Continué yendo al instituto, pero los demás niños me empezaron a temer. Decían que yo era muy cruel. De modo que sentí la curiosidad de saber qué se sentía matar a un ser vivo.
El siguiente infundio que me valió un mes de expulsión, me lo levantó El Chino a los pocos días. Y fue de este modo. Mientras hacíamos fila para entrar al aula, luego de finalizar el recreo, le tocó la nalga a una chavala y ésta, al voltearse, se encontró de frente con mi rostro de mataperro.
La queja no tardó en llegar a los oídos del director quien ya me tenía en la raya y de nuevo mandó a llamar a mis padres; y delante de la supuesta ofendida, traté de justificarme; aunque de nada sirvió porque ella se plantó en que yo le había picado el trasero.
No valió llanto ni excusas de mi parte porque terminé echado a la calle bajo amenaza de una suspensión permanente.
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Malumbres
Teen FictionUn hombre lucha por escapar de sus recuerdos que lo azuzan desde un rincón oscuro de su celda. Está recluido, paga una condena. Desde niño Malumbres ha sido un tipo diferente e inseguro. De la mano de su madre, este hombre ha aprendido que es prefe...