— pero eso puede cambiar en cualquier momento y lo sabes —dije mirando.

— si, por eso mismo los entrene Sam —dijo acercándose— entiendo que quieres hacer, puedes hacerlo pero sabes que salir no es una buena idea —dijo serio.

— no, no quiero entrenar a mi hijo a desarmar un arma, quiero ser lo que me hubiera gustado de mi padre —

— pero Sam, estarás muerto, es peor de lo que te pasó a ti con tu padre —sé alteró.

— no se decepcionará de mi si no me conoce —dije mirando el piso. Estaba totalmente decidido.

— dime una cosa ¿qué te hizo pensar eso? Tú siempre dijiste que ésta era tu familia y tu hogar... —

— Sarah, ella tuvo algo que ver, ella me hizo ver el monstruo en el que me convertí —hablé con sinceridad mirándolo.

— no eres un monstruo, eres... —

— sé perfectamente quien soy —lo interrumpi— por eso quiero hacerlo, quiero cerrar éste siclo de mi vida y arrancarlo de raíz —me aleje.

— quieres quitarnos de tu vida —sonó triste— lo entiendo —sabía que le dolía, pero necesitaba hacerlo, quería dejar eso atrás, quería la oportunidad de empezar de nuevo o acabar con toda ésta mierda de una vez.

— no te pongas sentimental, las reglas son claras y no puedes interferir en mi decicion —hablé duro. Él me observó y asintió molesto.

— está bien Sam, respetaré tu decicion, solo déjame decirte que ha sido un honor tenerte como hijo y como socio —dijo y me extendió la mano, la cual tomé.

— gracias por haberme dejado ser parte —dije apretando su mano. Él sonrió a penas.

— te lo has ganado —dijo antes de soltarme y salir de la oficina. Ambos bajamos con los rostro neutros.

— Bob! —lo llamé— prepara el infierno —le dije y él me observó serio.

— si patrón —dijo inseguro.

— ¿qué está pasando? —se acercó Eathan.

— San hará un anuncio —dijo Martin y me miró serio. Tomé aire y miré a las personas en la habitación.

— gracias por haberme brindado su apoyo y su lealtad ante mi, por los buenos momentos y todo lo demás, pero tomé una desicion y es salirme —solté la bomba y todos comenzaron a hacer bullicio. Traté de no dar mucha explicación y ellos entendieron.

Martín sólo mantuvo la cabeza en alto mientras me enterraban las agujas en el cuello.

— nos vemos en el infierno —dije y todos repitieron lo mismo, cerré los ojos y la tortura comenzó.

                      SARAH

Era viernes, 8:00 de la mañana y yo desayunando junto a mi madre, sentí que estaba recuperada me sentía tan bien.
Escuché el timbre de la puerta y le dije a mi madre que yo atenderia mientras ella levantaba la mesa, fui hasta la puerta arreglando la ropa que tenía para recibir a la visita inesperada, abrí la puerta y me encontré con la persona que no me imaginaba.

— hola Sarah —me saludó Beatriz con una sonrisa— sé que no hablamos mucho pero solo vine a despedirme —dijo alegremente.

— ¿despedirte? —pregunté y ella sonrió orgullosa.

— me mudare a Europa —habló con felicidad y orgullo marcados en su voz.

— pues que buena noticia —dije algo incómoda.

Mi Amor PeligrosoWhere stories live. Discover now