le extendió una barra de chocolate a Bill con una pequeña sonrisa y un ligero sonrojo que Bill correspondió con otra sonrisa, y cuando iba a tomar el dulce, Ford intervino y se lo quitó a Dipper antes de que el rubio lo tomara.

-Eso sí que no. -Dijo autoritario el hombre. -Ya me dijo el doctor que durante mes y medio vas a andar de vago y no vas a subir de peso, aún tenemos una gira pendiente. -Y se guardó el chocolate en el interior de su chaqueta.

-Seis Dedos, si quieres un chocolate, cómprate uno y dame el mío. -Dijo Bill molesto, y Ford le frunció el ceño.

-Tío, es sólo un chocolate. -Dijo Dipper tímidamente, pues no le gustaba llevarle la contra a su tío, pero quizá estaba exagerando. -No le hará daño. -Ford torció la boca, pero finalmente accedió a darle el dichoso chocolate al rubio.

Ya en la tarde, el doctor decidió darle el alta a Bill, claro que le dio una larga lista también de lo que debía y no debía hacer. Se lo llevaron en un auto a casa, cubriéndole la cabeza con un suéter para no ser reconocido, y entre Varonil Dan y Ford, llevaron a Bill al sillón de su casa, el cual sería su cama durante un largo mes y medio, claro que Dipper la haría de enfermero, pues las indicaciones de sus cuidados las recibió el castaño, quien tenía más tiempo libre ya que Ford seguía viendo lo de la demanda y hablando con el jefe, y eso no molestaba para nada al rubio.

Will, Gideon y Robbie aprovechaban su tiempo libre para irse a clubes, a pasear o lo que fuese, pues desde que empezó la gira no tenían mucho tiempo libre.

Y durante el día se quedaban solamente Dipper, Bill y Billy, quien estaba en la casa Cipher, y le tenía cierto cariño a Bill, pues se subía en su regazo para lamerle la cara mientras Dipper preparaba el almuerzo del rubio. 

El fotógrafo y el rockero (BillDip) Completo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora