Capítulo 03

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Nat toma asiento sobre mi cama, así que yo me dirijo al pequeño sofá, quedando frente a ella.

Si pensaba que mi batalla de miradas había terminado, estaba muy equivocada.

Natalia sigue mirándome como si quisiera enterrarme viva en estos mismos segundos y en realidad temo por mi vida con ella en esta situación, no tiene un carácter  del todo explosivo pero si que es bastante expresiva y tiende a tomar acciones casi al instante.

Mi amiga respira profundamente y yo trago saliva.

―Muy bien Ágata Johnson, ¿Desde cuándo se te da por mentir, engañar y básicamente traicionar a tus mejores amigos?

Bueno, si lo dice de esa manera suena bastante dramático.

―En realidad, no los he traicionado ―digo pasando mi mirada de un lado a otro― y engañar es una palabra muy fuerte pero es cierto que les mentí.

Su ceño se frunce.

―Sí, ambos son tal para cual ―masculla tan bajo que apenas alcanzo a escucharla.

―¿Qué? ―suelto con curiosidad.

Ella se reclina sobre la cama para adquirir una pose amenazante.

―Mira, estoy enojada contigo, eso es más que obvio pero Cedric.... él me saca de mis casillas y estoy bastante segura de que él simplemente preferirá fingir que no esta enojado cuando en realidad, esta mucho más molesto que yo. Oh, pero eres su adoración y sinceramente estoy harta de esa situación ―habla tan rápido que no comprendo la mayor parte de lo que dice―, me desespera que no se esfuerce por lo que quiere y...

―Espera, espera ―la interrumpo con las palmas de mi mano extendidas de frente a mi rostro―. Detente Nat, no entiendo nada.

Ella rueda los ojos.

―En resumen ―dice elevando un poco la voz―, estoy diciendo que ambos me desesperan.

―Pero nos quieres ―sonrio―, somos amigos.

Nat suelta un bufido y desliza su cabello detrás de su hombro.

―No me cofundas ―dice― tú ―me señala―, eres mi amiga, Cedric no lo es.

Yo rio ante sus palabras.

―¿Por qué no? Es lindo.

―¿Lindo? Hablamos de Cedric. Ágata, él no es lindo ¿Alguien te ha dicho que tus gustos son pesimos?

Vuelvo a reír y me dejo caer de espaldas al sillón.

―Cedric no me gusta, es mi amigo.

―Hay ocasiones en las que dos amigos terminan saliendo ―dice―, ya sabes, tienen ese conflicto de no querer mostrar sus sentimientos porque temen separarse y todo ese drama.

No puedo evitarlo y en poco tiempo la habitación es invadida por una serie de carcajadas.

―Sí, pero mi vida no es una telenovela ―le digo―. Por los Dioses, él es mi amigo.

―Y si... ―pero Nat no termina de hablar.

Alguien golpea la puerta.

―¿Qué sucede? ―digo mientras camino en dirección a la puerta y tiro de la perilla.

Al inicio me quedo sin palabras y bastante sorprendida.

―Tu mamá... ―se aclara la garganta― no, eso no ―murmura y vuelve a intentarlo―. La señora Díaz dice que bajen a comer ―dice.

Bajo El Mismo CieloOù les histoires vivent. Découvrez maintenant