Capitulo 11 B

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Natsu le explicó a Lucy lo que había hablado por teléfono con su hermana mientras daban un paseo con los perros por Crissy Field. Ella no lo interrumpió. Él había censurado partes de la conversación para no herirla más, pero quería que supiera que la había defendido. Iban paseando cogidos de la mano.

-No tenías por qué hacerlo- dijo ella en voz queda- Sé defenderme sola.

Pero Natsu sabía que nadie era capaz de sobrevivir a las andadas de Erza cuando iba a por todas. Pensó que era una suerte que Erza se hubiera marchado de la casa paterna cuando Lucy todavía era una niña.

-Es que no tendrías que defenderte de tu hermana- dijo- La familia debería funcionar de otra manera.

-No. En mi casa todo el mundo es igual- dijo Lucy pensando en sus padres y su hermana- Salí de allí cuando pude hacerlo.

-Lo comprendo perfectamente. Me fastidia las cosas que dice de ti, las suposiciones que hace. Y no aguanto que piense que solo eres un pasatiempo para mí, o que esto solo ha sido una aventura tanto para mí como para ti. Tú eres la mujer de mis sueños, Lucy- añadió, inclinándose a besarla. Permanecieron allí unos instantes, besándose, mientras pasaba gente corriendo o andando, y luego continuaron el paseo. Nadie reconoció al hombre a quien Lucy estaba abrazaba.

Jellal los telefoneó a ambos aquella noche para disculpar a Erza, les explicó que había estado muy estresada durante todo el rodaje , y que además el embarazo había supuesto un gran cambio para ella. Pero que sentía haber hablado con tanta dureza. Después de que Natsu le asegurara que él iba en serio con Lucy, Jellal les deseó lo mejor.

Fue otra cosa en la que pensar durante sus últimas días juntos en San Francisco. Natsu  la llevó a cenar fuera la última noche. Había reservado una mesa al fondo del restaurante a nombre de Lucy.

Ambos estaban deprimidos, cabizbajos. Habían compartido tres meses y medio mágicos, y los dos sabían que ya no volvería a ser igual. La vida con mayúsculas estaba a punto de empezar y quizás de la manera más abrupta posible. A Lucy le daba miedo, pero él estaba preocupado también. Por cómo reaccionaría ella, así como por lo que podía suponer para ambos estar lejos el uno del otro durante unos meses. Él tenía tanto como ella la separación. En el plazo de días partiría rumbo a Venecia.

-¿Cuándo podrás venir a Los Ángeles?- le preguntó por enésima vez.

-Meredy, la amiga de Jellal, me puede sustituir un par de días a finales de esta semana- Él pareció aliviado, después de lo que Erza le había dicho. Temía que Lucy no quisiera pisar la ciudad- Se ocupará también de sacar a Happy y Charle. Erza no quiere que se quede en la casa.

-Yo preocuparé que mi horario sea flexible, pero tendré que estar en el plató bastante horas. Si quieres, puedes estar allí tú también- Detestaba la idea de estar separado de ella siquiera un minuto y confiaba en que el productor y el director no le exigieran demasiado esta vez. Intentaría hacer el máximo de tomas posibles antes de que ella llegara.

-Mira haz lo que puedas hacer en el momento, como tú dices sobre la marcha. Yo puedo esperar en el hotel- Iban a hospedarse en el Bel-Air, el mismo hotel donde habían estado la otra vez- Quizá vaya a ver a mi madre, si no está muy liada- Lucy sabía que si estaba escribiendo, no querría ver a nadie- La llamaré en cuanto tú sepas que planes tienes. Lo que más me importa, una vez que esté allí, eres tú, no mi madre- dijo, y su sonrisa hizo que él se derritiera.

 Lo que más me importa, una vez que esté allí, eres tú, no mi madre- dijo, y su sonrisa hizo que él se derritiera

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Sus últimas noche juntos fue tierna y feliz. Hicieron el amor varias veces y luego Lucy se quedó despierta hasta que salió el sol, con Natsu dormido en sus brazos. No se imaginaba estar sin él. Se iba a sentir muy sola, y tampoco Bolinas iba a ser lo mismo. Natsu formaba parte de su vida hasta en los últimos detalles, pero Lucy sabía también que él estaba en otro nivel de existencia. El tiempo que habían pasado juntos en la casa de Erza y Jellal había sido un regalo. Estaba agradecida a su hermana por ello, aun cuando Erza tuviera tan poca fe en su relación con Natsu. Erza también le había mandado un mensaje al móvil disculpándose por haberle lanzado la caballería en pleno, como de costumbre. Lucy le había contestado para agradecerle el gesto, pero no habían vuelto a hablar. Gracias a la conversación que había tenido con Natsu, Erza se había retractado un poco. A él le importaba muy poco lo que pudiera pensar, y sí en cambio lo que le decía a Lucy. No quería que Erza volviera a molestar a su hermana. Y Jellal, además de pararle los pies, le había sugerido que diera tiempo al tiempo. Al fin y al cabo, Erza tenía trabajo todavía en Nueva York.

Lucy había ayudado a Natsu a hacer el equipaje la noche anterior. El coche fue a buscarlo antes de lo previsto. Tenía reunión con los productores ese mismo día y había estado con Lucy hasta los últimos momentos. Iba a tomar el vuelo de las nuevas de la mañana y a las siete y media tenía que salir de la casa. La besó en el portal antes de despedirse.

-Cuídate mucho- le dijo- Te llamaré más tarde, cuando tenga un hueco. Nos vemos en Los Ángeles dentro de unos días- Lo dijo tanto por él como por ella. Odiaba tener que separarse de Lucy.

-Te quiero, Natsu- dijo Lucy sin más, dándose cuenta ahora de que él  ya no le pertenecía solo a ella. Le gustara o no, iba a tener que compartirlo con otros: productores, directores, fans, agentes y amistades.....

-Yo también te quiero- la besó una vez más y se metió rápidamente en el coche. No podía perder el avión. El productor le había ofrecido enviarle un privado, pero Natsu había considerado que no era necesario y le había dicho que tomaría un vuelo comercial como todo el mundo. Y puesto que Lucy no viajaría con él, no haría falta protegerla de miradas curiosas.

Lucy agitó el brazo cuando la limusina se alejó y él sacó el suyo por la ventanilla y le mandó besos hasta que el vehículo torció por Divisadero y se perdió de vista.

Lucy entró en la casa. Tenía ganas de llorar. Subió a la habitación y se tumbó en la cama, que pronto volvería a ser la cama de Erza y Jellal. De todos modos, sin Natsu al lado ya no sería igual. Al final se levantó y se puso una sudadera con unos vaqueros para ir a trabajar. Pero no podía pensar más que en él. Sentía como si alguien le hubiera arrancado medio corazón.

Natsu la telefoneó desde el aeropuerto mientras ella paseaba a los perros grandes. Lucy estaba sin aliento, de tanto correr, y él iba a subir al avión de un momento a otro.

-¡No olvides que te quier!- le recordó Natsu

-Lo mismo digo- respondió ella sonriente. Charlaron unos minutos hasta que él estuvo en el asiento de primera clase y la azafata le pidió que apagara el móvil.

Lucy hizo todo cuanto solía hacer antes de conocerle, y le pareció que sin él nada tenía sentido. Antes, solo cuatro meses atrás, pensaba que con esa vida tenía suficiente. En esos momentos, ya no.

Sacó a todos los perros que le tocaban ese día y hacia las cuatro bajó al centro. Tenía compras que hacer. Si iba a ir a Los Ángeles, necesitaría cambiar un poco su aspecto. Hacía años que no compraba ropa "respetable". Estuvo en el centro hasta que las tiendas cerraron y volvió con la furgoneta llena de bolsas. Había comprado incluso dos maletas para meterlo todo adentro. Natsu estaría orgulloso de ella, cuando se vieran en Los Ángeles.

Fin capítulo 11

Tiempo Prestado  [Adaptación Nalu]Where stories live. Discover now