Capitulo 19 A

619 47 7
                                    

Ups se me olvidó actualizar recta final pocos capítulos.
Natsu no la telefoneó cuando regresó a Los Ángeles. Al igual que Lucy, estaba todavía traumatizado por los sucesos de Venecia. Y amaba demasiado a Lucy para pedirle que arriesgara su vida por él. Sabía lo mal que lo había pasado cuando años atrás su padre fue objeto de amenazas, y las pesadillas que eso le supuso. No podía pedirle que compartiera con él ese tipo de vida, pero al mismo tiempo se sentía morir de añoranza. No hacía más que pensar en ella.

Y Lucy tampoco le llamó. Se reprendía a sí misma a diario por su cobardía. Tenía el corazón partido, y la mera idea de pasar el resto de su vida sin Natsu era una tortura. Pero, al mismo tiempo, era una tortura aún peor tener que correr los riesgos que esa vida suponía. Ella deseaba una cosa más normal, no una dosis constante de la locura que habían vivido en Venecia.

Así pues, el silencio entre ambos era ensordecedor, pero no quedaba nada que decir. Ya no bastaba el hecho de que se quisieran, no les protegía de los peligros inherentes a la fama. Sus vidas eran incompatibles, y por lo tanto no tenía sentido atormentarse con llamadas telefónicas. Y ella sabía que no necesitaba explicárselo de nuevo, ya se habían dicho todo la última vez. Y sabía que él comprendía y respetaba sus miedos. Lo que Lucy intentaba era dar tiempo, pero los sentimientos estaban todavía a flor de piel y lo seguirían cuando quién sabía hasta cuándo.. Junto al dolor de perderle.

Un día coincidió con su vecino Gajeel sacando la basura y él comentó lo agradable que era Natsu, y lo mucho que le gustaba que fuera un tío normal, que no se diera aires por ser una celebridad. Dijo que le caía muy bien, y que le había echado de menos. Lucy aguantó como pudo las ganas de echarse a llorar. Había tenido un mal día. Ahora cada día era una dura prueba. Le daba terror la Navidad. Se iba a sentir muy sola sin Natsu.  Habían hecho planes para pasarla juntos, pero él estaría en Los Ángeles con Nashi, y ella con su madre y su hermana, con sus respectivas parejas.

También la casita de Bolinas, se le caía encima. Todo le parecía descolorido y triste. Un día, deprimida, se decidió a tirar el equipo de buceo de Gray. Y las fotos que tenía de Natsu las metió en un cajón. Solo dejó a la vista una que les había hecho ella a su hija y a él el día del primer castillo de arena. Nashi estaba deliciosa en aquella foto, y Lucy no tuvo valor para guardarla también.

La niña no había vuelto a llamar. Lucy había pensado comprarle un regalo por Navidad, pero luego vio que no estaba bien intentar aferrarse a ella. Tenía que desvincularse de los dos, padre e hija, por más que Nashi fuera una monada y por mucho que lo amara a él.

Para Nochebuena, hacía siete semanas que Lucy no hablaba con Natsu. Intentaba no llevar la cuenta, pero sabía exactamente cuántos días era: cincuenta. Se detestaba por ello. Algún día no recordaría cuánto tiempo había pasado, simplemente años.

Pensaba quedarse a dormir en casa de Erza y pasar allí el día de Navidad. Habían convertido ya el cuarto de invitados para el niño, de modo que la instalaron en un cuarto de invitados más pequeño que había en la planta baja. Lucy sabía que iba a ser duro estar otra vez en aquella casa. Todo le recordaba a Natsu y los meses pasados juntos allí.

Su madre, Sting y la hija de este habían llegado a San Francisco aquella tarde y fueron directamente al Ritz-Carl-ton. No habían llevado niñera. Sting cuidaría él mismo de su hija. Esto tenía un poco nerviosa a Irene, según le confesó a su hija mayor. Hacía muchos años que no trataba con niños de esa edad.

-Bueno, mamá, eso te pasa por buscarte un novio joven- dijo Erza en son de broma, y cuando llegó Lucy y se lo contó se rieron a gusto.

Iban a pasar juntos la Nochebuena y el día de Navidad, y después cada cual a su casa. Irene y Sting volvían a Los Ángeles ya que al día siguiente se iban a Aspen. Y Lucy regresaba a la playa. Pero durante veinticuatro horas iban a ser una auténtica familia, aunque fuera muy poco ortodoxa. Y cada vez lo parecía más: Irene se había buscado un novio que podía ser su hijo (y la hija de Sting, su nieta)

Tiempo Prestado  [Adaptación Nalu]Where stories live. Discover now