C A P Í T U L O 24

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M I É R C O L E S

M I É R C O L E S

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Ramiro

Luego de la pequeña discusión que tuve con Ámbar esta mañana, no tuve modo de negarme cuando me pidió acompañarla al Roller esta tarde.

Aunque para ser sinceros, no había día que no pusiera un pie en el Roller desde que había retomado mi amistad con ella. Ámbar amaba patinar como ninguna otra cosa en el mundo, era una de las tantas cosas que admiraba de ella, su pasión, algo que había logrado contagiarme pues a decir verdad, podía ser una excelente maestra cuando se lo proponía y me había enseñado más de lo que había aprendido en toda mi vida. Aunque siendo sinceros, la única razón por la que comencé a patinar años atrás fue para compartir más tiempo con ella del mismo modo que lo hacíamos ahora.

No obstante, patinar no era lo único que hacíamos en el Roller, y es por eso que ahora nos dirigíamos a la cafetería por unos licuados mientras la tomaba de la mano y ella reía haciendo que la sonrisa en mi rostro fuera inevitable.

Sin embargo, aquella sonrisa se desvaneció de un momento a otro al ella detenerse en seco causando que yo imitara su acción y girara para observar aquello que había provocado esa reacción de su parte, topándome así con aquella escena que me dejó perplejo: Matteo besándose con una chica.

Pero que descaro de su parte. Tanto que decía querer volver con Ámbar al final resultó ser todo mentira, mira que besarse en el Roller con otra demostraba todo lo contrario. Sin embargo, eso ya no importaba más, Ámbar ya lo había superado así que él era libre de hacer lo que quisiera.

Giré hacia Ámbar y no pude evitar sorprenderme ante su reacción, su rostro parecía estar destrozado y sus ojos pronto se habían cristalizado. ¿Qué es lo que sucedía? ¿No es que acaso ya lo había superado?

Matteo: Ámbar -susurró al observarnos-

Ámbar no reaccionó de ninguna manera, su mirada estaba perdida, mientras una que otra lágrima recorrió su mejilla. Vaya que tenía tanto tiempo que no la veía llorar.

Ramiro: ¿Ámbar qué sucede? ¿Estás bien? -le susurré al oído al ver que daba respuesta-
Matteo: Ámbar -acortó distancia con nosotros- Por favor dejame que te...

Antes de que Matteo terminara su oración, Ámbar soltó repentinamente mi mano y corrió en dirección fuera del Roller, Matteo trató de seguirla pero antes de que pudiera hacerlo, me crucé en su camino impidiendo que la siguiera.

Ramiro: ¿A dónde crees que vas? -cuestioné al quedar frente a él-
Matteo: Movete por favor -exclamó sin aliento, tratando de esquivarme-
Ramiro: No me voy a ningún lado, no voy a permitir que te acerques a Ámbar.
Matteo: Ramiro no te lo repetiré -dijo sin mucha paciencia- ¡Movete si no querés que yo te mueva!
Ramiro: A ver Matteo, parece que no estoy siendo claro. No voy a dejar que te acerques a Ámbar, parece que no te cansas de hacerla sufrir.
Matteo: Te lo digo muy en serio, no te conviene hacerme enojar... ¡Movete! -gritó llamando más la atención de todos-
Ramiro: ¡No me importan tus amenazas! -acorté más la distancia- Claro, ahora me cierra todo, porque Ámbar no quería decirme lo que había pasado entre ustedes... ¿Cómo te atreviste a engañarla?
Matteo: ¡Callate! Vos no sabes nada, así que no te metas en esto.
Ramiro: Si no es necesario conocerla -me apresuré a decir- Está todo más que claro, tú eres de lo peor y te metiste con otra estando con Ámbar... ¡Me das asco!

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