CAPÍTULO XXX: ¿YO? ¿PARANOICO?

2 0 0
                                    

Capítulo XXX

¿Yo? ¿Paranoico?

Gabriel

De nuevo tuve otra pesadilla. La misma pesadillaque me lleva atormentando desde nuestro regreso.Miro mi reloj digital que me regalaron mis padrespor mi decimoctavo cumpleaños que ahora está situado sobre la mesita de noche.Como siempre, a la misma hora: 05:28 am.Me encaminé al baño de mi habitación, agradeciendo una vez más que Bryan hubiese planificadode tal forma las habitaciones de la mansión, porque así nadie se despertaría por mi culpa si tuvieseque recorrerme las dos gigantescas plantas parabajar a alguno de los baños de la entrada.Ya me he ido acostumbrando a desvelarme aesta hora y a tener este sudor frío que me terminahelando, por lo que no me demoro mucho y cojo laropa necesaria y entro al baño. Espero a que el agua caliente de la ducha se haganotar para poder sumergirme en ella.Siento cómo partes de mi cuerpo me arden amás no poder por haber entrado en contacto conel agua.Divago mi mirada hacia aquellas partes doloridas y veo cómo una vez más tengo muchas másmarcas, moratones y heridas. No son muy llamativas, por lo que las paso desapercibidas hasta queme fijo detalladamente en el agua y observo cómose va tiñendo de un color bastante rojizo. Alarmado, giro mi cabeza hacia el costado izquierdo de mianatomía y me sorprendo demasiado al ver que lasangre procede de un profundo corte.

— ¿¡Qué narices!? —pienso–. ¿Cómo es posible queme haya hecho tal cosa? ¿Acaso soy sonámbulo yme autolesiono? ¿Acaso alguien entra en mi habitación y me ocasiona estas heridas? ¿O es que me estaré volviendo loco? 

No sé cuánto tiempo estuve bajo el agua cálida,pero sí sé que fue el suficiente como para darmetiempo a cuestionarme e intentar plantear una solución para aquellas preguntas.Me vestí con tanta prontitud que me asombrégratamente.Antes de colocarme la camiseta, volví a observar el profundo corte delante del espejo. Soltando unsuspiro, rebusqué por los distintos armarios algúnbotiquín que me sirviera para curarme la herida yvendármela para evitar perder más sangre.Después de un rato buscando, encontré uno que,agraciadamente, contenía todo lo necesario para intentar sanarla, aunque maldigo mi gran abundante torpeza al no haberme puesto hielo para que,al coserla, no me doliese como mil demonios comoahora mismo lo hace.Cuando termino, recojo la sangre esparcida porel suelo del baño; consigo ponerme la camiseta, ydecido bajar a la cocina a por un vaso de agua,puesto que estoy algo sediento. Sí, ser un principiante en coser, o al menos intentar que la heridaquede cerrada, es bastante dificultoso.

(...) 

Ya en la cocina, decido mirar el reloj analógicoque cuelga sobre una de las paredes. Este marcalas 06:03 am. Miro extrañado el lugar. Es muy raroque nadie esté rondando por aquí siendo las horasque son.Pienso en restarle importancia, cuando divisouna sombra en el exterior de la sala. Me contraigoy empiezo a notar cómo mi frente segrega un líquido ácido que recorre gran parte de mi faceta, aligual que siento algo impregnado en mi camiseta. No obstante, este pavor duró sólo unos instantes, porque al volver la vista a ese mismo punto,ya no había nada. Solté un suspiro aliviado y merecosté sobre la encimera.Al ver que ya casi estaba amaneciendo, decidí iral jardín y dar un paseo para despejarme.Llegando donde tenía lugar la piscina naturalque Bryan había instalado, vi a una persona de espaldas a mí mirando al frente. Me daba la impresión de que estaba anonadado, por lo que solamente, me fui acercando cada vez más hasta quereconocí que era David. Al notar que él no me habíasentido, apoyé mi mano izquierda sobre uno de sushombros, por lo que ambos dimos un respingo. 

—¡Joder, Gabriel, me asustaste! –comentó agitado—. Poco más y me da un infarto —finalizó llevándose la mano al pecho.

 –Lo siento, David, pero como te había visto tantraspuesto, sólo quería comprobar que estabasbien —dije frotándome la nunca avergonzado.

Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1)  #Wattys2018Where stories live. Discover now