II

7.1K 795 257
                                    


Mitchell había decidido poner en marcha su plan de asesinar a Noah pero antes debía confirmar que toda la información que había recibido era correcta. El primer paso que daría era comprobar si se encontraba a las cuatro de la tarde en la cancha de fútbol del centro, hablarle un poco y conocerlo. Pero, para su mala suerte, aquel día estaba lloviendo demasiado así que dudaba mucho que estuviera jugando fútbol.

A las siete de la noche, según la información dada, él caminaba a casa por la misma vía todos los días así que Mitchell decidió dar una vuelta por ahí pero no encontró al castaño por ningún lugar. Nada estaba saliendo como quería después de todo.

El primer día había sido un desastre por completo así que en el segundo planeaba hacer las cosas mejor, pero primero tendría que ir de compras por algo de comida por el hecho que sus reservas se habían acabado. Tuvo que ir hasta el supermercado más cercano y entró para agarrar las diferentes cosas que tenía en su lista para meterlas luego al carrito de compras. Ya había metido la mayoría así que fue con el carrito a la caja rápida, donde justo había un chico al que no le prestó atención hasta que dio su turno.

Todo el cuerpo de Mitchell se tensó por completo al ver aquella hermosa sonrisa similar a la de un conejo y ese cabello castaño que se veía demasiado suave, tanto así que el chico quería pasar las manos para comprobar si lo era. Se quedó tanto tiempo mirando al chico embobado que no notó que éste estaba pasando una mano por delante de su rostro para que reaccionara. Por primera vez en años Mitchell Park se había sonrojado pero ignoró completamente eso para pasarle todas las cosas al chico, pagar e irse corriendo. Era un asesino que había huido de la persona que tenía que matar. Brillante, simplemente brillante y magnífico.

Al llegar a casa dejó todo tirado en la cocina a excepción de las cosas que podían dañarse y subió a la habitación. Mitchell se sorprendió de encontrar una nota por encima de su cama que antes no había ahí.

"El juego comienza ahora, Mitchie".

Lo primero que pensó el moreno fue que se trataba de una broma pesada de Zack así que arrugó la nota y la tiró en la basura sin leer la parte de atrás. Muy mal por el chico, muy mal.

Ahora sabía que Noah trabajaba en el supermercado a las ocho de la mañana los días sábado pero a esas horas no podía secuestrarlo aunque servía como inicio para comenzar a seguirlo hasta encontrar el momento exacto.

Justamente en ese instante sonó su móvil indicado que había llegado un correo nuevo, lo abrió sin darle mucha importancia y lo leyó con una expresión neutra en su rostro.

"Mitchie, ¿crees poder jugar conmigo".

Definitivamente tenía que ser una broma de Zack así que decidió llamarlo.

— ¡Déjame en paz! Me disculpo por no llamarte al llegar ayer pero estaba agotado.

Al otro lado de la línea soltaron una fuerte maldición.

— Es temprano y es sábado, Mitchell. Quiero dormir.

— No estabas dormido nada. Tú viniste a mi casa a hacerte el gracioso dejando una nota.

— ¿De qué hablas?

— Al llegar a casa encontré una nota que decía que el juego comenzaba y ahora recibo un correo diciendo que si creo poder jugar. Sabes que no estoy para juegos...

— Mitchell, he estado dormido junto a Erik toda la mañana. Déjame en paz tú a mí que quiero dormir. Juro que no fui yo.

Mitchell estaba frustrado de no haber dado con el dueño de la nota.

— Está bien. Duerme, idiota — Mitchell cortó la llamada pero no le dio tiempo de apagar el móvil cuando recibió otro correo.

"Mitchie, estoy molesto porque quiero jugar contigo y no recibo respuesta".

Mitchell no estaba seguro de responder, y es que nunca respondía los mensajes de nadie, pero esta vez tampoco sería la diferencia. Matar a Noah tomaría algo de tiempo así que, para calmarse, salió en la noche a caminar por los alrededores.

Sin embargo, se sorprendió al encontrarse a un castaño caminando a solas por un parque con las manos dentro de los bolsillos y mirando al suelo. Aquel momento podía ser perfecto para secuestrarlo pero no tenía nada preparado aunque eso no detuvo a Mitchell de acercarse al chico para hablar.

— Oye, eres el cajero.

Noah giró su cabeza mientras fruncía el ceño pero se relajó al reconocerlo.

— Y tú el chico que se perdió en sus pensamientos cuando le tocaba pagar. Fue muy gracioso.

A Mitchell le hizo mucha gracia el comentario así que asintió ligeramente.

— Es que me perdí pensando en algo precioso.

— De seguro que lo hiciste.

— Por cierto, ¿qué haces por aquí? Nunca te he visto por aquí — Mitchell de verdad se estaba esforzando en sacar algún tema para conversar.

— Estaba visitando a un amigo que no veía desde hace tiempo porque está enfermo.

— Oh, entiendo.

Caminaron juntos por todo el parque sin darse cuenta y el primero en detenerse fue Noah.

— Debo volver a casa, chico perdido en sus pensamientos.

— Espero verte pronto, chico que trabaja de cajero.

Noah negó con su cabeza mientras tenía una sonrisa en su rostro.

— No somos buenos con los apodos.

— Definitivamente.

— Adiós.

El castaño se comenzó a alejar de Mitchell poco a poco hasta que se perdió de su mirada entre las diferentes calles conectas con el parque. Definitivamente había perdido la noción del tiempo y era hora de volver a casa para descansar.

— De verdad voy a disfrutar matándote, Noah De Angelis.

Liar.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ