XIV

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Al final, Hinata se había olvidado de ayudar a Flor Dorada la última vez que salieron. Lo único que logró ese día fue obtener una quemadura de primer grado y un regaño de su mamá por no contestar el teléfono y por ser tan torpe. Y bueno, un sorbo del té de Kageyama. Al final no había sido un mal día después de todo.

Igual, si lo pensaba más detenidamente, quizá tampoco era responsabilidad suya ayudar a Flor Dorada. Es decir, ella le agradaba, es una chica muy dulce, básicamente en su mente es un ángel, pero también está seguro de que su amigo no tiene un interés romántico en ella. Ya tiene más que confirmado que el único amor que alguna vez ha sentido Kageyama es por el volleyball, y nada más. Y por su parte, la chica tampoco parecía estar muy afligida con la distancia permanente de Tobio, que siempre es más que evidente. Quizá simplemente debería dejar que las cosas fluyan...

—¡Hinata!— Un grito entre jadeos lo despertó de su análisis. Hablando del rey de Roma...

—¡Kageyama! ¿Qué pasó? ¿Hablaste con Tsukishima? ¿Te golpeó o sólo te gritó? 

El armador se tomó tres días hábiles para recuperar el aliento antes de responder, después de la conversación con el bloqueador, a parte de casi hacerse pis encima, su mente quedó funcionando a mil por hora y necesitaba hablar de eso con su amigo, así que corrió por toda la escuela hasta encontrarlo.

— Peor... ¡Hablamos de sentimientos!...¡Y cosas así! Nunca sentí tanto miedo en mi vida...— Kageyama parecía realmente afectado, como si hubiera visto un fantasma. 

— ¿De sentimientos? ¿Tsukki?— No le sorprendía tanto el tema de los sentimientos, ya le había quedado claro que Kei era mucho más sensible de lo que todos creían. Lo que sí le sorprendía era que eligiera a Kageyama, de entre todo el mundo, para hablar de ello. 

—¡Sí! Te lo digo, fue de lo más escalofriante, hablamos sobre Yamaguchi... Y me iba a confesar el lío que tuvieron el año pasado, pero le dije que ya me habías contado todo— Hinata se llevó una mano al mentón, pensativo. 

—¿Y por qué te iba a contar eso? A mí me daba la impresión de que se moría si alguien más se enteraba. Aunque claro, te conté a ti porque somos amigos y no eres chismoso...

—Aún no llego a la parte más extraña... Estaba así de agresivo porque piensa que le gusto a Yamaguchi. ¡Por eso estaba tan enfadado! Creyó que se me había confesado, lo rechacé y por eso está triste, o algo así, no estoy seguro. Pero hay algo extraño en todo esto...En fin, le dije que hablara contigo porque probablemente te has dado cuenta de cosas que yo no, como siempre, en estas cosas eres el más listo que conozco.— No pudo evitar sonreír al escuchar eso, últimamente Tobio ha sido bastante dulce con él, aunque pareciera no darse cuenta. ¿Será que su novia lo ha ablandado?

Cierto, ¡su novia!

Desde que comenzaron a salir Yamaguchi comenzó a actuar extraño, es verdad, pero es ridículo pensar que le gusta Kageyama, nunca ha habido indicios de aquello y no tendría sentido alguno que recién ahora le afectase en ese caso. Es decir...¿Será que la actitud de Yamaguchi es por Flor Dorada? Sobretodo teniendo en cuenta lo reservado y tímido que es su compañero, y que nunca se le ve con personas ajenas a la escuela, no se le ocurre ninguna otra alternativa. Suspiró.

—Creo que tengo una idea de lo que pasa, iré a hablar con Tsukki— Hinata se levantó rápidamente y se dispuso a buscar al bloqueador, pero un agarre firme en su muñeca lo detuvo antes de lograr dar un paso.

—¿Y no me vas a contar a mí primero?— Preguntó su amigo, indignado, mirándole hacia arriba.

No sabía si era la mejor idea decirle ahora que a Yamaguchi le gustaba su novia...

—Y yo que dije que no eras chismoso...Te contaré luego, sabes que siempre te cuento todo— No era ninguna mentira. Básicamente no tenían secretos, de ningún tipo. Bueno, probablemente Hinata no ha sido totalmente transparente con sus propios sentimientos...Pero en todo lo demás sí. El armador finalmente lo soltó y asintió con la cabeza. Había hecho un pequeño puchero, claramente quería ser el primero en saber el chisme, y mentiría si dijera que no le da un poco de satisfacción el poder negárselo. ¡El poder de ser dueño del chisme! 

El dueño del chisme se fue corriendo, aunque antes de buscar a Kei se dirigió al baño para poder conversar tranquilamente con la vejiga vacía. Como era costumbre, entró al último cubículo, que siempre estaba vacío, y efectivamente, la puerta estaba abierta.

Grande fue su sorpresa al terminar de abrirla y percatarse de que no estaba para nada vacío, y no sólo eso, sino que ya no tendría que buscar a Tsukishima...

—¡Está ocupado!— Antes de que Hinata lograra reaccionar, un enrojecido Kei cerró la puerta de golpe, pero como estaba sentado obviamente no pudo ponerle pestillo. Por su parte, el pelirrojo no estaba menos avergonzado ni sorprendido, estaba totalmente confiado de que su baño preferido estaría disponible, y era primera vez que entraba a un baño con alguien dentro. Por suerte no logró ver nada...

—¡Por algo tienen pestillo las puertas, Tsukki!— Le gritó desde fuera.

—¡Tenía prisa! ¡Y todos los otros baños estaban vacíos! ¿Por qué tenías que entrar a éste? 

—Es mi baño favorito...Y pensé que estaba vacío, lo siento...— Ya le había bajado la culpa, ya van dos veces que ve a Tsukishima en situaciones comprometedoras, debía ser muy vergonzoso para él.

—...Está bien. Yo debí cerrar mejor la puerta, la verdad— Escuchó el sonido del agua corriendo y vio al rubio emerger del cubículo, como si nada hubiera pasado. Luego de lavarse las manos, se dirigió calmo a la salida—Te espero afuera, supongo que ya sabrás por qué— Hinata asintió, y procedió a entrar a su baño preferido.

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⏰ Última atualização: Jun 07, 2023 ⏰

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