Capítulo 45

321 21 3
                                    

~Capitulo 45~

~Anteriormente~

Al rato llegó ___ con otra bolsa. Pero en esta traía la mejor cura para un corazón roto: helado. Y además era mi sabor favorito: dulce de leche. Me entregó el gran bote y una cuchara. Me incorporé en la cama y comencé a comer el helado mientras más lágrimas caían por mis ojos y Maia y ___ se encargaban de quitarlas.

Una vez calmada-en parte-tomé valor para contarles a mis amigas qué había sucedido realmente: Jeremiah me había dejado plantada. Honestamente, esperaba de todo menos esto. Pero bueno, la vida sigue. Yo en unos días me iré a París y lo más probable es que no vuelva a verlo en lo que concierne el resto de mi vida.

Narra ___:

Vi a Mackie salir por la puerta tan contenta que no me atrevía a gritarle que había sido una falsa alarma. El mensaje era de Harry, me decía lo mucho que me extrañaba y que pasaría unos días con Niall en la casa para no sentirse del todo solo.

Observé a Maia quien me miraba atenta esperando a que dijera algo. Yo sólo me limité a negar con la cabeza.

-Pobre Mack-susurró

-Tal vez le dé una sorpresa y por eso no ha escrito. Quiero pensar eso-dije

Nos acostamos en nuestras camas y nos pusimos a conversar para conocernos más a fondo. Y luego de unos quince minutos de una hábil charla, Maia acabó por parecerme una persona muy interesante , valiente e independiente. Había nacido en Wisconsin, vivió allí hasta los quince. Abusaron de ella cuando tenía seis. Su madre había fallecido luego de una larga y dura pelea contra el cáncer cuando Maia tenía siete. Su primer novio: Gavin, era escocés, pero ambos tenían doce años y eran muy incapaces de darse cuenta del amor verdadero. Cuando entró en la secundaria era la típica chica buena y tímida, todos se encargaban de corromperla, o por lo menos a intentarlo. Maia era demasiado inteligente para ellos. Bueno, en ciertas ocasiones. Muy pocas veces había asistido a fiestas que eran organizadas por los “populares” del instituto y en varias ocasiones solían ponerla ebria. Después de tanto sufrimiento ella decidió mudarse a Londres junto a su padre, Kennal. Vive a tan sólo unas calles de la academia de baile y está feliz por el modo de vida que lleva ahora, por haber salido adelante a pesar de todo.

Minutos después nos dio hambre y fui yo la que decidió ir por algo de comer a la cafetería. Mackie cenaría con Jeremiah, así que sólo tendría que pedir comida para dos. Había bastante gente en el lugar, por lo que demoré unos cuantos minutos. Luego de pagar la cena, subí a la habitación nuevamente, pero Mackie estaba ahí, y llorando. Ahí fue cuando caí en la cuenta de que en realidad Jeremiah no iba a darle una sorpresa como esperaba. O tal vez sí, pero no era una sorpresa muy bonita.

Me acerqué a Maia quien consolaba a la prima de Harry. Su llanto era dolorosamente triste y devastador. Sin detenerme a pensarlo me uní a su reconfortante abrazo. Después de unos minutos ya casi no quedaba rastro del llanto de mi amiga.

Duramente me deshice de aquella muestra de afecto y decidí bajar a la cafetería nuevamente para comprar un poco de helado para Mackie. De regreso a la habitación se lo entregué y ella sin dudar comenzó a devorárselo primitivamente. Después de que se calmó, tomó valor y nos contó lo sucedido.

Me sentía muy enfadada y decepcionada. De verdad estaba muy feliz porque Mackie había encontrado al que podría ser su futuro novio. Una hora después mi amiga ya estaba dormida profundamente. Y eso lo supe porque comenzó a roncar fuertemente. Sólo por esta vez no la regañé.

Segundos después mi celular sonó. Era Nathalie, nos avisaba que mañana conoceríamos al dueño del teatro: Johnny Warprosse. Tendríamos la mañana libre y alrededor de las seis de la tarde partiríamos para conocerlo. Le informé a Maia y ambas coincidíamos en que se lo contaríamos a Mackie cuando estuviera despierta. Volteé a verla, dormía como un angelito. Algún que otro sollozo se le escapaba instintivamente, pero dormía como un ángel de todos modos. Eso me abrumó aún más. Le escribí a Jeremiah:

Casada con el EquivocadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora