CAPÍTULO XVII: EN CAMINO

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Capítulo XVII

En camino


María: Pero... ¿Cómo le encontraremos? 

Bryan: Tenéis una gran capacidad, no os resultaría complicado. 

Lourdes: ¿Por dónde deberíamos empezar a buscarle?Bryan: Aquí, nuestro amigo Álvaro lo sabe, ¿noes así?

 Álvaro: No estoy del todo seguro... 

Bryan: ¿Álvaro? 

Álvaro: Vale, sí, ¡vamos a encontrarle! 

Seguimos a Bryan por varios pasillos hasta llegar a un gran ventanal, en el que se podía observarun fantástico paisaje: cielo claro, un sol brillante,unas grandes nubes blanquecinas esparcidas porél hasta perderse en el horizonte, aire fresco, senderos, arboledas bastantes extensas –o eso parecen-, ríos impecables y sus aguas cristalinas, varias llanuras y una serie de grandes cordilleras a lolejos. Toda la fusión de colores resaltaban en susdeterminadas funciones y características, dando allugar una sensación muy agradable.

Bryan: Bueno, jóvenes. Desde aquí y desde ahora comienza vuestra nueva aventura. Antes de quepartáis, os quiero hacer entrega de obsequios paraque podáis enfrentaros a lo que os encontréis en elcamino.Les da un saco a cada uno –con diferentes... ¿artilugios?- excepto a María, Calum, Gabriel y a Anna.

Melissa: ¿Y cómo es que a ellos no les das unode estos? 

Bryan: Porque ellos no irán con ustedes. 

Anabelle: ¿Por qué? 

Bryan: Ya lo descubriréis. Creo que deberíaispartir desde ahora mismo, en unas pocas horasanochecerá. 

Yanira: ¿Dónde dormiremos si se nos echa lanoche encima mientras estamos vagabundeandopor el bosque? 

Bryan: Eso no debería suceder, señorita, pero, si se da la circunstancia, buscad alojamiento en laposada "El Yelmo Invisible". Una vez allí, preguntadpor Theodore Smith, y decidle que vais de mi parte. 

Carlos: Muy bien, muchas gracias, Bryan.

 Isabelle: Hasta pronto, chicos. 

Tras coger varias bocanadas de aire y armarsede valor para vivir otra experiencia y aventura, se fueron adentrando en el largo camino que alejabala edificación del hermoso paisaje.

• Dos horas más tarde •

Yanira: ¿Cuánto queda para llegar a la dichosaposada? ¡Mirad qué pintas tengo! —dijo bufando.

Álvaro: Llevas diciendo lo mismo desde que hemos salido. No te quejes tanto y sigue andando. Yaqueda menos. 

Yanira: Tú también llevas diciendo lo mismotodo el recorrido. 

Isabelle: Bueno... ¿Podemos descansar, por favor? 

Mery: ¿Y si vamos a esas rocas de allí? No estánmuy lejos. 

Carlos: Sí, así nos despejamos un poco. 

Cuando se pusieron de acuerdo, anduvieronlos escasos metros que les quedaban hasta llegar asu nuevo lugar de descanso.

Melissa: Esto me da mala espina, creo que deberíamos volver al camino y avanzar para situarnos enla posada lo antes posible. Ya está anocheciendo. 

Álvaro: Melissa tiene razón, venga, volvamos ya. 

El trayecto que les quedaba hasta la posadafue de lo más calmado y silencioso, pero tambiénera agradable. Cada uno se iba concienciando delpeligro que corrían, pero a la vez, la unión, el coraje y la esperanza, aumentaban a cada paso quedaban. Todavía, unos quince metros de distancia, eranlos que les separaba de la posada. Ésta cada vez sehacía más cercana y mucho más visible.Se podía apreciar que era una edificación bastante más espaciosa y lujosa a comparación de otras.Lo dificultoso para poder alojarse es que ésta estaba en un humilde sendero que se desviaba del camino, lo cual, hizo dudar a los aventureros... Trasdecidir qué harían, pusieron rumbo hacia ésta.Nada más pasar la gran terraza de la posada,una jovenzuela les dio la bienvenida y les guio hacia adentro. Una vez allí, les hizo tomar asiento yles pidió que esperasen. El grupo se quedó atónitoadmirando cada cuadro, cada alfombra, cada lámpara... Porque si la posada que se veía desde el exterior era grande, para definir su interior no habíaadjetivos suficientes que la calificaran.Un pequeño y ruidoso carraspeo hizo que prestaran atención al frente. Un hombre, ya bastantemayor, se interpuso en su campo de visión.

X: Muy buenas, jóvenes. Soy el Sr. Smith, Theodore Smith, dueño de "El Yelmo Invisible". 

Carlos: Hola, Theodore. Venimos de parte de Bryan Adams, un viejo amigo suyo. 

Theodore: Con que Adams, ¿eh? ¿Y qué puedoofrecerle? 

Álvaro: No, Sr. Smith, a él no, a nosotros. Quisiéramos alojarnos aquí, porque como podrá ver,ya es bastante tarde para seguir con nuestro trayecto, y necesitamos descansar. 

Theodore: ¡Oh, por supuesto! Ahora mismo lesmando preparar las habitaciones. Eh, por cierto, si desean cenar, vayan a recepción, allí les llevarán aun salón y podrán degustar lo que les plazca. 

Anabelle: Muchas gracias, Sr. Smith. 

Tal y como dijo Theodore, poco después de quehubiesen picado algo, la joven que les recibió también fue la encargada de mostrarles las habitaciones.Una vez en ellas, se distribuyeron: Álvaro, Lourdes, Anabelle e Isabelle en una; y Melissa, Carlos,Yanira y Mery en la restante.

• En la habitación del grupo de Álvaro •

Álvaro: Tsss... Anabelle... Anabelle, despierta,algo va mal —decía agitándola suavemente parano lastimarla.

Anabelle: Álvaro, ¿qué... qué pasa? 

Álvaro: Una visión, eso es lo que pasa. Debemossalir de aquí, vienen a por nosotros. 

Anabelle: Espera... ¿Has podido averiguar algosobre mi primo? 

Álvaro: Tranquila, ¿sí? Seguro que él está bien. 

Anabelle: Eso espero... Bueno, vamos a avisar alos demás.

Tras conseguir despertar a sus compañeras,pusieron rumbo a la habitación del cuarteto restante. Poco antes de poder llegar a esta, se escuchóun horrible estruendo procedente del dormitorio.Avanzaron lo más rápido posible y, cuando llegaron, solo podían observar un revuelo de cosas destrozadas y un gran desorden. Se fueron adentrando en la sala y solo se encontraron varios cuerpos –casi– pulverizados. Tenían el corazón en un puñoal pensar que podrían ser algunos de sus compañeros, pero se relajaron al escuchar la voz de Carlos, quien se dirigió a las chicas diciéndolas queéramos nosotros. La primera en salir fue Yanira,quien tenía por diversas partes del cuerpo y ropa rasguño, aunque parecía estar estable.Al cabo de unos minutos apareció Melissa, queparecía haber regresado de una guerra, puesto queno se podía mantener en pie.En una de sus rasguñadas y ensangrentadasmanos, sostenía un pequeño trozo de papel, en elcual ponía: << Si quieres recuperar sanos y salvosa tus amigos, entrégate. El juego no ha hecho nadamás que comenzar >>.

Yanira: Se han llevado a Mery, y no hemos podido hacer nada para socorrerla —dijo al borde delllanto.

Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1)  #Wattys2018Där berättelser lever. Upptäck nu