Capítulo 27 (Segunda Parte)

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Ágata

De camino al baño, suelto un bostezo y me llevo la palma de la mano al cuello donde trato de dar pequeños masajes.

—¿Me dirás cómo fue que te lastimaste? —su voz me hace abrir los ojos e incluso me hace saltar.

Mis ojos se abren de par en par y suelto un pequeño grito.

—¡Oye! —elevo mi voz— No hagas eso, me asustaste.

De repente un dolor en el cuello me hace quejarme.

Y yo que creí que se curaría solo con dormir en un lugar cómodo.

—Tú también me asustas si gritas —me contesta.

Inflo un poco las mejillas y sigo caminando.

—Sería agradable que te disculparas —le digo.

Kay ladea un poco la cabeza.

—Me disculpo, pero la verdad no creo que sea malo haberte llamado, hubiera sido peor si me hubiera acercado sin decir nada —hace la observación.

—Chico listo —murmuro.

Sigo mi camino e incluso paso frente a Kay pero siento su mirada siguiéndome de cerca.

—¿Entonces? —insiste.

—Me lastime como se lastiman todas las personas que tienen tensión en el cuello —le contesto.

Giro para verlo cuando mi mano se coloca sobre la perilla de la puerta.

—¿Estrés? —pregunta con la ceja levemente alzada.

Niego con la cabeza.

—Durmiendo de la forma incorrecta —lo corrijo.

Kay parece estar confundido, se queda pensando y posteriormente se lleva la mano a la barbilla y asiente un par de veces como si hubiera encontrado la respuesta a todas sus preguntas, pero no tarda en volver a mirarme.

—¿En serio? —pregunta.

—¿Por qué te mentiría? —digo en tono serio porque no quiero que se ría de mí.

Le dedico una última mirada antes de girar de la perilla y entrar en el baña.

No tardo mucho en escuchar un leve golpe en cuanto doy mis primeros pasos. Me vuelvo a girar y me topo con la pala de Kay sobre la puerta.

—¿De verdad lo dices en serio? —vuelve a cuestionarme.

Elevo una ceja y trato de lucir lo más seria que puedo.

—Kay.... —hablo despacio— No sé si tú nunca has dormido en una pose poco adecuada o en un lugar incomodo, pero en mi caso, esto es más normal de lo que crees y tal vez ya debería de haberme acostumbrado, pero no es así y por eso me lastimo el cuello o el hombro en algunas ocasiones.

Lo siguiente es algo inesperado, Kay expande una sonrisa en su cara y se desprende de la puerta.

—Iré a ver si en la farmacia tienen algo para ayudar con tu dolor —acto seguido camina directo a su cuarto.

Me quedo parada por un rato sin comprender del todo.

¿De verdad quiere ayudarme o por dentro se estaba burlando de mí?

Hago una ligera mueca y cierro la puerta del baño.

Tengo suerte de que este viernes no tengamos clases ¡Gracias dioses por los días festivos!

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Después de desayunar me voy directo a mi cuarto, Hoy le toca lavar los trastes a Kay así que no ha tratado de hacerme platica como en otras ocasiones.

Bajo El Mismo CieloOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz