CAPÍTULO XIX: ¿DESTRUYÉNDOSE?

17 6 0
                                    

Capítulo XIX

¿Destruyéndose?

Anabelle

Los días se me hacían eternos, el camino parecía no tener fin... Hoy hace cuatro días de queLourdes murió, o eso es lo que creemos. Ya soncuatro días de desesperación y mucha angustia porparte de Álvaro. No duerme, se pasa la noche maldiciéndose por lo ocurrido y solloza.Me duele.Sí, me duele muchísimo ver a mi mejor amigoen tal estado; se me viene el mundo encima... Élintenta convencernos de que está bien, pero cadaminuto que pasa, está más destruido. Su ilusión loestá, inclusive, sus visiones.No ha podido volver a predecir desde el secuestrode Mery... Y me preocupa demasiado, pues puedemorir. ¿El porqué?Porque si el poder de cuya persona se debilita,esta entra en un pequeño trance; ya no es capazde diferenciar los sueños de las visiones, ni las personas, y mucho menos, los recuerdos. A lo largode varios días, se pierde el sentido de la vista y deltacto. Parecen cuerpos flotantes y sin vida, a pesarde que pueden oír.Suelen tener algún tic nervioso o alterarse fácilmente.Sufren autolesiones y parálisis...Cada vez, las vías respiratorias les fallan más;dejan de alimentarse y el corazón les palpita dea poco, hasta llevarles a la muerte. Una muertelenta y dolorosa: el flujo rojizo sale expulsado porla boca de la víctima hasta quedar ahogado en él.Aun así, algo dentro de la persona sigue en alerta con lo cual, el alma y la anatomía deben ser incinerados.Cosa que Álvaro no merece que le ocurra.Este chico ya ha sufrido mucho, y es hora de quesea feliz. Y yo misma me encargaré de que eso secumpla.Te lo prometo, Álvaro. 

(...)

En la vivienda de Bryan

María: ¡Gabriel, devuélveme el dichoso anillo! –voceaba mientras le perseguía.

Gabriel: ¡Calum, eres muy cliché! –decía entrerisas.

Isabelle: Y tú muy imbécil y no decimos nada —dijo mirándole con orgullo. 

Bryan: Pónganse a entrenar, muchachos. 

Calum: Sr. Adams, ya llevamos un mes entrenando lo mismo. ¿No podríamos realizar otro tipode técnicas? 

Bryan: Sabéis lo necesario para defenderos ycontraatacar, y eso es más que suficiente. 

Anna: No, Bryan, no lo es. 

Bryan: ¿Y por qué razón?

 Anna: Porque por más que practiquemos losenfrentamientos cuerpo a cuerpo, hacer algunasllaves maestras y usar armas, todavía no hemosaprendido a confiar en nosotros, ni a tener valentía, y mucho menos, la fuerza necesaria para ponernos al nivel del contrincante. 

Isabelle: Tampoco nos habéis enseñado qué hacer en caso de que alguno de nosotros esté en peligro; no sabemos cómo ayudar si una persona seestá desangrando, ya que puede morir si le incrustan algún material de plata.

Calum: Por más que sepamos manejar armas ysepamos combatir, no sabemos con certeza lo quepuede ocurrir una vez comenzada la batalla. 

Bryan: ¡Ya era hora de que dijeseis algo! Bien,chicos, descansad. Mañana va a ser un día demasiado intenso.

Cada uno fue a su habitación y cayeron en unprofundo sueño.A la mañana siguiente, todos bajaron a la parpara desayunar. Se encontraron en el pasillo conBryan, quien les informó de que debían reunirsecon él en el jardín trasero para poder iniciar losnuevos entrenamientos. 

(...)

Daniel

Los días aquí encerrado se me hacen largos,cada cual me hace perder la esperanza y me voyaferrando a la realidad. No tengo miedo, o tal vezsí, pero miedo a que no me vuelva a encontrar conmis compañeros, a que todo lo que he conseguidoy tengo, lo pierda; que quede olvidado, o como mucho, recordado. Miedo a que todo no sea como antes, que hayamos perdido la unión y la confianza; aser un completo desconocido...Sé que todo lo que me está sucediendo me lomerezco, sí, por creer que escondiendo mi pasado,estaría protegiendo a otras personas. Personas queahora mismo me buscan desesperadas, y lo peor,que no sólo a mí.Hace unos días, uno de los servidores de Nathan,me sacó de mi actual celda para darme otro castigo... Sí, uno más para la colección y mil cicatricesmás para quedarse grabadas bajo mi piel y paratener más recuerdos de las mismas.Mientras caminaba tras aquel servidor, cuyonombre no creo recordar, vi cómo Blas y David entraban por una puerta, arrastrando dos sacos conayuda de otros dos chicos y abandonándolas enun cuarto próximo.Pensé que este suceso era imaginario ya que medrogaban, pero cuando nuestros ojos conectaron,pude observar cómo se tensaban ante mi presencia. Pronto les encontré a pocos pasos de mí. Losdos sonreían. 

Blas: Vaya, Daniel, ¿qué haces aquí? ¿Cómo esque estás tan lastimado? —dijo haciéndose el sorprendido.

David: Si podemos ayudarte en algo, nos dices —comentó con un tono sarcástico.

Daniel: Eso os lo debería pregunta yo, ¿no creéis? 

Blas: No creía que fueses tan ingenuo, Cameron.¿Qué? No sólo tú averiguas cosas. 

David: ¿Ya se los has dicho a los demás? ¿Quétal Álvaro? 

Daniel: ¿Desde cuándo os habéis aliado de nuevo con los Cazadores? Creía que no volveríais aquídespués de lo que pasó. 

David: Somos ángeles caídos, y ellos necesitannuestra ayuda. 

Daniel: ¿Qué le ha pasado a Álvaro? 

Blas: Parece ser que se está muriendo. 

Daniel: ¿Vosotros sois quienes me han traídoaquí? 

Blas: Sí. ¿A qué viene esa pregunta tan obvia? 

Daniel: Ayudadme a escapar. 

David: ¿Perdona? —preguntó burlonamente—. ¿Yqué ganamos nosotros con eso? 

Daniel: ¿Y qué vais a ganar estando con Nathan? Él sólo os quiere para extraeros informacióny destruir vuestra raza. Sois como sus conejillos deindias, y cuando ya no le sirváis, o arruinará. Biensabéis que lo que digo es cierto pues, incluyéndome, nuestra primera batalla contra los Vampiros la usamos para poder alejarnos de este mundo. 

David: Nadie te lo niega pero... 

Daniel: Tienes miedo, ¿verdad? Obviamente,pero hay que tratar de superarlo. No podemos quedarnos encerrados en nosotros mismos porque letemamos a algo. Una cosa que he aprendido de vosotros dos es que, a pesar de las diversas situaciones, habéis seguido adelante, con más o menossuerte, pero lo habéis conseguido.También me habéis enseñado a valorar, protegery arriesgar.Blas, tú fuiste el primero en demostrarme tuapoyo y confianza cuando ingresé aquí; supiste valorarme y no me juzgaste por mi pasado, es más,intentaste ayudarme a superarlo.David, tú me has enseñado a arriesgarme, a saber que no se pierde nada por intentarlo, que hayque lanzarse, vivir nuevas experiencias y a aprender de ellas; a volar e intentar lograr las metas queme proponga, aunque si fallo, la hostia no va a serfloja.Ambos sois unos chicos increíbles. No desperdiciéis vuestra vida así —dije finalizando el relatocon una pequeña sonrisa compasiva.

Blas: Yo... Nosotros tenemos que irnos ya... 

David: Sí... Adiós, Daniel. 

Les seguí con la vista hasta que subieron las escaleras de caracol y desaparecieron por el pasillo.Poco después me percaté de que estaba solo enmedio de la planta subterránea, y cerca tenía unavía de escape. Aunque todo se me vino abajo cuando reconocí la silueta de dos personas. ¿Qué es loque había pasado? ¿Cómo es que Mery y Lourdesestán aquí?Iba a llamarlas, pero parecían estar fuera de sí.Aun así, me acerqué lo máximo que las cadenas me permitían a ellas, aunque me arrepentí de inmediato: uno de los guardianes golpeó cada parte de míy caí desplomado al suelo. A continuación, todo sevolvió negro.Cuando desperté, me encontraba de nuevo en micelda, pero esta vez no estaba solo. 

Daniel: ¿Qué haces aquí? —dije gruñendo e intentando reincorporarme.

Evan: Después de tanto tiempo sin verte y nohas cambiado nada. 

Daniel: ¿Cómo es que no estás en tu mugrientatumba? Yo te maté. 

Evan: No todo es lo que parece, hermano, y siestoy aquí, es por algo. Quiero verte sufrir comonunca antes he llegado a querer, pero, sobre todo,quiero verte destruido y solo. 

Daniel: ¿No tuviste suficiente con encerrarme enun internado y culparme por la muerte de nuestrospadres? 

Evan: Eso no fue nada comparado a lo que te vaa tocar afrontar. 

Daniel: Evan, dime con total sinceridad, ¿algunavez me quisiste, o sea, como hermano? ¿Alguna vezte importé? 

Evan: Por ahora no te puedo responder a eso.Hasta la próxima, hermano. 

Daniel: ¡No, espera! ¿Por qué no me puedes contar? 

Evan: Porque ya habrá tiempo para todo. 

Daniel: A pesar de todo, sigues siendo mi hermano. 

Evan: Y tú el mío, pero no te lo voy a poner fácil.

Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1)  #Wattys2018Where stories live. Discover now