Reflejos y espejismos

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Un espejo esa era la sensación que sentí en esos instantes

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Un espejo esa era la sensación que sentí en esos instantes. Me pareció ver mi reflejo, mis ojos y los suyos eran casi idénticos. Sus ojos parecían ser espejo de los míos. Sólo que ese reflejo era aún más bello. Eran los ojos más hermosos  y enigmáticos que había visto en mi vida. Había quedado embobada admirando ese tono azulado que entintaba sus ojos grisáceos. Quizás estaba tan fascinada con ellos que jugaban con mi mente. Los veía tornarse de un color u otro, siempre divagando entre el azul y el gris. Por primera vez lo veía con detenimiento, sin temerle. Más bien tenia una gran curiosidad, y necesidad de saber de él. De mirarlo o de admirar cada centímetro de su presencia.

No podía dejar de verlo fijamente, su mirada hipnotizaba, desnudaba mis pensamientos, mis secretos. Quizás mis ojos, realmente eran su legado. Siempre había querido saber la razón del peculiar tono de mis ojos, y al parecer hasta ahora podía comprender de dónde provenía.

No podía dejar de contemplarlos, tenía curiosidad, pero sobre todo me tenían embelesada. Parecían mercurio, plata. ¿Así se veían los míos? No creía que los míos pudiesen compararse con los de aquel ser, que me tenía llena de intriga.

Al ver su rostro, pude darme de otra cosa, también poseía al igual que yo cabello grisáceo y raíces negras. Su pelo era suave, lo supe cuando por impulso y sin darme cuenta tenía su pelo entre mis dedos, deslizándose con facilidad en ellos. Quizás mi curiosidad le resultaba algo incómoda, pero había algo que me empujaba a él. Quería saber que era real, que no sólo era un espejismo.

Cerró los ojos, cuando sin pretenderlo acorte la distancia entre ambos. Y mis manos rozaron su rostro.

—No por favor. Quiero admirar tus ojos. — Le supliqué tímidamente. El tensó la quijada, mientras yo ahora ponía mis manos sobre su rostro, su piel era cálida, suave. Así que de está forma era como me veían los demás. Pensé.

Sentí como se tensaba su cuerpo bajo mi tacto. Se suponía que yo debería de estar más asustada que él. Y en cambio él se estremecía bajo mi tacto.

¡Claro! Seguramente era la primera vez que...

— Alguien me acaricia.—  Terminó él la frase, con algo de melancolía.

De nuevo pensé en lo horrible que seguramente era saber lo que pensaba sobre él. Pensar que aquel ser jamás había sido visto o recibido una caricia, un abrazo. Eso si era para volverse loco. Más si aquella muerte ahora estaba humanizada. Esa parte demandaba amor, cariño. Eso era lo que había sentido aquel primer beso, y seguía ahí, quizás de una forma más intensificada.

Su cuerpo delgado se tensó, al igual que su mandíbula. Su piel  morena clara, aunque con ese cabello y color de ojos aparentaba una piel más clara de lo que podías observar con detenimiento.

Miré de nuevo esos ojos que eran intermitentes entre el azul y gris. Era la mirada más inocente. Más triste que jamás había visto.

Algo en mi se rompió, algo en mí se quebró. Mientras lo tocaba fui consciente de su soledad. De sus tristeza, de la confusión que era para él descubrirse de pronto con eso que llamamos sentimientos. La sentía como si fuera mía. Una lágrima corrió por mi mejilla. Ese ser no conocía el cariño, ni el roce de otro cuerpo.  Ahora entendía la necesidad de un beso. Ese beso gélido que casi me lleva al borde de la muerte.

  — Azogue— Dije sin más.

El me miró con curiosidad.

  — ¿Árabe? ¿Quieres darme un nombre árabe?—  Dijo casi como un susurro. 

— Tus ojos son como mercurio. Mercurio suena a que eres algo irreal y no lo eres. Eres tan real como yo.— Dije sin pensarlo, tratando de pensar en un nombre.

  — ¿Merkür?—  Dije en voz alta. 

Vino a mi ese recuerdo de cuando era una bebé, pero ahora lo veía con claridad, veía esos ojos y como me miraban con curiosidad. Vi el momento en que me perdonó la vida y luego vi...

Se alejó de mí enseguida, en cuanto pudo saber que era lo que pasaba por mi mente.

De nuevo estaba en la calle, sola. Nunca me había movido de ahí.

Ese ser había desaparecido. Había huido.

Y con él ahora sentía un gran vacío. Sentí un hueco en el estómago y las lágrimas no dejaban de salir.

¿Podía ser posible? ¿Podía ser posible que yo fuera la causa de la muerte de Adam?

Miré hacia todas partes. La gente parecía no percatarse de nada, todo estaba igual.

Vino la lluvia, estaba lloviendo fuertemente, todos corrían a refugiarse de esta en el lugar más próximo, pero yo seguía ahí.

Sentí esa sensación de ser observada. Al levantar la vista al otro lado de la calle estaba él.

Vestía un traje negro, con ese porte atractivo, misterioso, y las manos dentro de su pantalón.

Su mirada estaba enrojecida, me miraba de una forma indescifrable. ¿Era arrepentimiento? ¿Culpa? No tenía ni la más remota idea.

Lo que estaba sintiendo era diferente, inexplicable, sentía una atracción irracional hacia él, no era amor ni deseo. Era una necesidad de él. De sentirme completa. Ni siquiera sabía cómo explicarlo o si había palabras para tratar de explicar el efecto que tenía ese ser en mí.

Él se había mostrado ante mí tal cual era, era tan así que había descubierto algo.  Algo que sospechaba pero que de ser cierto. Me pondría en una gran encrucijada.

  —Perdón.— Fue todo lo que escuché. Mientras él seguía en la banqueta opuesta. 

Ahora entendía por que había dicho que la sinceridad a veces lastimaba o heria.

Ahora recordaba ese momento. Esos sueños tenían por fin sentido.

La muerte de Adam. Había visto la desesperación de Adam a través de los ojos de la muerte y luego la calma. Había visto el momento de la muerte de mi primer amor. Su muerte había sido causada por mí.

Pensé que estaba lista para darle un nombre. Pero quizás... aún era demasiado pronto como para algo. Descubrir ese momento entre los recuerdos de la muerte, me había confundido. ¿Cómo es que podía haber sido capaz de algo así?

Aquel ser desapareció entre la gente dejándome más confundida. Estaba tan desconcertada. Sobre todo porque yo trataba de encontrar una justificación para lo que había visto. Para seguir cerca de él. Estaba tratando de encontrar un argumento para no alejarme de él, para excusar lo que había hecho. Y eso no podía estar bien.

No estaba bien. Al menos que...

Pudiera estar sucediendo lo impensable. 



Hola Lectores!! He desaparecido... Pero no se asusten... La continuaré, solo tengo un examen muy importante el 5 de noviembre, así que no andaré mucho por acá...

Les dejo una probadita... Aún me falta el booktrailer!!! Para que se lo imaginen bien!!!! XD 

¿Que pasara? ¿Que habrá hecho la muerte? ¿Que nombre sugieren para llamarlo?

¿Les gusta las música que luego les pongo?

Waaa!!! Espero que no me odien, pronto les subiré un cap más intenso entre la muerte y Ángela.... ¿Habrá beso?  Muajjajajjaaj 

Se que es corto pero algo es mejor que nada.... No me odien y tenganme paciencia... Espero no haberla regado :P

Comenten, sugieran... Lo que gusten...

Cuando la muerte se enamoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora