III

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Era un nuevo día que significaba que tendría que avanzar con sus planes para matar a Noah de una buena vez para que todo el dinero estuviera depositado en su cuenta pero Mitchell estaba agotado y no tenía ganas de hacer absolutamente aunque de todas maneras se obligó a sí mismo a levantarse de la cama.

En el armario que estaba en frente de su cama había una nota pegada y eso hizo que su corazón se acelerara demasiado. Primero revisó toda la habitación con la mirada y no encontró nada extraño, todo estaba tal como lo había dejado antes de dormirse, así que se acercó hasta la nota para leerla con el corazón a millón y con las manos sudando a chorros. No era un hombre que se asustaba con facilidad pero la situación se estaba tornando un tanto extraña y eso no podía soportarlo tanto, no cuando tenía una tarea que era eliminar a alguien más.

"Eres demasiado cruel conmigo, Mitchie. Debes jugar conmigo..."

— ¿Jugar a qué? No entiendo. Qué mierda.

Mitchell pasó una mano por su cabello para desarreglarlo por completo. Aquella mañana se dio una ducha más corta de las usuales y se vistió corriendo para salir lo más pronto posible de esu hogar.

La tarea de hoy era seguir a Noah De Angelis a todas partes porque la mayoría de la información dada estaba errónea, o al menos la de algunas horas porque había encontrado a Noah saliendo de su universidad a la hora indica en el correo.

Sí, lo estuvo siguiendo con mucho sigilo y se sorprendió al verlo entrar a un centro comercial, exactamente a una tienda de ropa para chicas y tuvo que esperar por unos largos minutos hasta que el chico volvió a aparecer aunque tenía una sonrisa en su rostro ahora.

— ¿Tiene novia? — Se preguntó a sí mismo.

Quiso revisar la tienda pero no encontró a nadie joven, todas las mujeres que trabajaban ahí tenían más de cuarenta años de edad y Noah no se veía de esos chicos que le gustaban tan viejas. Perdió al castaño de vista por un buen rato hasta que lo encontró saliendo de una heladería con dos helados. Mitchell se quedó en donde estaba para no ser descubierto por el menor ya que caminaba por el mismo lugar donde estaba él. No, no había servido de nada tanto sigilo porque el chico se acercó hasta él para dedicarle una gran sonrisa.

— Toma, es para ti — Le entregó uno de los helados a Mitchell, quien lo recibió demasiado confundido.

— ¿Cómo sabías...

—... que me estabas siguiendo? Eso fue fácil. Te vi en cuanto salí de mi universidad así que quise confirmar que me estabas siguiendo y por eso entré en la tienda de chicas para ver si te ibas pero ahí estabas — Respondió como si nada.

Mitchell estaba siendo demasiado descuidado a la hora de cazar a una presa o el chico estaba prestando demasiada atención a su alrededor como para descubrir a posibles acosadores. Fuera la respuesta que fuera, eso a Mitchell no le gustaba en lo más mínimo e igual le dedicó una sonrisa.

— Te tomaste la molestia de comprarme un helado a pesar de que tuve un comportamiento sospechoso.

— Comprendí que me seguías para pedirme una cita y quise adelantarme a los acontecimientos.

El Park levantó una de sus cejas ante tal respuesta pero después asintió. Si lo hacía creer que le gustaba posiblemente pudiera conocer más cosas sobre el chico para poder atacarlo en cualquier momento.

— Me sorprende lo bueno que eres leyendo a las personas.

— Sí, soy bueno. También sé que ocultas algo por la mirada de tus ojos — Respondió el castaño mientras le daba una gran lamida a su helado.

Mitchell sentía que su helado se estaba derritiendo así que comenzó a comerlo con lentitud. Era de chocolate y su favorito exactamente. No quiso comentar nada al respecto porque si el chico de verdad sabía leer a las personas, podía ver a través de sus mentiras.

— ¿Cuál es tu nombre, niño bonito? — Mitchell preguntó para cambiar de tema.

— Noah De Angelis, niño precioso. Es hora que me digas el tuyo.

— Zachar---.

— Mientes.

Eso fue realmente sorprendente. Mitchell tenía la boca abierta ligeramente por lo rápido que el contrario había visto la mentira.

— Me llamo Mitchell Park.

Noah sonrió demasiado en ese momento.

— Suena hermoso.

En el peor de los momentos, o en los mejores, sonó el teléfono de Mitchell indicando un nuevo correo electrónico. Sacó su teléfono bajo la atenta mirada del contrario y leyó el correo más reciente.

"Mitchie, ¿cuándo aceptarás jugar? Ya comenzó el juego pero no haces nada".

Mitchell miró a todas partes muy asustado pero no encontró a ninguna persona con comportamiento sospechoso. Además, Noah lo miró con curiosidad sin dejar de comer su helado. Fue ahí que Park notó que el castaño era más alto y eso lo fastidiaba un poco.

— Estás asustado de algo. Tus ojos te están delatando, Mitchell.

No, no era el momento para que Noah se pusiera a leer sus expresiones pero tampoco quería irse de ahí por creer que otra nota lo estaba esperando en casa.

El más alto terminó su helado y después le quitó a Mitchell el suyo por ver que no se lo estaba comiendo por el miedo. Cuando se terminó ambos le plantó un beso en la mejilla al moreno.

— Me tengo que ir al trabajo.

Y aunque Mitchell quiso detenerlo, lo dejó ir por sentir una mirada encima que no era para nada agradable. Buscó pero de nuevo no encontró a nadie mirándolo además de Noah que se había volteado a verlo por encima de su hombro con una tierna sonrisa. En ese momento una chica le lanzó un piropo a Mitchell, éste la ignoró y Noah apartó la mirada con rapidez para irse más rápido que antes.

De nuevo su teléfono sonó y revisó el correo.

"Mi primera carta en la mesa ya está preparada y tan solo falta que caigas".

Mitchell estaba harto de todo así que respondió al mensaje sin más.

"¿De qué va el juego? Me estás hartando de una buena vez. No te conozco así que déjame en paz".

Esperó una respuesta pero no recibió alguna. Sin embargo, una nota lo estaba esperando en casa pero no decidió aparecer en ella hasta la noche.

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⏰ Last updated: Jan 11, 2022 ⏰

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Liar.Where stories live. Discover now