Capítulo 10

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Las lágrimas ya eran casi imposibles de detener, era como si hubiera parado el tiempo en el instante que los vio. Shion tenía una mirada desafiante, mientras que a Naruto se le iban a salir los ojos si los abría un poco más.

La azabache tenía un nudo en la garganta... La pregunta "¿Por qué?" invadía su mente, y al fin liberó sus lágrimas.

—Siento interrumpir...— sollozó sacando fuerzas de quién sabe dónde para salir corriendo hasta su casa, sin importarle sus incómodos zapatos.

Rápidamente pulsó el botón del ascensor, bajó impaciente los 20 pisos y salió corriendo hacia la calle.

Haciendo zigzag entre las personas, volvió la cabeza, rezando porque la estuviera siguiendo, pero nada... Volvió su mirada al edificio, y tampoco le vió por las ventanas de los pasillos, ella solo deseaba verle salir corriendo a su encuentro para pedirle perdón, pero... Eso sólo pasa en las películas...

Y, por si las cosas no fueran suficientemente mal, se rompió un tacón, viéndose obligada a coger un taxi, por suerte, llevaba dinero.

Estaba en el centro y cada pocos minutos pasaba uno, así que cogió el primero que vio y le pidió que la llevara a su dirección.

Sus piernas aún temblaban, como pudo, abrió la puerta y se recostó hecha una bola en su sofá, no sin antes bloquear el contacto del Uzumaki en su teléfono, no le apetecía oírle.

Sin poder aguantarlo más, soltó con sus lágrimas todo lo que aquel día se le había venido encima, su padre estaba allí, otra vez para hacerle la vida imposible, el chico al que amaba y al cual entregó su virginidad la estaba engañando con su peor enemiga... Todo se estaba derrumbando y con mucha rapidez.

Entonces se escuchó la llamada de un número no registrado entre los contactos de la ojiperla.

—Hinata Hyuga— dijo recobrando la compostura —sí, ya está todo empaquetado, esta noche me instalaré allí.

Y es que por su subida de sueldo había decidido instalarse en un lugar más seguro y cercano a la universidad y a su trabajo.

Quería darle una sorpresa a su actual ex-novio, pero eso ya no será, aunque le venía bien cambiar de aires, todo en su casa le recordaba al rubio.

Media hora más tarde, llegó el camión de la mudanza, listo para llevar a la Hyuga a su nuevo hogar.

Era un piso de clase media, constaba con un salón, una cocina, un dormitorio principal con baño propio, un baño común y un dormitorio de invitados.

Ambos pisos los alquiló amueblados, así que solo tuvo que trasladar sus cosas y limpiar, y una vez allí, dejó las cajas de manera que no estorbaran y estuvo toda la noche tirada en el sofá, viendo la televisión y sin poder conciliar el sueño.

En el apartamento de Naruto, hace unas horas...

El rubio pensaba cómo iba a dar la noticia a sus padres, no sabía por qué estaban tan interesados en ese matrimonio, es cierto que últimamente no habían tenido muchos beneficios, pero tampoco tenían ninguna deuda grande que les pusiera en un apuro.

Seguía absorto en sus pensamientos cuando alguien tocó el timbre, maldijo no haber preguntado antes de abrir la puerta. Era Shion.

—¿Puedo pasar? Te tengo que decir algo importante...— preguntó Shion, y sin escuchar su respuesta, pasó.

—¿Cómo supiste dónde vivía?— interrogó, enfadado, el ojiazul.

—Compré esa información, y también otra que me dijo que la muerta de hambre era tu novia...— contestó la rubia con aire arrogante.

Por Mi Futuro | NaruHina |Where stories live. Discover now