¿Chica Youtuber? •Mario Bautista•

Capítulo 70

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¤________ Smith¤

—¿Qué haces aquí?—Pregunto en el instante que estoy a un lado de Michell.

—Quiero y necesito hablar contigo— Menciona con cierta desesperación en su voz.

—Pero yo no quiero y mucho menos necesito hablar contigo—Sueno fría y decidida. Algo nuevo en mí.

—Por favor...—Suplica. Mi corazón se detiene por un segundo.

Volteo a ver a los chicos que están en la mesada de la cocina y a la que tengo a mi lado, pidiendo con la mirada que vayan a la habitación de visitas que está en el departamento a un lado de la mía.

Y como si leyeran mi mente, se retiraron, dejandonos solos a Mario y a mí.
Mi corazón a dejado de latir tan fuerte, pero mis nervios van aumentando.

—Pasa—Le digo y abro más la puerta para que pueda entrar.

—Gracias—Dice y se adentra al departamento mientras observa cada parte de el.

—¿Quieres algo de tomar?—Le ofresco y mis manos van hacía los bolsillos traseros de mis pantalones ajustados. No sin antes pasar mis manos por mi cabello y colocar algunos mechones detrás de mi oreja.

—No, gracias—Me observa—Lo que quiero es hablar contigo—Su voz se escucha baja, no como un susurro pero lo suficiente como para decir que se le parece.

—No hay mucho de que hablar—Menciono

Me encuentro cerca de la pared, dando la vista completa de la extensa sala y él se encuentra en medio de ella. Desde dónde estoy parece más alto, o al menos más que yo.

En ocasiones he pensado que todos son más altos, mis amigos incluidos, por obvias razones, a mi metro cincuenta todos me comparan con un pitufo, me llaman enana en ocasiones.

—Quizás tengas razón, pero, tengo la necesidad de aclarar las cosas—Hace una pausa—No puedo empdzar con una disculpa, lo que hice no se perdona así por qué sí, tampoco puedo empezarcon decirte que te amo, aunque ya lo hice—Me sonríe. Mostrando sus perfectos dientes blancos y alineados

No sonrías...

Yo sólo lo observo, tratando de que siga con su discurso.

—Cometí un error, uno muy grande y no sabes como me arrepiento—Se sincera.

—Que bueno que lo aceptas—Le digo y me cruzo de brazos.

—Creí que estando con alguien más, me haría olvidar que estabas en coma y que no había posibilidades de que despertaras, pero no fue así, no sentí lo mismo que siento por tí, ni siquiera sé si sentí algo, por que sí, sigo amandote con cada pedazo de mí, me sigues volviendo loco, me encantas. No tienes ni cinco días de haber despertado, y te enteras de todo lo que pasó mientras estabas en coma, me siento tan estúpido por qué no estuve ahí para consolarte, apoyarte y tratar de tranquilizarte por la noticia de tu familia—Sus manos están a sus costados, en frente de mí a varios metros de distancia con unas tontas ganas de ir y abrazarlo.

—No deberías de sentirte así, por que...— Me interrumpe

—Claro que debo, no sabes la frustración que tengo ahora mismo, quiero acercarme a ti, besarte, abrazarte y cuidarte, meterte en una burbuja para que así no pueda ocurrirte nada, que nadie pueda lastirmarte, pero, ¡demonios!, ¿cómo voy a hacerlo si el primero en hacerte daño soy yo?...—Aprieta su mandíbula tan fuerte que pienso que puede llegar a romperla en cualquier momento.