Capítulo 34: Austin no puede con su genio.

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―¿Qué tienes pensado? ―Le pregunto a mi cuñado mientras sigo mezclando colores que son extraños a mi vista

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―¿Qué tienes pensado? ―Le pregunto a mi cuñado mientras sigo mezclando colores que son extraños a mi vista.

―Quiero pedirle casamiento en... ―Se detiene―. ¿Fabri, te has vuelto daltónico tú también? ¿Acasos los besitos de Matilda volvieron contagioso al daltonismo? ―suelta mirando las pinturas que hay a mi alrededor.

Detengo lo que hacía y me saco los anteojos especiales.

―No digas esas cosas ―Le respondo serio―. Es solo una sorpresa para Matilda.

―¡Crecen tan rápido! Me acuerdo cuando solo eras un enano que andaba serio y callada de aquí para allá.

Lo miro mal.

―Bien, ¿qué tenías pensado para mi hermana?

―¡Ah, sí! Le pediré casamiento en el colegio.

―¿En el colegio? ―Le enarco una ceja―. ¿Es broma?

―No digo nada más ni nada menos que la verdad, quiero pedirle casamiento en el estacionamiento del colegio ―dice como si nada.

En serio, Austin puede ser algo especial y loco, pero es la persona más detallista que conozco y es raro que quiera pedirle casamiento a la chica que ama en un simple estacionamiento del colegio. ¿Qué tiene de especial ese lugar? Porque no tengo idea.

―Pero... ¿ahí? Es raro ―cuestiono.

―Ahí nos vimos por primera vez, en ese lugar raro o simple, comenzó todo. Capaz que no lo entiendas todavía, pero significa mucho para mí ―Sonríe de forma tonta, aún más de lo que yo lo hago cuando Matilda está a mi lado. Tal vez porque su amor es de hace años, porque pasaron por tanto que ya no les alcanzan los "te amo".

―Entonces me parece perfecto ―Le digo. No puedo refutar nada cuando quienes deciden qué es especial o no, son solo ellos y nadie más―. ¿Y en qué necesitas nuestra ayuda?

―Sí, necesito que la mocosa rubia la llame diciendo que te sientes mal y que David justo no está en el colegio y que necesitan retirarte. Mientras ella llegue, yo me puedo ocupar del resto.

―¿Puedo ver el momento? Prometo esconderme ―suelto.

―De hecho, bastantes personas lo verán; nuestros ex compañeros del colegio, de la universidad, otras personas. Invité a todos y vendrán la mayoría, llegarán pasado mañana ―expone entusiasmado.

―La idea es genial, pero hay algo que me extraña. ¿Cómo es que ocultas todo si no sabes mentir? ―Le pregunto.

Austin entrecierra sus ojos y me mira ofendido.

―Puberto desvergonzado, ¡soy un buen mentiroso! Bueno, en realidad no, nunca se me dio bien ahora que lo pienso ―Queda tildado unos instantes mirando a la nada, así que chasqueo mis dedos frente a él y vuelve en sí―. Sí, como te decía, si quiero que esto salga bien, necesito centrarme, así que no me queda otra. ¿Puedo contar con ustedes?

El mundo color MatildaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ