Vida por Vida

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 Sentía a mi corazón latiendo rápido, había actuado por impulso o valentía. Quizás estupidez.

Estaba apresada y por más que intentaba zafarme de aquellas sombras que me tenía sujetada de las manos y pies, no lograba hacerlo. Además una de ellas impedía que pudiera decir algo, lo que parecía ser su mano, o lo que había sido antes, ahora fusionada en una sombra cubría mi boca para que no gritara.

Ante mí una puerta grande, de metal brillante oscura, se veía imponente. Tenía relieves hermosos, hechos a detalle, sin embargo los detalles daban escalofríos.

Esqueletos amontonados unos en otros, tratando de arrastrarse hacia la superficie. A la vez que sombras parecidas a las que me sujetaban formaban una especie de esfera, entrelazándose unas con otras, para aprisionar a los esqueletos y algunas figuras escarlatas.

  — Hay realidades que pueden ser olvidadas. Pero cada leyenda tiene una verdad oculta, aunque a veces estas realidades parezcan demasiado fantasiosas para ser verdad.

Pero esta no es una de ellas.

Y ahora, al fin he encontrado la puerta al mismo infierno, a la parte del mundo de los muertos que me interesa. Al fin podré liberarla.

Y quien mejor que la dama de los muertos para ayudarme a liberar a mi Reina.—

Aquella figura vestía un chaleco de vestir desgastado, una camisa gris debajo y un pantalón de vestir desgastado oscuro.

Se acerco con cuidado, embelesado con la puerta que daba escalofríos ante él. Deslizo sus manos extasiado por los relieves forjados en aquella misteriosa puerta.

  — Solo una cosa me apartó de ella.... Solo alguien pudo hacerla. Muchos creen que hay que hacer pacto con la muerte para dominar la oscuridad, cuando en realidad la muerte está más del lado de la luz que del nuestro. 

Vida por vida... Me llevaré a su reina para traer a la mía. La muerte pagará por habérmela arrebatado. tomarás su lugar. 

Una parte tuya sigue siendo humana y esa es la que te apresará por la eternidad en su lugar.— Dijo aquella figura.

A cada segundo me llenaba de mayor temor. Había caído en una trampa. Lo que quería era atraerme. ¿O en realidad si me había confundido con Isabella?

Traté con más fuerza pero no pude zafarme. Sentí algo frío recorriendo mi rostro, eran lágrimas de rabia, de impotencias y de miedo.

Aquel ser se deleito unos minutos acariciando como un tesoro preciado la gran puerta. En seguida saco de su uno de los bolsillos de su pantalón un viejo papel, amarillento, grueso. Y empezó a decir algo que ni entendía. Estaba concentrada en buscar alguna salida.

Algo que hacer, traté de respirar, calmarme para pensar con claridad.

  — ¿Él es uno de tus guardianes no es así? Al principio pensé que eras tú la que estaba con él. Claro luego me di cuenta de mi error. Ella no podía ver a las sombras, pero tu amigo si.

Entendí que estaba en un error, pero sabía que tú y la muerte no lo iban a dejar.

Aunque, quien sabe si la muerte sea tan valiente para mostrarse tal cual es ante los ojos de su amada. Romper con esa perfecta visión de humano que tienes de él. Eso arruinaría sus planes. Los planes de que lo ames. 

¿Acaso no te ha dicho lo que pasa cada vez que quita una vida? ¿Cada vez que el pisa un cementerio? —

Esas palabras captaron mi atención. ¿A que se refería? Sabía que Nahek evitaba a toda costa los cementerios pero no sabía la razón. Pero estaba preocupada. ¿Si Nahek decidía entrar? ¿Si algo le sucedía?

Cuando la muerte se enamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora