Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1) #Wattys2018

CAPÍTULO XII: UNA... ¿NOTA?

Capítulo XII:  Una... ¿Nota?

Lourdes: Nos hemos encontrado una nota.

– Dicho esto, se la entregó a sus compañeros, y como era de esperar, éstos se quedaron asombrados mientras Blas la leía en alto –

× Buenas queridos amigos, más os vale que no intentéis venir a rescatarles. Yo, personalmente, les dejaré en la puerta del piso, pero para que yo cumpla, ellos tendrán que hacer unas pruebas bastantes sencillas, no hace falta que os preocupéis mucho.

Jack ×

Yanira: ¿Qué pruebas serán?

Carlos: Pues seguro que unas no muy buenas...

Daniel: Hay que empezar a buscarles, no me voy a quedar de brazos cruzados.

Mery: No, Daniel, debemos esperar.

Anna: ¿Esperar a qué? Yo estoy con Daniel.

David: Hermano, créeme que no les pasará nada. Será mejor que esperemos, por lo menos dos o tres días más.

Daniel: Me niego. ¿Dónde está lo que programó Álvaro?

Lourdes: En el salón, en la balda del mueble de madera.

– Al coger eso, salió dando un portazo. Mientras Daniel caminaba buscando pistas y usando el aparato de Álvaro se chocó con una chica –

Daniel: Per-perdona, ¿estás bien?

X: No, si ha sido culpa mía. ¿Da-Daniel?

Daniel: Sí, ¿me conoces?

X: ¿PUES CÓMO NO TE VOY A CONOCER SI SOMOS NOVIOS?

Daniel: 1. Pues no me acuerdo de cómo te llamas.

2. Yo rompí hace tiempo con mi novia.

3. ¿Tú no eres la amiga de Carlos?

X: Eres imbécil.

– La chica, al terminar de decir eso, se marchó corriendo dejando a Daniel allí. Mientras seguía caminando, no paraba de pensar en el nombre de esa chica, pero al oír los pitidos que se emitían del aparato, sus pensamientos se volatilizaron. Se le dibujó una sonrisa en la cara, pero sus labios formaron una línea recta en cuestión de segundos. Estaba cerca de encontrarles, pero también solo. Decidió llamar a los demás para que fueran –

• Conversación vía telefónica •

Anna: ¿Daniel? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

Daniel: Sí, estoy bien. Ha pasado que los he encontrado, pero necesito vuestra ayuda.

Anna: Claro, dime dónde estás y vamos.

Daniel: Pues estoy...

– Blas le arrebata el móvil a Anna –

Blas: Ya sé dónde estás, vamos de camino, y sí, llevamos armas.

Daniel: Gracias.

• Fin de la llamada •

– Al cabo de más de media hora –

Daniel: Ey, ¿por qué habéis tardado tanto?

Blas: ¿Cuántas veces te debo recordar que no podemos usar los poderes si no estamos en una emergencia?

Daniel: Vale, vale, viejo gruñón.

Blas: Aquí el viejo es David.

David: Y el gruñón tú.

Yanira: Venga chicos, dejaos de tonterías, esto es importante.

Isabelle: ¿Y ahora qué hacemos?

Lourdes: Rescatarles, que no va a ser fácil. – Dice señalando a la azotea, donde se encontraba Calum, el más pequeño de los esbirros de Jack –

Carlos: Debemos escondernos, Calum nos ha visto y estoy más que seguro que avisará a los otros.

Mery: Será lo mejor, así cuando no se lo esperen, atacamos.

– Estos asienten y se dividen en dos grupos y se dispersan no muy lejos de la zona. Al cabo de unos minutos, ya había esbirros de Jack merodeando por la zona. Uno de estos, se estaba acercando a donde estaba David y este le cogió desprevenido y le empezó a golpear hasta que él le dijo dónde se encontraban Anabelle, Gabriel, Melissa y Álvaro –

• Conversación telefónica con Blas •

David: Hey Blas, ya sé dónde se encuentran.

Blas: ¿Y cómo lo has averiguado?

David: Muy simple, ahora os cuento. Vamos hacia vosotros.

Blas: Ok.

• Fin de la conversación •

– Cuando el grupo al fin se reúne –

Mery: ¿Y bien?

David: Dar unos golpes de vez en cuando no viene mal. Pero tranquilos, que no le he hecho nada.

Anna: Tampoco venimos a eso...

Yanira: Pero si llega el caso no hay más remedio.

Mery: Exacto.

Daniel: Bueno, David, ¿dónde se encuentran?

David: No están aquí, esto era una trampa.

Anna: Pues el radar no dice lo mismo.

David: Lo sé, pero es que Álvaro lo puso en el coche de Jack y este, está allí aparcado.

Lourdes: Pues no deben de andar muy lejos.

Isabelle: Eso espero.

– Se quedan en silencio durante unos minutos hasta que escucharon un ruido –

Carlos: ¿¡Qué ha sido eso!?...